Ofelia de Pablo y Javier Zurita (Tokio)
Hace media hora los teléfonos de los residentes de Tokio han vuelto a sonar por aviso de terremoto, esta vez 6.1. No sería alarmante, porque es como varias de las decenas de réplicas que sirve últimamente la tierra para desayunar, almorzar o cenar, si no hubiera una central nuclear que no termina de ser controlada. No es alarmante un 6.1 pero quizás haga a más de uno replantearse coger el avión que ha puesto la embajada española para mañana domingo de forma gratuita para evacuar a los ciudadanos españoles que quieran dejar las tierras niponas.
Es cierto que los residentes españoles que no se han ido ya (ya hay muchos que lo han hecho aunque sea de forma temporal, al igual que numerosos extranjeros) no quieren abandonar el país. Lógico. Tienen sus trabajos, sus familias, su vida. Pero la amenaza nuclear y la desinformación es la que les hace tener dudas. Por lado el gobierno japonés lanzando mensajes de tranquilidad, que a medida que han ido pasando las horas han ido rectificando, y por otro lado el anuncio del “fin del mundo” de algunos medios extranjeros. La gente de Tokio ayer ya no sabía que hacer ayer. Si salir corriendo o irse de cañas.
En la calle los japoneses aparentan calma pero no es real. Nadie está calmado por mucho que la ciudad siga su ritmo. Atshukae, que trabaja como traductora, y que no se iba a ir bajo ningún concepto hace un rato nos acaba de confirmar que va a tomar un tren para el sur “unos días fuera, cojo lo básico y por si acaso se complica todo pues desde allí puedo tomar un avión y salir del país”. Otra chica, Yuri, que es camarera en un hotel no quería irse porque perdería su trabajo pero al final se marcha al sur unos días aunque pierda el empleo “mi vida vale más que un trabajo, ya encontraré otro cuando todo pase, al menos allí tengo tiempo de respuesta para tomar una decisión” Los que se quedan evidentemente van al trabajo, a cenar, a dar un paseo. Es evidente, es que están viviendo allí.
Por supuesto que no hay desabastecimiento como algunas cadenas americanas han anunciado a voz en grito, no hay colapso nuclear, ni “Apocalipsis”, ni nada de eso. Pero hay gente asustada, que pasa miedo y que sobretodo está desinformada por culpa de los intereses económicos, gubernamentales, informativos y de todo tipo que están haciendo una ensalada de datos confusos sólo por su propio beneficio. Todo sin pensar que lo que hay allí son familias que lo están pasando fatal porque ya no saben a quien creer.
Un avión estará mañana en la pista para volver a casa “¿lo dejo todo y huyo? –piensan varios de los españoles allí residentes “¿el riesgo es real?” –comenta otro “¿alguien puede dejar de mirarse su propio ombligo y ser capaz de informar adecuadamente a los seres humanos que estamos a 250 kilómetros de Fukushima? –espeta un tercero. Los teléfonos de información de prensa de 24 horas en España del Ministerio de Asuntos Exteriores acaban de afirmar que se enteraron ayer por la televisión de que el ministerio fletaba un avión y que no consiguen hablar con la Embajada española en Tokio porque las conexiones “están muy mal”. Sobran los comentarios.
Actualización: 15.30 horas. Desde la embajada española en Tokio informan de que, hasta el momento, se han confirmado 200 pasajes -de los 250 residentes que se habían interesado-, en el avión fletado por el Ministerio de Asuntos Exteriores para sacar a los españoles del país y que partirá mañana desde la capital japonesa.