Altamira Gonzalo: “La custodia compartida es un engaño a las mujeres y un daño a los menores”

  • Entrevista a la abogada feminista Altamira Gonzalo Valgañón

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De tanto que va y viene de Zaragoza a Madrid Altamira Gonzalo Valgañón se sabe de memoria hasta las curvas que hay en las vías del ave. Y es que la abogada especializada en Derecho de Familia y Derecho Comunitario, y ahora recién jubilada, es un “must” del feminismo español tan requerida en la capital como en el resto de provincias por poner como nadie los puntos sobre las íes en la lucha por la igualdad.

En su currículum no solo cuenta haber sido presidenta y vicepresidenta de la Asociación de Mujeres Juristas Themis, o presidenta del Consejo Asesor de Igualdad del PSOE. También se remarca un logro profesional que marcó un antes y un después en la historia de nuestro país. Consiguió la primera sentencia que llevó a un hombre a la cárcel por el delito de impago de pensiones. “Aquel episodio tuvo mucha relevancia ya que aplicó el Código Penal de la democracia, que introdujo este delito. El ex marido de mi clienta fue condenado una primera vez y continuó sin pagar las pensiones para sus hijos, por lo que volvió a ser condenado. Por eso fue a la cárcel y cumplió las dos condenas”, recuerda a cuartopoder.es.

Lo que esta feminista socialista hizo no solo la marcó a ella como abogada y al resto de casos que vinieron después. A la familia que defendió también. “Tanto la mujer como sus dos hijos, pequeños entonces, pasaron necesidades económicas importantes. Él era un empresario que ocultó sus bienes para no ser obligado a pagar. Su hijo y su hija son ahora abogados y cada vez que me los encuentro, sobre todo al hijo, me dan las gracias por lo que les ayudé cuando más lo necesitaron”, cuenta.

Vocación no elegida

Pero lo de llevar toga no fue algo querido por Gonzalo Valgañón. A ella lo que le latía era estudiar Medicina. “Mi padre, que era muy listo y bueno, pero un poco frustrado del Derecho y bastante mandón, me dijo que, o estudiaba Derecho o no me pagaban la carrera, que, como tenía que estudiar fuera de mi cuidad, era costoso. Así que, como lo que sobre todo quería era irme fuera, acepté y me matriculé en la Facultad de Derecho de Zaragoza”. Decisión aquella de la que nunca se ha arrepentido. “Tampoco tuve ninguna duda cuando terminé en que quería ejercer como abogada. Ha sido una pasión. Creo que es lo que mejor sé hacer en la vida y si en algún sitio me he sentido bien segura, es en la sala de vistas de un juzgado a punto de empezar un juicio”, resalta.

Y de sentirse como pez en el agua en los tribunales a ponerse las gafas violetas solo hubo un paso. “Primero me puse las gafas rojas, las de la lucha de clases. Cuando empecé a ejercer allá por el año 1974, las leyes eran tan machistas que no era posible ser abogada y no ser feminista si tenías un mínimo de sensibilidad social. Yo era responsable de lo que hacía profesionalmente, pero mi cuenta del banco la tenía que abrir mi marido. Yo le debía obediencia legalmente a él. ¿Por qué? Los dos habíamos hecho una carrera, el mismo esfuerzo, pero yo no tenía los mismos derechos que él. ¿Cómo no rebelarte contra esta injusticia? Así que las gafas moradas me las puse enseguida, a los veinte y pocos. Las abogadas hemos dado mucha caña desde hace muchos años al menos para cambiar las leyes”, recalca.

– ¿La mujer es el sujeto más vulnerable de la sociedad y de la justicia?

"A las desigualdades de género se suman las desigualdades de clase"

– Indudablemente, sí, junto con niñas y niños. La desigualdad entre mujeres y hombres es estructural y es global. Afecta a todos los ámbitos de la vida y a todas las mujeres del mundo, aunque no de la misma forma, porque no es lo mismo ser mujer blanca en los países nórdicos que ser mujer negra en el Sahel. A las desigualdades de género se suman las desigualdades de clase. Pero todas, todas, por el hecho de ser mujeres, somos educadas para los otros, para gustarles y agradarles, para estar al servicio de los varones. Y, por tanto, ellos son educados en la dominación, en la superioridad sobre las mujeres.

