Que viene el Frente Popular: una revisión de la historia interesada y engañosa
- Desde ciertos sectores de la derecha y próximos al franquismo se suele aludir a este periodo como una época de caos que justificaría el golpe de Estado en julio de 1936
- La mayoría de las muertes son del Bienio Negro, bajo el gobierno conservador. De los casos en los que se conoce la militancia, el 90% de las víctimas eran de izquierdas
Ha echado a andar el primer Gobierno de coalición de la democracia española y sus contrincantes políticos pronostican un futuro apocalíptico. Como si la historia de España de un eterno ciclo se tratara, los partidos de la derecha, especialmente Vox, han comparado a este Ejecutivo con el Frente Popular, la coalición de izquierdas que comenzó a gobernar cinco meses antes de que estallara la Guerra Civil. Desde ciertos sectores de la derecha y próximos al franquismo se suele aludir a este periodo como una época de caos que justificaría el golpe de Estado en julio de 1936.
Los medios de comunicación conservadores y de líneas más o menos radicales también se han afanado en pronosticar unos meses turbulentos. “¿Sobrevivirá España otra vez al Frente Popular?”, se preguntaba Alejo Vidal-Quadras hace unos días en un artículo de opinión en Voz Pópuli donde tilda de “pucherazo monumental” las elecciones que le otorgaron el poder a la izquierda en la Segunda República Española. En un intento de comparar ambos periodos, Santiago Abascal se refiere a las últimas elecciones con el término “fraude electoral”, a pesar de que nadie denuncia manipulación en los resultados.
Además el medio internacional Financial Times, que sin embargo juzga “exageradas” las acusaciones de la derecha contra el Gobierno de Pedro Sánchez, también ha comparado ambos periodos históricos. Su alerta se dirige a la clase política en general: “Parece haber vuelto a la hostilidad y la polarización que precedieron a la guerra civil”. ¿Es así?
Los intentos revisionistas con el Frente Popular
El Frente Popular fue la coalición de izquierdas que venció en las elecciones del 12 de febrero de 1936 y de manera histórica consiguió arrebatar el poder a la derecha tras el bienio radical-cedista. Estaba conformado por el PSOE, el PCE y el POUM, pero el Gobierno estuvo conformado tan solo por republicanos -presidido en un principio por Manuel Azaña-. No fue hasta el estallido de la Guerra Civil, cuando sí decidieron ingresar en el Ejecutivo socialistas y comunistas, como se detalla en este articulo de cuartopoder.es.
Vox ha vuelto a recuperar la idea de que el fraude le sirvió al Frente Popular para alcanzar el poder en las elecciones del 36, aunque es una idea a la que no se suele dar pábulo en la academia. “Hay una predisposición de echar por tierra algo que mayoritariamente está admitido por los historiadores de la época contemporánea y es que la primera experiencia democrática que tuvo este país fue la Segunda República”, explica el historiador Manuel Ortiz Heras, catedrático de Historia Contemporánea en la Universidad de Castilla-La Mancha. “Tan legítima es una victoria en el 31 como en el 36, simplemente los procesos electorales no tenían la pulcritud que tienen hoy”, añade.
Seguramente el líder de Vox se refería a 1936. Fraude y violencia en las elecciones del Frente Popular, un libro de Manuel Álvarez Tardío y Roberto Villa García que trata de demostrar que la izquierda consiguió su amplia mayoría de manera fraudulenta. Varios historiadores reconocidos, algunos de la importancia de Santos Juliá, han criticado duramente el estudio por tener un interés sesgado y varias carencias en la investigación. Ángel Luis López Villaverde desmontó en CTXT cada uno de los fallos para concluir que el libro está “sobrevalorado” y no demuestra lo que anuncia. “Los autores utilizan una serie de excepciones, actuaciones administrativamente ilegales o erráticas para convertir todo aquello en norma del proceso electoral”, indica Ortiz Heras. “Lo que pasó es que nadie esperaba que ganara la izquierda”.
Otra de las estrategias recurrentes de determinados medios y figuras de derechas es achacar al Frente Popular la violencia previa a la Guerra Civil, incluso como método para llegar al poder. Esta violencia, no obstante, la encontramos en gran medida en los conflictos entre los sindicatos y la patronal o los conflictos con la tierra en un país rural cuya reforma agraria era constantemente boicoteada por los grandes terratenientes.
La Segunda República fue un periodo convulso. Hubo un gran número de asesinatos cometidos por los cuerpos y fuerzas de seguridad del estado durante toda la República 1931-1936 y la mayor parte de las víctimas, para sorpresa de algunos, eran de izquierdas. El catedrático Eduardo González Calleja ya lo demostró en un estudio pormenorizado que recoge el libro Cifras cruentas. Durante la Segunda República hubo 2.629 víctimas mortales -más de 1.400 en la revolución de octubre del 34-. De ellas, 1.550 fueron causadas por las fuerzas del Estado, que sufrieron también 455 bajas. La mayoría de las muertes tuvieron lugar en el llamado Bienio Negro, bajo el gobierno conservador o contrarreformista. De los casos en los que el historiador pudo comprobar la militancia, el 90% de las víctimas eran de izquierdas.
Las comparaciones son odiosas
Con el contexto de aguas revueltas de la Segunda República, en una España marcadamente rural y unas clases populares empobrecidas, se intuye que las comparaciones con la época actual son cuanto menos atrevidas. “Como historiador me preocupa que se manipule la historia. La Segunda República y el sistema actual no funcionan para nada igual, además de que la globalización transforma la situación a nivel económico”, señala Ortiz Heras. Además, subraya, "ningún régimen político se autodestruye" y así "la Segunda República solo sucumbió por un golpe de Estado".
Quizás solo haya una comparación posible, según el historiador. “Hay cierto paralelismo con aquel momento por aquello que se ha llamado las dos Españas. El Frente Popular también ganó por un margen pequeño, y esta comparación hasta cierto punto la podríamos admitir”, admite el experto. De hecho la victoria de las izquierdas frente a las derechas se consigue solo por uno o dos puntos porcentuales, aunque el sistema electoral de aquel momento les acabó otorgando una amplia mayoría.