PLENO
Sánchez cita a los partidos para unos nuevos Pactos de la Moncloa recibidos con escepticismo
La posibilidad de que la crisis del coronavirus desemboque en una reedición de los Pactos de la Moncloa no pasa, por el momento, de la intención del presidente del Gobierno, Pedro Sánchez. El líder del Ejecutivo ha anunciando este jueves en el Congreso de los Diputados que convocará a los partidos para un "gran acuerdo nacional para la reconstrucción económica y social" para la semana que viene. En la oposición se ha encontrado con críticas y escepticismo.
La intención del presidente del Gobierno es integrar en ese "gran acuerdo" no solo a partidos, sino también a agentes sociales y a los presidentes autonómicos. "Todos estamos llamados a estos pactos", ha explicado el presidente sin dar más detalle. Ha sido el vicepresidente Pablo Iglesias, con el que Sánchez habló anoche sobre este acuerdo, el que ha dado algunas pistas del posible espíritu de esos pactos en su Twitter: "El constitucionalismo social y democrático, la defensa de lo público y lo común y una Europa social y solidaria representan hoy el interés general". La sesión tiene por objeto la validación por parte del Congreso de la última ampliación del Estado de alarma que llevó a cabo del Gobierno en plena crisis del coronavirus. En esta ocasión, se prevé que el trámite obtenga la mayoría de la cámara, pero sin unanimidad.
Durante la sesión, el líder del PP, Pablo Casado, le ha dejado claro que a Sánchez no le será fácil recabar los apoyos del partido más numeroso de la oposición, al contrario que los de Ciudadanos, que ya ha manifestado su predisposición para este "gran acuerdo". Casado no ha abandonado su tono de dureza y ha acusado a Sánchez de dedicar "más tiempo a buscar subterfugios y repartos de culpa que a encontrar soluciones". El 'popular' desconfía de la "repentina vocación pactista" del presidente, al que ha reprochado su falta de comunicación de la oposición durante esta crisis: "¿Cómo quiere pactar un gran acuerdo si ni siquiera llama para acordar un decreto?". Lejos de la "unidad" que le ha pedido Sánchez, su intervención ha estado cargada de reproches: "Le pido que nos diga la verdad, le cueste lo que le cueste".
Por su parte, Santiago Abascal, dirigente de Vox, ya ha dejado claro que no respalda la acción del Gobierno, argumentando que el Ejecutivo ha ocultado información a los españoles "por razones ideológicas".
El líder de ERC, Gabriel Rufián, también se ha mostrado escéptico con esa reedición de los Pactos de la Moncloa: "Lo que tenemos por delante no se cierra con la cúpula de cuatro partidos un Ejército y un Rey encerrados en un despacho de Moncloa". El dirigente catalán ha dibujado un escenario muy distinto al de 1977: "No habrá Pactos de la Moncloa si no hay un pacto en Bruselas o Estrasburgo". También ha recordado que tampoco hay acuerdo posible si no se sella también en Ajuria Enea en Euskadi o en el Palau de la Generalitat catalana.
El PNV, a través de su portavoz Aitor Esteban, también ha dudado de que el "símil" del Gobierno sobre los "pactos de la Moncloa" sea el más adecuado: "No estamos en 1977". El diputado vasco ha apostado por buscar "acuerdos en las instituciones que ya existen". Aún así, ha aclarado que su formación estará en los diálogos donde "estén en juego los intereses de la ciudadanía" y que actuarán con responsabilidad".
La sesión de este jueves permitirá medir la capacidad de consenso del presidente Sánchez, que durante las últimas semanas también ha tenido que escuchar las críticas de la oposición por la falta de comunicación con el resto de grupo. Mientras, en Moncloa empiezan a construir los cimientos del gran acuerdo
… Cuándo se habla de reconstruir los «Pactos de la Moncloa» tal cual, suena más al «reciclaje» de una acción pasada y de un compadreo político, convertido en el «bipartidismo turnante», y bastante «tunante».
El «trágala» de la santa «transacción», nos trajo hasta aquí de una forma consensuada, entre «guatemala y guatepeor»; con distintos lemas, pero eso sí, desde las más oscuras cloacas, cenáculos de noblezas reales, ajenos a la soberanía de verdad de un pueblo: ciego, mudo, sordo, e inutilizado por esas mayorías calculadas ajenas al cuerpo esencial de una democracia activa y constructiva socialmente.
El chicle de la «transición, se estiró hasta el límite tan imposible de asumir tal elasticidad social, al ser vista (al paso del tiempo) como un «trágala» inasumible; ¿ por qué ?. Una vez abierto el queso y comernos las distintas porciones… ¡ hoy en día de todo aquello solo queda el endeudamiento, la precariedad, las privatizaciones: sanitarias, educativas y unos sindicatos subvencionados (la patronal también), que ven irse a los más formados, no militan en ellos y recelan de tanto compadreo nacional; han visto reducidos sus afiliaciones… al mismo nivel al darse de cuenta en qué situación les llevaron… ¡ sus abanderados !.
Viendo, quienes alardean de aquellas bondades del «maná post franquista», habiendo sido jueces y parte de tal artimaña; que lo mismo fueron: «padres de la Constitución», ( Fraga, Miquel Roca i Junyent)… que hicieron de la transición una dictadura controlada puesta al servicio de los tribunales excepcionales y posteriormente defensores de una realeza suplantadora de una República leal y real al derecho de las urnas.
Está bién sondear, para «el día después»; es muy lógico y se debe de intentar, pués es el medio de un Gobierno de progreso, aunque sea en unas circunstancias poco amables. Nadie, da duros a cuatro pesetas; fórmula esta que se empleaba en la pos guerra por charlatanes, que solo tenían uno (duro) en el bolsillo y un pedazo de hierro para hacerlo sonar… ¡ Nadie, tenía las cuatro pesetas !. Servía para acercar a la gente al negocio, creando expectación, y dudas… ¡ puede ser falso el duro !.
La pobreza, hace del ingenio ser cautos y más siendo reincidentes. Demostrado está, en qué sustrato estamos y quienes nos han traído hasta aquí. Esperamos, que primero se aprueben otras reglas de juego, se participe en un saneamiento y consultemos al Pueblo soberano… ¡ Este, sabe quién es el «charlatán y no puede ofrecer lo que no tiene. Hay que vivir de realidades y un poco más allá !.
Jean Jacques Rousseau: «La igualdad de la riqueza debe de consistir en que ningún ciudadano sea tan «opulento», que pueda comprar a otro. Y ninguno tan pobre que vea la necesidad de venderse».