La exvicepresidenta del Congreso de los Diputados Celia Villalobos ha dicho, en el programa de la televisión pública “Los desayunos de TVE” y sin ofrecer un solo dato, que “hay muchos pensionistas que llevan más cobrando la pensión que trabajando”. Miembro del partido que ha saqueado la hucha de las pensiones, Villalobos propone soluciones: “Potenciar los planes de pensiones de empresas, que funcionan muy bien en Europa pero que no funcionan bien en España… Hay que favorecer que los trabajadores tengan una mochila que se llevan a la empresa donde van con un fondo privado, que no necesariamente tiene que ser de un banco, sino un fondo de la empresa donde tu puedes meter dinero”.
Las palabras de la mujer que jugaba al Candy Crush cuando era vicepresidenta del Congreso pueden llevarnos a engaño. Una lectura superficial nos podría hacer creer que es una miserable, una mal nacida que ignora que los españoles ya pagan sus pensiones, que trabajan duro y que es su propio partido, el PP, quien ha derrochado y robado, quien está tratando de desmontar el sistema de bienestar público, quien trabaja para intereses privados. Pero sería injusto. Villalobos solo es una enferma. Padece aporofobia, es decir, miedo al pobre. Sí, rechazo o aversión al peor situado, al más débil, al que carece de futuro.
Este último brote parece grave, pero no es el primero que sufre esta señora. Ya mostró síntomas preocupantes de aporofobia cuando los diputados de Podemos entraron en el Congreso y habló sobre sus peinados: “A mí me da igual que lleven rastas, pero que las lleven limpias para no pegarme los piojos”. O cuando maltrató verbalmente a Manolo, su chófer, muy lento a la hora de recogerla con el vehículo oficial. O cuando estalló el escándalo de las vacas locas siendo ministra de Sanidad y Consumo y sugirió a la población “olvidarse de las gangas y consumir carne con todas las garantías”.
Villalobos tiene todo el descaro, la frivolidad, la sinvergonzonería… y por supuesto la aporofobia, que han convertido a su partido, el PP, en lo que es: un esperpento político, una vergüenza moral y, aún peor, un lastre para España. No saldremos de la mediocridad, de la corrupción y de la amenaza de quiebra mientras no nos libremos de estos indeseables.
Aporofobia !. Gracias Javier por recordarnos la palabra del año pasado. Adela Cortina fué su propulsora; que es habilitada como circunstancia aparente en el Codigo Penal.
Pero, ¿ por quienes estamos gobernados ?. Esto es lo imporrante: Por unos saqueadores de lo público; prevaricadores compulsivos, faltones en tiempo total. Un estado Cañí, y mucho Cañí. Su egolatría, les nubla el raciocinio natural; el partido las usa como gracias pueblerinas, de dicharacheros, campechanos… Vamos, como el charro aquel: Que violaba, robaba, mataba… Por lo demás era más bueno que el pan !. Los ultra aporofóbicos, nos están jodiendo ( con perdón ); aparte de no aprenderse la frase, ni su significado… ¡ Igual Javier arrancan la hoja donde ponga: Aporofóbia, y abren expediente diciplinario a la Academia de la Lengua !. Los valores se tienen, y si nos faltan; se encargan a Zaragoza !.
Qué bueno el artículo…y qué triste lo demás