“Las mujeres no son graciosas” y otros mitos sobre las humoristas
- La historia de Paula Púa -el inicio casual de una imparable adicción al escenario- es la de muchas humoristas que, recientes o veteranas, siguen abriendo camino
- “No nos están dando la oportunidad sino el espacio. La oportunidad se la han labrado a base de ir a bares y hacer stand ups las colaboradoras", dice sobre su programa Thais Villas
Paula lleva los ojos fuertemente delineados, los labios rojos, vaqueros y una camiseta. Es domingo, hora de cenar pero mayo alarga las horas de sol. Sobre unas tablas sin sujeción a la base, se sube al escenario y coge el micro. A los tres minutos suelta: ”Volvía de fiesta, iba por una calle, estaba oscuro y vi una silueta. Pensé “buah, es un cantante de ‘trap” pero era un violador, ¡menos mal!”. Y el público, un puñado de amigos y cómicos, le da a ‘me gusta’ y ‘compartir’ en la vida real. La carcajada es el premio.
Esta valenciana de 26 años -Paula Cantó como firma y Paula Púa como pseudónimo- lleva desde octubre del año pasado puliéndose en los llamados ‘open mics’, espacios donde los aspirantes y curtidos humoristas prueban cómo dar con la dosis perfecta de teatro, sarcasmo y giro de guión. Con 16.500 seguidores (y subiendo) en Twitter, Paula también tantea vía redes sociales qué chistes triunfan más.
Desde hace cuatro meses compagina ser guionista de un programa de Risto Mejide con su pasión: los monólogos. “Procuro hacer comedia en vivo una vez a la semana”. Un esfuerzo extra para quien se define como “la típica que evitaba exponer delante de clase”. Ahora caza risas compartiendo que va al psicólogo, su precariedad o la última relación fallida. “Salí con un mago y lo peor es que desapareció y no sé si no quiere estar conmigo o está ensayando”.
La historia de Paula -el inicio casual de una imparable adicción al escenario- es la de muchas humoristas que, recientes o veteranas, siguen abriendo camino en un ámbito que, como muchos otros, está masculinizado. A falta de datos concretos sobre el humor, que tiene además vertientes literarias, teatrales y musicales, nos remitimos al Anuario de Estadísticas Culturales de España. En consumo las mujeres superan a los hombres. También lo hacen en estudiar audiovisual con un 64% de alumnas pero en empleo los datos son en contra: de 2011 a 2015 hubo una caída, pasando del 45% al 40,1%.
¿Hay machismo en el mundo del humor?
Paula ha revisado hechos pasados a partir de estar en escenarios como ‘Riot Comedy’, un ‘open mic’ solo de chicas. “Cuando tenía 13 años veía ‘El Club de la Comedia’. Un amigo me dijo si no me animaba a hacer algo parecido y respondí “es que las chicas no somos graciosas”. Ahora me doy cuenta de que era absurdo pero como apenas veía chicas entonces te lo creías”.
La guionista Penny G., impulsora de ‘Riot Comedy’, tiene 29 años y colabora con ‘Señoras Fetén’, un joven programa conducido por mujeres. “Si te has recorrido los ‘open mics’ los últimos tres años entiendes por qué cree ‘Riot Comedy’: No había ‘show’ sin chiste machista, las mujeres no participaban por pura incomodidad. Yo, la primera”. Comenta que al principio esperaba solo a jóvenes pero el perfil es muy variado. “Hay madres, gente del colectivo LGTBIT+ y mujeres mayores. La última vez se subió una mujer de 80 años. Fue un resplandor”.
Elsa Ruiz, 32 años de vida y trece de cómica, considera que ya era hora de visibilizar a las mujeres. “Parece que es nuevo pero no”. Ella cuenta además una vivencia que en España es aún inusual. “Hice de un personaje de chica. Luego me di cuenta de que el personaje era mi yo de entonces”. Y no teme admitir que llegar a esa conclusión fue un proceso duro: “Pasé por una profunda depresión hasta conocerme a mí misma”. Prefiere no considerarse referente sino precedente. “Qué triste es si no para el conjunto que yo sea pionera en el año 2019”.
Patricia Sornosa tras 25 años de recorrido y seis profesionalizada no duda en afirmar que hay humor machista, humor hecho por mujeres y humor feminista.
“He llegado a la conclusión de que machismo es el egoísmo de quien tiene poder. Veremos a mujeres usurpando puestos de manera machista para beneficiarse ellas mismas. Y feminismo no es cambiar hombres por mujeres sino cambiar el juego”. Sornosa, que prepara ahora un bloque temático sobre cómo la mujer se pliega al mandato de la moda, se ha reapropiado de su imagen hasta convertirla en sello visual. “Raparme fue acertado porque genera un ‘shock’”. Y confiesa estar orgullosa de haber podido hacer chistes sobre un tema duro, la prostitución, sin convertir a la prostituta en una muñeca. “Me llevó tres años conseguirlo”, desvela.
