Madrid: mucho entusiasmo, ningún drama
- Carmena es un valor indiscutible que suma electoralmente muchísimo, una obviedad que era imposible que dijera sólo una semana antes
- El acuerdo y su repercusión han hecho pasar a Manuela de alcaldesa a emperatriz
El lunes pasado hubo un debate en un nuevo programa de Telemadrid. Intervenían Íñigo Errejón, Ángel Gabilondo, Begoña Villacís y José Luis Martínez Almeida. Pero inmediatamente se convirtió en un intento de rodeo contra Íñigo Errejón a quien intentaban atacar Villacís y Almeida y acompañaba respetuoso Gabilondo. Un espectador desinformado habría interpretado que Errejón es el actual presidente de la Comunidad de Madrid y por ello pivotaba sobre él el debate con tantísima claridad.
Es sólo uno de los síntomas del cambio de imaginario colectivo que ha puesto en marcha el acuerdo entre Manuela Carmena e Íñigo Errejón para sumar sus respectivas candidaturas e ir de la mano. En ese mismo programa de Telemadrid un periodista de la derecha más reaccionaria explicó que el acuerdo le venía muy bien a Errejón porque Carmena es un valor indiscutible que suma electoralmente muchísimo, una obviedad que era imposible que dijera sólo una semana antes. El acuerdo y su repercusión han hecho pasar a Manuela de alcaldesa a emperatriz.
La web de Más Madrid ha multiplicado inscripciones, en el momento en que escribo este artículo roza las 9.000 personas; las redes sociales de Más Madrid están creciendo a ritmo vertiginoso. De repente Bob Pop se ofrece a ser “la Norma Duval del errejonismo” y El Mundo Today saca una noticia sobre Manuela e Íñigo cada media hora, se multiplican memes y apoyos. Las entrevistas a Íñigo Errejón y Manuela Carmena dan picos de audiencia olvidados… Todos los síntomas objetivos confirman el acierto de una apuesta que ya en abstracto habría defendido cualquier analista político y cualquier dirigente de Podemos que pensara cómo poner en marcha un entusiasmo popular que permitiera invertir el pesimismo generado por el Pacto de la Vergüenza andaluz.
Con todo es evidente que el anuncio ha generado ruido. Pero el ruido hasta ahora no ha expuesto ningún argumento político ni referente a la ciudadanía madrileña. Los aparatos de los partidos tienen una tendencia infalible a ser conservadores y a confundir lealtad con mansedumbre o incluso aquiescencia. Y Podemos tiene la tendencia a dramatizar excesivamente situaciones que no tienen por qué ser trágicas. Ni la discrepancia se tiene por qué canalizar con furia e insultos por redes sociales ni con ese resentimiento personal que hace imposible atisbar ideas políticas como ha sucedido en un par de personas. Esa actitud refuerza las decisiones insultadas. Quién no dudaría frente a un argumento político, en cambio.
La apuesta de Errejón y Carmena parece evidentemente un acierto político. Merece mucha atención, más allá de matices, la reflexión de Javier Pérez Royo recomendando a la dirección de Podemos cierta prudencia y capacidad analítica para entender que la mejor salida para todos es el acuerdo en la candidatura de Más Madrid: es una posición sensata que evitaría errores innecesarios.
Con todo, huyamos del drama. Si la dirección de Podemos cree que la discrepancia (aparentemente metodológica) merece y puede sostener dos candidaturas separadas, es evidente que ambas se encontrarían tras el 26 de mayo intentando formar un gobierno de progreso que expulse a la mafia y el odio que pretenden mantenerse en la Puerta del Sol.
Lo que sin duda es necesario es dejar de hablar de nosotros mismos y volver a hablar de Madrid, de la lucha contra la corrupción, de la defensa de los hospitales, los colegios, la universidad y el metro. De la defensa de un Madrid feminista, justo, democrático y honesto. Decidamos pronto y volquémonos a trabajar, que el entusiasmo generado no está pensando en folletines internos sino en la posibilidad de recuperar el rumbo del país cuando parecía regresar a la Edad Media.
Lo de Andalucía debería dar que pensar a unos cuantos dirigentes de Podemos.