Reflexiones y propuesta ante una negociación de investidura
- "Es razonable que se exija estar en el consejo de ministros/cocina para ver cuál es el cumplimiento de lo acordado"
- "La sombra de nuevas elecciones convierte la negociación en una partida de póker y la información que se proyecta a los ciudadanos en un festival de postureo y farsa"
- "Si los ministros actuales son 17, una lógica y justa proporción es que Unidas Podemos tenga cuatro ministros"
¿Es lícito pelearse por los cargos en esta negociación? ¿Es buena idea consultar a las bases o es una trampa? ¿Es que los otros grupos que integran Unidos Podemos votarán los que decidan las bases de Podemos? ¿La negociación se ha vuelto una pelea por la imagen ante la amenaza de nuevas elecciones? Por último, una propuesta de Gobierno.
La controversia en torno a las negociaciones entre Unidas Podemos y Pedro Sánchez para la investidura de presidente da para varias reflexiones.
Peleas por sillones
Vaya por delante que negociar y discutir sobre cargos no me parece mal, sobre todo cuando ya sabemos que negociar solamente programas no sirve si luego no hay nadie en el Gobierno que se comprometa a velar por su cumplimiento. El PSOE que nunca cumple el suyo que promete, menos todavía va a cumplir el que acuerde con Unidas Podemos. Es por tanto razonable que se exija estar en el consejo de ministros/cocina para ver cuál es el cumplimiento de lo acordado. El político quiere disponer del poder para aplicar las políticas que defiende, es lo lógico y decente, no debe ser motivo de criminalización postularse para los cargos en los que se ejerce ese poder.
Consulta a los adscritos
Sin duda la opción de consultar a los adscritos (como ha hecho Podemos) es una fórmula de participación democrática que debe ser bien recibida. El problema, y en eso tiene razón Pedro Sánchez, es que, para que la consulta sea precisa, requiere preguntar sobre los términos del final de una negociación, no sobre algo de lo hablado. Es decir, supone que ya se ha cerrado la negociación y se ha cedido todo lo que se ha podido ceder. Además, en este caso en concreto, la falta de cultura de primarias entre la ciudadanía provoca que la decisión sobre una investidura de presidente la toman tan solo 97.000 ciudadanos que son los que han apoyado la opción mayoritaria de Podemos. Es uno de los problemas de las primarias donde los adscritos no participan masivamente y acaban eligiéndose candidatos por el apoyo de un par de decenas de personas. No estoy diciendo con ello que consultar sea una mala opción, simplemente constato que, desgraciadamente, los resultados no cuenta con mucha representatividad social.
El resto de Unidas Podemos
Aunque, según nos cuentan, las negociaciones con Pedro Sánchez no las está haciendo solo Podemos sino representantes de todo el grupo parlamentario, la consulta a las bases sobre el apoyo o no a Pedro Sánchez para la investidura la ha hecho Podemos, pero no Izquierda Unida, ni En Comú Podem ni Galicia en Común. Todos ellos tienen diputados en el grupo parlamentario de Unidas Podemos. ¿Esos diputados van a votar lo mismo que los de Podemos siguiendo el mandato de las bases de Podemos? ¿No tienen nada que decir las bases de esas organizaciones?
La demanda de una voz propia es un clamor de la militancia de IU que parece que comienza a provocar reacciones en la dirección. Hasta ahora Izquierda Unida se limitó a emitir un comunicado el 10 de julio sobre su postura en la votación de investidura, pero, a mi parecer, algo surrealista, donde si algo parecía claro es que no había intención de preguntar a sus militantes. Dice el documento: “Si el PSOE sigue negándose a negociar sobre propuestas programáticas y sigue creyendo que con 126 diputados de 350 puede gobernar sin acuerdos ni alianzas, votaremos en contra de Pedro Sánchez en el debate de investidura de los días 22 y 23 de julio”. Evidentemente, si no hay acuerdo se vota "No" y si hay acuerdo se vota "Sí". Como no plantean en qué debe consistir el acuerdo, no se está diciendo nada en el comunicado. El asunto se trata en la Coordinadora Federal de este sábado 20 de julio, cuyo documento político de partida, afortunadamente, va concretando y contemplando a las bases, y señala que “Si finalmente el PSOE desbloqueara la situación y se llegara a un acuerdo programático que abriera la posibilidad de que el espacio de Unidas Podemos entrara a formar parte de un gobierno de coalición -como exigen nuestros aliados-, sería nuestra militancia la que decidiría en referéndum nuestra propia posición, con independencia de las posiciones que adopten el resto de los actores políticos de Unidas Podemos”.
La sombra de nuevas elecciones
El problema es que la sombra de unas nuevas elecciones convierte la negociación en una partida de póker y la información que se proyecta a los ciudadanos en un festival de postureo y farsa. Todos tienen el ojo puesto en el coste que les puede suponer a cada uno la repetición electoral, el modo de intentar culpabilizar al otro de la nueva convocatoria y, al mismo tiempo, la forma de intentar ganarse la simpatía de la platea por si deben volver a pedirles el voto. Por eso no sabemos exactamente qué ofrecen unos y qué exigen otros, y vemos a los medios desgañitándose en preguntar a unos y a otros si es verdad que han pedido esto y si han negado aquello. Mientras tanto, los negociadores cuentan lo que consideran que resulta más positivo para su imagen, no lo que de verdad plantean en la negociación. El caso de La Rioja ha sido muy elocuente, hay todo un debate en redes sobre si la diputada de Podemos ha pedido tres consejerías o no.
Propuesta
Tanto Pedro Sánchez como los portavoces del gobierno y del PSOE han dejado claro que aceptan un gobierno de coalición, pero sin la presencia de Pablo Iglesias por ser el máximo líder del otro partido. Veamos si de verdad quieren un gobierno progresista de izquierdas. Mi humilde opinión es que, aún estando Unidas Podemos en su derecho de reivindicar la presencia de su candidato a presidente dentro del consejo de ministros del gobierno de coalición, un sentido práctico de Estado hace oportuno renunciar a ello si así se puede conseguir un gobierno de coalición PSOE-Unidas Podemos. Hagamos números. Unidas Podemos tiene la cuarta parte de diputados que el PSOE. Si los ministros actuales son 17, una lógica y justa proporción es que Unidas Podemos tenga cuatro ministros. Por tanto, una alternativa lógica es incorporar al consejo de ministros al menos estas tres personas: el segundo en la jerarquía de Unidas Podemos (Irene Montero), al líder de Izquierda Unida (Alberto Garzón), del que nadie dudará de su cualificación técnica, y la líder de Galicia en Común (Yolanda Díaz). Los diputados catalanes de En Comú Podem quedarían fuera del consejo de ministros y liberados de asumir las posiciones en política territorial del nuevo gobierno.
Se aprobaría un acuerdo programático público que incluyera las medidas legislativas a aprobar (derogaciones de leyes del PP incluidas) y los compromisos de lealtad por ambas partes.
Con una propuesta de este tipo, Unidas Podemos demostraría su generosidad poniendo por delante de su líder la apuesta por un gobierno de izquierdas, las diferentes organizaciones que integran el grupo serían reconocidas y el PSOE, por primera vez en la historia, mostraría a la sociedad que ser de izquierdas es llegar a acuerdos con otros partidos de izquierda de la sociedad española.