Otro gran reto es la libertad sexual. “Nuestro propio aparato genital es un desconocido. El porno no enseña nada salvo humillar y nos extrañamos luego de ‘La Manada’”. Esta sexualidad invisibilizada tiene otro efecto. “Si las tías no hablamos de pollas y de promiscuidad parece que no nos hacen caso”, apunta Patricia Espejo, cómica también valenciana, que detecta cierto morbo en esa ‘validación’ masculina.
Su experiencia tras nueve años de profesional es de haberse visto expuesta a situaciones machistas solo el 10% de veces, pero las que ha tenido las recuerda. “Ha pasado que alguien que me ha contratado se pensaba que podía acostarse conmigo, que algún cómico veterano me soltaban que si me enrollaba con él me iba a ir mejor o espectadores que me han insultado y dicho de todo”. Estos hechos provocaban en ella tensión y malestar. “A veces iba con la escopeta tan cargada que no aguantaba nada, me bajaba en el descanso y si algún asistente me había dicho algo exigía al dueño del local que lo echara”.
Sobre si ha sufrido brecha salarial, destaca un posible caso: “Una vez trabajé de guionista en un programa y cuando me fui, metieron a un hombre con la misma experiencia que yo y cobraba 800 euros más. Ahora, cuando llego a un local lo primero que hago, aunque suene feo, es preguntar cuánto cobra el otro”.
Visibles pero ¿al mando?
Thais Villas es uno de los rostros más reconocibles en la televisión. Periodista de formación, ganó fama por ser una reportera sin pelos en la lengua en ‘El Intermedio’. “Tuve la suerte de que el director del programa miró más allá de mi aspecto porque no olvidemos que televisión es físico”. Presenta ahora ‘Las que faltaban’, un programa solo de mujeres. “No nos están dando la oportunidad sino el espacio. La oportunidad se la han labrado a base de ir a bares y hacer stand ups las colaboradoras. Y las invitadas que se emocionan de que las llamemos”. No duda en afirmar que lo que hace falta son mujeres en los despachos. El conocido techo de cristal.
Hay proyectos que desde cero empiezan con mujeres al frente. Coñumor lo llevan cuatro conocidas que conciben su espacio como un servicio público. Se celebró en 2018, una edición en el Retiro y otro en Rivas Vaciamadrid. “Consideramos que existe un humor feminista, hecho de abajo hacia arriba y sin caer en la represión de las minorías. Y lo hicimos porque en otros festivales no había mujeres o, acaso, una o dos como ocurrió en Valencia”.
Esta sensación la comparte Virginia Imaz, payasa galardonada en 2017 con el Premio Emakunde a la Igualdad por el Instituto Vasco de la Mujer. “Como artista te posicionas. Y no posicionarte también es una postura”. Y comenta: “Tengo la etiqueta de que hago espectáculos sólo para mujeres y me programan muy poco desde cultura”. Con 30 años ya sobre las tablas, el feminismo le vino dado. “Cuando empecé a hacer de payasa me dijeron que hacía cosas para mujeres, que era radical y malfollada, que hablaba en femenino y contaba cosas... ¡¡¡desde el punto de vista de una mujer!!! Para partirse de risa si no fuera tan trágico”.
Isabel Franc, cómica de la pluma y novelista de una trilogía lésbica, considera que de siempre se ha considerado el humor universal y estándar el masculino. “Lo que interesa a las mujeres ‘solo es para ellas’”. Junto a otras compañeras lanzó el libro ‘Las humoristas’ y reflexiona: “¿Será que en el humor pasa como en la alta cocina? Los grandes chefs son hombres pero las que hacen a diario la comida son ellas”.
Y del pensamiento, Lucía Lijtmaer pasó a la acción, dando cabida a la cultura de guerrilla, entre ellas el humor, en el festival ‘Princesas y Darth Vaders’, que ya va por su quinta edición. Y copresenta una vez al mes junto a Isabel Calderón ‘Deforme Semanal’. “Creo que el auge del feminismo tiene que ver con un cambio intergeneracional y que el capital se ha dado cuenta de que más de la mitad de la población también se quiere reír con perspectivas diferentes”. Como el resto de entrevistadas deja un mensaje rotundo: “Tenemos que inundar de mujeres todo y trascender al ‘mainstraim’ porque aunque parezca que hay ebullición es increíblemente minoritario aún”.
*Contactamos con Eva Hache y con Asaari Bibang por la calidad de su trayectoria pero al final por cuestiones de agenda no pudieron participar.