Cuando unas personas tienen el derecho de hacerse obedecer y es desobedecido, puede corregir al sometido desobediente, en este caso, a las mujeres. Este derecho de los hombres de hacerse obedecer por las mujeres, lo recogía de manera expresa nuestro Código Civil hasta el año 1975 en su artículo 57 para las mujeres casadas. El feminismo ha evidenciado estas y otras muchas desigualdades entre mujeres y hombres y viene luchando desde hace muchos años para conseguir la igualdad efectiva para las primeras. Lo que ocurre es que no es una tarea fácil.

– La violencia de género es una lacra estructural, ¿la lucha contra ella ha de ser sin cuartel?

"Una sola mujer que sea asesinada tras haber puesto una denuncia, es un gran fracaso"

– La violencia de género es mucho más que una lacra, es la manifestación más grande de la desigualdad entre mujeres y hombres. Debemos entenderla en sentido amplio, como lo hace el Convenio de Estambul, de manera que hemos de considerar que no solo es violencia de género la que tiene lugar en las relaciones de pareja por parte del hombre sobre la mujer, sino también la violencia sexual, la mutilación genital y los matrimonios forzados.

La ley Integral que se aprobó por el Gobierno de Zapatero en 2004, fue un instrumento nuevo que sirvió de ejemplo en muchos países del mundo para luchar contra la violencia sobre las mujeres como consecuencia de la relación de pareja. Soy de la opinión de que continúa siendo un instrumento necesario que, a pesar de todos los años trascurridos desde su entrada en vigor, no ha desplegado toda su eficacia porque no se la ha dotado económicamente de manera suficiente.

Por ejemplo, son muy insuficientes los equipos de valoración forense integral en relación con los que serían necesarios para hacer una adecuada valoración del riesgo y de los daños existentes en cada caso denunciado. Una sola mujer que sea asesinada tras haber puesto una denuncia, es un gran fracaso y la prueba palmaria de que no se valoró de manera correcta el riesgo que tenía de volver a ser maltratada, con mayor gravedad en la última ocasión. De manera que yo creo que contamos con buenos instrumentos, que se deben mejorar.

Obviamente, esta lucha no admite cuartel y solo cabe mejorar los medios para terminar con ella, fundamentalmente la educación. Si algo hemos aprendido en estos años, es lo difícil que es erradicar la violencia de género, porque la relación de poder-sumisión entre hombres y mujeres es estructural, está enraizada en la ideología y las ideas son difíciles de cambiar. Solo la educación conseguirá a medio y largo plazo cambiar los modelos de relación entre las mujeres y los hombres.

– ¿Qué parte de responsabilidad tiene la justicia en esta lucha?

– Pienso que la justicia tiene mucho que mejorar para lograr que las mujeres confíen en ella y acudan a denunciar como medio para lograr la paz en sus vidas. Esta mejora de la justicia se refiere al tratamiento que se les da a las mujeres en sede judicial; a la incredibilidad de la que son objeto frente a las personas que acuden a denunciar cualquier otro delito; a la hostilidad con la que son tratadas con frecuencia y la falta de comprensión por parte de todo el sistema judicial, en general, de cómo opera la violencia de género y sus secuelas en las personas que la sufren; el rigor y la dureza con la que son tratadas, la sospecha y la duda que se tiene sobre la supuesta finalidad espuria de sus denuncias. Hay mucho que cambiar en el tratamiento judicial de la violencia de género, aunque hay que reconocer que hemos avanzado mucho en relación a la situación anterior a la ley integral.

– ¿Los derechos están menos consolidados que nunca?  

