“Solo sí es sí”: a debate la modificación del Código Penal que propone el PSOE
- Varias juristas y penalistas reflexionan sobre la propuesta del PSOE incluida en su paquete de 370 medidas
- “La figura del abuso sexual” se ha convertido en “un cajón de sastre que no se adapta a la realidad”, denuncia la jueza Lucía Avilés
El movimiento feminista salió a las calles contra la primera sentencia de 'La Manada' coreando la consigna “no es abuso, es violación”. Desde entonces se empezó a cuestionar cómo se abordan los delitos sexuales en el Código Penal, que distingue entre el primer y el segundo delito mencionados. Los cinco hombres que agredieron a una joven en las fiestas de San Fermín de 2016 fueron en un primer momento condenados por abuso, aunque tras el recurso interpuesto se les acabó condenando por agresión sexual, o lo que es lo mismo, por violación.
Entonces quedó sembrada la duda de si nuestra ley orgánica abarcaba adecuadamente los delitos sexuales contra aquellas víctimas privadas de sentido que pueden estar bajo los efectos del alcohol u otras drogas, o aquellas que acceden a la relación tan solo por miedo. El Código Penal establece que una agresión sexual es un atentado contra la libertad sexual de otra persona que se ejerce con violencia o intimidación. El resto de delitos sexuales sin el consentimiento de la víctima se tipifican como abusos sexuales. El primer delito contempla una pena de dos a quince años de prisión y, el segundo, de uno a tres años de cárcel.
En torno a las críticas al movimiento feminista, los partidos políticos han hecho sus propias reflexiones. En particular, el Gobierno socialista ha optado por sustituir la famosa frase “no es no” por “solo sí es sí” con el ánimo de proteger a aquellas víctimas incapaces en el momento del ataque, por el motivo que sea, de expresar una negación a una relación no consentida.
Sobre esta cuestión versa una de las 370 medidas que el PSOE ha presentado esta semana para atraer a Podemos y evitar la convocatoria de nuevas elecciones. En concreto el partido de Pedro Sánchez ha prometido lo siguiente: “Reformaremos la legislación penal para garantizar que el consentimiento de la víctima sea clave en los delitos sexuales de manera que si una mujer no dice sí, todo lo demás es no. Es decir, 'solo sí es sí'”, han esbozado los socialistas sin ofrecer más detalles por el momento.
“El consentimiento como clave en los delitos sexuales”
En cuanto a la posibilidad de reforzar el consentimiento de las mujeres como “clave” en los delitos sexuales, la presidenta de la Asociación de Mujeres Juezas de España (AMJE), Lucía Avilés, reconoce que actualmente el Código Penal ya recoge todas las conductas ìmpuestas contra el consentimiento de la mujer. “Otra cosa es querer acabar con ese dualismo entre agresión y abuso sexual, que todo sea un atentado contra la libertad sexual. Es decir, que solamente se recoja que toda conducta sexual impuesta contra la voluntad de la víctima y sin su consentimiento es delito”, indica.
Preguntada por si el consentimiento debe redefinirse en la ley orgánica y/o aparecer verbalizado con un “sí” en el Código Penal, Avilés indica que “quizás sería necesario dar una definición de consentimiento para evitar las interpretaciones malintencionadas”, ya que éste “puede darse de una manera expresa o implícita, es decir, mediante actos concluyentes que no ofrecen ningún tipo de duda”. En este sentido recuerda que el Convenio de Estambul, consensuado internacionalmente y ratificado por España, da una definición sobre la cuestión en su artículo 36: “el consentimiento debe prestarse voluntariamente como manifestación del libre arbitrio de la persona considerado en el contexto de las condiciones circundantes”.
El catedrático de Derecho Penal de la Universidad Carlos III Jacobo Dopico subraya que la ausencia de consentimiento determina en nuestro Código Penal el carácter delictivo de un contacto sexual, sin que esté determinado si se expresa de una manera o de otra. "De hecho, exigir que el consentimiento se formalice como una afirmación explícita podría ser extraordinariamente peligroso para la protección de las mujeres", subraya.
En esa misma línea, la profesora de Derecho Penal de la Universidad Autónoma de Barcelona Miriam Cugat Mauri indica que "exigir la verbalización del consentimiento al acto sexual no es solo una tarea peligrosa sino también estéril, pues o nos conformamos con un sí inicial, rebajando el nivel de garantías actual, o exigimos la verbalización continuada e ininterrumpida del consentimiento y la convertimos en una condición de imposible cumplimiento o hasta incompatible con el mantenimiento de la relación misma". Además, en su opinión "limitarse a hablar de la libertad sexual de las mujeres y no de las personas es un retroceso, que recuerda los tiempos en que la violación se definía como 'yacer con mujer', y el hombre no podía ser víctima de este delito, sino de otro de menor entidad como los abusos deshonestos", añade.
Diferenciación entre abuso y agresión sexual
Tras la indignación que había suscitado que el delito cometido por los cinco agresores sexuales de La Manada fuera considerado “abuso”, el Gobierno de Mariano Rajoy encargó la revisión del Código Penal a una comisión de expertos. Las intenciones del PP de modificar el Código Penal cayeron en saco roto con la convocatoria de elecciones.
La sección de Derecho Penal de la Comisión General de Codificación acordó que en el Código Penal se suprimiera la palabra “abuso” y que todos los delitos sexuales fueran considerados “agresión o violación” para facilitar su comprensión por la ciudadanía. Además también se aconsejaba que “la actuación conjunta de dos o más personas” fuera un agravante que elevara la pena de cualquier delito sexual al que se aplica cuando hay violencia o intimidación.
La abogada Mara Monreal Rodríguez, especialista penalista y de familia en Málaga no comparte la idea de suprimir la palabra “abuso” solo porque la ciudadanía lo perciba como un delito leve. “Abuso actualmente es un delito sexual que tiene, por otra parte, una pena bastante alta. Creo que a veces hay un problema en querer acercar tanto el derecho a una sociedad que no está preparada para entenderlo”, indica. Sin embargo, sí está de acuerdo en modificar el Código Penal de manera que “a la vez que agravamos el hecho de la falta de consentimiento explícito, informemos a la gente de que un abuso no es una tontería”.
En este sentido, Avilés afirma que ahora mismo “la figura del abuso” se ha convertido en “un cajón de sastre que no se adapta a la realidad” al incluir fórmulas tan variadas como “el tocamiento de un pecho o mantener relaciones sexuales con una persona privada de sentido con sumisión química”, aunque abuso sexual siempre recibe un reproche menor que una agresión. Por eso, defiende que "se acabe con la dualidad entre agresión y abuso sexual y se establezca una graduación" de un mismo delito "en función de las circunstancias que ocurren”. La jueza recuerda además que el movimiento feminista en ningún momento ha pedido el endurecimiento de las penas, sino que "se llame a las cosas por su nombre".