Sánchez, preocupado por el cuánto y el cuándo de los fondos europeos
- En el mejor de los casos, España recibiría su parte del Fondo de Rescate en
primavera de 2021
- Pedro Sánchez intenta y seguirá intentando evitar el MEDE a toda costa, porque sabe que esa circunstancia sí podría convertirse en su tumba política
La cumbre europea no pinta bien para los intereses de España e Italia y del sur de la UE, en general. La Europa a 27, donde los grandes acuerdos se toman por unanimidad y, en la práctica, un voto en contra es un veto, ya no sigue los designios marcados por el eje francoalemán.
Durante todo el fin de semana, la canciller alemana, Angela Merkel, y el presidente francés, Emmanuel Macron, se esforzaron por conseguir un acuerdo y sortear las exigencias de los países conocidos como “frugales”, con el holandés Mark Rutte a la cabeza, exigiendo rebajas de los subsidios y condicionalidad a ese Fondo de Recuperación que intenta sacar la UE y que debe incluirse dentro de los futuros presupuestos de la UE, de 2021-2027. Pero para Pedro Sánchez no solo es un quebradero de cabeza la cuantía a la que podrá acceder nuestro país condicionada a ajustes y reformas y cuánto dinero del recibido podrá destinarse a subsidios, sin condiciones. A esta cuestión tan importante se le une la necesidad acuciante del Ejecutivo español de saber cuándo llegarán esos fondos a España, o cuándo dispondremos de liquidez.
En el pasado mes de mayo, la vicepresidenta económica, Nadia Calviño, aseguraba de forma tajante que España no necesita acudir al MEDE (el fondo al que acudieron Grecia, Portugal o Irlanda, en la pasada crisis financiera de 2008, que venía acompañado de los “hombres de negro” y de una serie de recortes y reformas impuestas por la propia UE) porque tenemos liquidez. Pero las negociaciones se ralentizan y la solución no llega. Además, en el momento en que se pongan de acuerdo países como Holanda, con otros como España o Italia (apoyados por Alemania y Francia, en este caso), apenas se habrá comenzado con una tramitación que requiere nuevos acuerdos y el tránsito por una gran burocracia , antes de poder ser considerado aprobado y listo para ser distribuido el dinero entre los diversos países más afectados por la COVID-19. Según los cálculos de altos funcionarios europeos consultados por cuartopoder, la parte que corresponda a España no llegará hasta marzo o abril, en el mejor de los casos, cuando, además del Fondo de Rescate se apruebe también el Marco Financiero y el Presupuesto de la UE para 2021-2027 y varios de los países miembros refrenden en sus respectivos parlamentos ese Proyecto presupuestario, tal y como exigen sus respectivas Cartas Magnas.
La cuestión es que la liquidez que Calviño decía que tiene España va a ir menguando por el pago de pensiones, subsidios y ayudas a las familias en diferentes formatos y es bastante arriesgado confiar en que los bancos seguirán adelantando liquidez a partir de 2021. Si no hay prestamos de los bancos y el Banco Central Europeo (BCE) rebaja su plan de compra masiva de la deuda que emite tanto España como otros países que han sufrido con más intensidad la covid-19, a nuestro país le quedarían pocas alternativas, más allá de recurrir al MEDE y someterse a los designios de los “hombres de negro”.
Pedro Sánchez intenta y seguirá intentando evitarlo a toda costa, porque sabe que esa circunstancia sí podría convertirse en su tumba política. No depende de él o, mejor dicho, no solo de él, sino de los 27 mandatarios que llevan todo el fin de semana discutiendo sobre la cantidad y la condicionalidad de ese dinero, pero la imposición de un nuevo “austericidio” a cambio del crédito que nos concediesen le llevaría a una situación de tensión máxima dentro del Ejecutivo, entre PSOE y Podemos, así como a correr el riesgo de que parte de sus votantes entren en pánico y le retiren su confianza, para darla, así sea a regañadientes, al PP, por ver si con el partido de Pablo Casado se puede invertir la tendencia y acelerar la salida de la crisis, independientemente de los sacrificios que ello conlleve.