"Los derechos cuesta mucho conquistarlos y es muy fácil que nos los quiten"

– La verdad es que, aunque ya sabíamos porque en nuestro país ya había ocurrido, que los derechos conquistados por las mujeres y reconocidos legalmente durante la Segunda República, el franquismo los derogó, todos, en el año 1939, lo habíamos olvidado. Y, desde el inicio de la democracia, habíamos ido avanzando y dando pasos hacia adelante en la reconquista de aquellos derechos, porque básicamente eran los mismos, el divorcio, el aborto, la igualdad en el matrimonio….

Habíamos perdido de vista que los derechos cuesta mucho conquistarlos y es muy fácil que nos los quiten. Cuando llegó el PP en la segunda época, la del 2011 en adelante, fuimos viendo, con estupor, cómo nos los arrebataban con gran facilidad, a golpe de BOE, y con la crisis económica como disculpa para amenazar el derecho al aborto. Y volvimos a salir a la calle y a empezar. Es cansado, pero es dialéctica pura.

– ¿Sigues sin estar de acuerdo con la custodia compartida porque al final es la mujer quien carga con todo?

"Estoy de acuerdo con la custodia compartida cuando la pareja convive"

– Yo estoy de acuerdo con la corresponsabilidad, o sea, con la custodia compartida cuando la pareja convive. Y estoy de acuerdo con lo que pacte una pareja cuando rompe. Pero estoy en total desacuerdo con las custodias preferentes, generales o impuestas, porque tienen como finalidad el abaratamiento en la ruptura para los varones y ocasionan sufrimientos a menores cuyas consecuencias nadie se molesta en averiguar.

Mientras las excedencias por cuidado de menores sigan recayendo muy mayoritariamente sobre las madres; mientras los contratos de trabajo a tiempo parcial sigan siendo efectuados muy mayoritariamente por mujeres, la custodia compartida es un engaño a las mujeres que ocasiona daño a los y las menores. Me gustaría que se pusiera el mismo empeño en conseguir relaciones de igualdad en la pareja cuando convive, que son más que las que rompen.

– ¿El permiso de paternidad es la solución?

– El permiso de paternidad igual, intransferible y obligatorio es una medida para avanzar en la corresponsabilidad. Pero no es la solución. Porque la discriminación a las mujeres se produce no solo con motivo del parto, sino antes, en el acceso y en el desarrollo de la carrera o la vida laboral. Los hijos requieren permisos para cuidarlos cuando están enfermos, llevarlos al médico, ir a tutorías.

Creo que la transición para lograr la igualdad pasará por hacer obligatorios estos permisos a medias entre la madre y el padre, para que no afecten peor a una que a otro. Y desde luego son totalmente necesarias escuelas infantiles 0-3 años.

– ¿Las mujeres tienen que denunciar?

"Para denunciar, tienen que sentirse arropadas, seguras"

– He hablado antes de las dificultades que tienen las mujeres una vez que se han decidido a poner la denuncia. Antes, tienen que tomar la decisión personalísima de denunciar. Para eso tienen que sentirse arropadas, seguras, estar firmes.

He aprendido que es una decisión crucial en la vida. Porque es romper y denunciar a la persona que elegiste en la vida para compartirla con él e incluso para tener tus hijos, No es una decisión banal. Por el contrario, es una decisión muy dura. Pero también es arriesgada, es el momento de mayor peligro para una mujer maltratada. Por eso mi labor es asesorar y apoyar, pero jamás decir que debe denunciar y mucho menos reprochar por qué no lo ha hecho antes.

La denuncia es una forma que debe ser eficaz para alejar al maltratador de la mujer maltratada y que esta pueda iniciar una vida independiente y en paz. Pero no es la única; por eso me parece tan importante que, en el Pacto de Estado contra la Violencia de Género, traducido en ley en el mes de agosto de 2018, se hayan contemplado otros medios, diferentes de la Orden de Protección, que requiere obligatoriamente la interposición de una denuncia, para acceder a los recursos y ayudas que tenemos para mujeres víctimas de violencia de género.

– ¿Cómo puede ser que el Síndrome de Alienación Parental se siga dando por bueno en los tribunales?

– Actualmente se está introduciendo en los tribunales por otros medios, a través de los coordinadores parentales. Y la Real Academia de Medicina acaba de introducir la palabra en su diccionario, como una forma de maltrato infantil. Son acometidas neomachistas que se producen casual y sospechosamente de manera simultánea.

El SAP, la custodia compartida general o preferente, el mito de las denuncias falsas y ahora los coordinadores parentales han sido todos creados en Estados Unidos por movimientos contrarios a la igualdad y los han ido, los están extendiendo por otros países. En España uno de los principales difusores de los coordinadores parentales y del SAP es el juez en excedencia, Francisco Serrano, miembro destacado de Vox.

– Hay dos temas candentes en la lucha feminista como son la prostitución y los vientres de alquiler. ¿El cuerpo de la mujer sigue siendo el campo de batalla amparado por partidos políticos que lo abanderan?

"Deben ser consideradas manifestaciones de violencia de género"

– Son dos formas de explotación de las mujeres, en su cuerpo, pero con afectación a toda su persona. Pienso que deben ser consideradas como dos manifestaciones más de violencia de género. La prostitución es trata en su inmensa mayoría. Decía la prensa hace unos días que, de cada diez mujeres prostituidas, seis fueron explotadas en trata cuando eran niñas.

No nos engañemos. Es la nueva esclavitud. No hay libertad para decidir qué hacer cuando tengo necesidad. La necesidad me impide ser libre. Por eso pienso que urge aprobar una ley que, no solo aborde la trata con fines de explotación sexual, sino que aborde también la sanción penal de la compra de sexo; que penalice a los puteros y contemple medidas y recursos para facilitar que las mujeres prostituidas puedan vivir al margen de las redes que las explotan y esclavizan. Una ley que prohíba el alquiler o venta de inmuebles para la prostitución y que penalice severamente el proxenetismo.

Creo que también hay que reflexionar sobre la pornografía; cómo conseguir que no sirva como medio de educación sexual de nuestra juventud; cómo prohibir, como han hecho en Inglaterra, el acceso a los menores de 18 años. La educación en igualdad requiere una educación sexual bajo unos parámetros de respeto e igualdad.

– ¿Qué hay de la explotación reproductiva?

"No conozco ninguna mujer rica que haya gestado para otra persona"

– Los vientres de alquiler son otra forma cruel de hacer negocio con el cuerpo de las mujeres pobres, porque no conozco ninguna mujer rica que haya gestado para otra o para otro. Ser madre o ser padre no es un derecho. Ese derecho no existe en ningún catálogo de derechos. Es un deseo que puede ser satisfecho mediante la adopción, cuando biológicamente no se puede o no ser quiere tener hijos, Y en esto, tenemos tarea pendiente, pues no puede ser que el procedimiento de adopción sea tan lento y tan costoso. Hay muchos niños y niñas abandonados que esos sí tienen derecho a que una familia los arrope y los críe con cariño.

No hay alquiler de vientres altruista; es un engaño. La proposición de ley de Ciudadanos, que dice que responde al modelo altruista, prevé una serie de compensaciones económicas, ilimitadas en su cuantía, que lo desdicen. El alquiler de vientres es el paradigma del neoliberalismo. Todo lo que se pueda conseguir con dinero, es legítimo. Y yo lo siento, pero creo que no podemos vivir sin principios y quienes promueven el comercio de vientres, no los tienen y tampoco son respetuosos con la ley.

De manera que no solo estoy en contra del proyecto de ley de Ciudadanos, sino que creo que deberíamos dejar más clara en nuestra legislación la prohibición y correspondiente sanción a quien la viole y creo también que debemos perseguir alguna norma internacional que prohíba el alquiler de vientres en todo el mundo. Para evitar que en medio mundo se prohíba y en el otro medio, el más pobre, se permita y se generalice el tráfico.

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