MEMORIA HISTÓRICA
Babío: “El Pazo de Meirás es una anomalía democrática y un símbolo de impunidad”
- Entrevista al investigador sobre la residencia gallega de Francisco Franco durante la dictadura y autor del libro "Meirás: un pazo, un caudillo, un expolio"
- La familia Franco se ha querellado dos veces contra Babío por injurias y calumnias contra el dictador
Fue residencia oficial de Franco durante la dictadura y hasta su muerte. Luego, pasó a manos de sus herederos. En la actualidad, está gestionado por su familia y la Fundación que lleva el nombre del dictador. Pero en su origen, cuando fue diseñado por la escritora Emilia Pardo Bazán, nada de esto estaba previsto. Hablamos del Pazo de Meirás, un lugar que actualmente quiere recuperar el Estado, que tiene una demanda civil abierta contra la familia Franco. A investigar sobre este pazo se ha dedicado prácticamente toda su vida Carlos Babío (Sada, A Coruña, 1967), que también fue concejal del BNG en el municipio que le vio nacer.
En 2018 publicó un libro, junto a Manuel Pérez, titulado Meirás: un pazo, un caudillo, un expolio (Fundación Galiza Sempre). Su trabajo ha servido para ayudar a la demanda del Estado anteriormente mencionada. Y también para irritar a los Franco, que le han interpuesto dos demandas por injurias y calumnias.
Hablamos con Babío en Bruselas, en el marco de la conferencia “Franquismo después de Franco”, organizada esta semana por el grupo de memoria histórica del Parlamento Europeo y donde él fue uno de los participantes.
-¿Qué fue el Pazo de Meirás durante la dictadura?
-Un símbolo del franquismo externamente. Internamente, un expolio, la residencia oficial de la Jefatura del Estado y a partir de la Transición española, una anomalía democrática. Esos serían los titulares principales de este espacio.
-¿Y qué es hoy en día? ¿Qué hay allí?
-Hoy en día es una anomalía democrática y un símbolo de impunidad. Lo gestiona la Fundación Francisco Franco (FFF). No solo a efectos de las visitas, que están obligados a ofrecer por estar declarado Bien de Interés Cultural, sino que además lo aprovechan, sin ocultarlo, para hacer apología del franquismo. Esto lo hacen identificando esta propiedad con un período glorioso de la historia de España.
No nos olvidemos que la apología del franquismo ligada al Pazo de Meirás no sólo está vinculada a la FFF. Esta Fundación es consecuencia de una Transición. En el tardofranquismo y la Transición es cuando se crea. En ese momento también se conceden honores a la familia Franco vinculada al Pazo de Meirás, “el Señorío de Meirás”. La justificación que está dada de este señorío, otorgado a Carmen Polo, lo dice expresamente el BOE firmado por Juan Carlos de Borbón, está vinculada a la figura de Francisco Franco por ser la residencia oficial del Jefe del Estado en un período glorioso y grande para la historia de España.
-Comienzas a investigar este tema por una cuestión familiar. Tu abuela, tu padre y tus tíos fueron expulsados de allí.
"El Pazo tiene muchas caras de represión vinculadas a esa entrega a Franco"
-En 1938, hasta bien entrada la década de los 40, se van a dar episodios de represión brutal, singular en la parroquia de Meirás y en su contorno. Fue ligado a la entrega de la propiedad, a engrandecer esa propiedad aumentando su tamaño y vincular esa propiedad a la residencia oficial del Estado. Muchas personas van a ingresar en prisión antes de la llegada de Franco a Meirás y no se pondrán en libertad hasta que lo abandone. Se obligó a gente a acudir al Pazo a dar vítores a Franco. Se les obligó a poner determinados símbolos en sus casas, a blanquear las paredes de sus casas bajo amenazas. Eso está en bandos municipales. El Pazo tiene muchas caras de represión vinculadas a esa entrega a Franco. Una de ellas va a ser la decisión que toma la Junta Pro Pazo, un órgano que se crea para cuestionar el mal llamado regalo, de ampliar el contorno de la propiedad de unas 6 hectáreas hasta las 9. Hoy es lo que vemos dentro de muros. Fuera de muros, los Franco también van a ir aumentando propiedades a lo largo de los 37 veranos que pasó el dictador allí. Hubo muchos procesos de abusos, incautación de propiedades, etc. En la mayoría de los casos no tuvieron compensación económica alguna.
-Entre esos casos está tu familia.
-En el caso de mi abuela, se le expolia una casa, la vivienda y la finca donde vivía. Va a estar en la miseria más absoluta, en la indigencia, unos 3 años.
-Has dedicado mucho tiempo a investigar el tema, ¿no? Cerca de 22 años de tu vida.
-Realmente he dedicado más tiempo a investigar. No fueron 22, 24 o 26 años seguidos. Hubo momentos de gran investigación y muchos atascos que llevaron meses de no hacerlo porque ya no sabías por dónde seguir. Luego aparecía alguna cuestión que hacía tirar del hilo y poco a poco se fue consiguiendo construir todos los procesos de expolio que se dieron en Meirás.
-¿Qué dificultades te has encontrado? Entiendo que como en otros temas relacionados con el franquismo, el acceso a la documentación no habrá sido fácil.
-Falta mucha documentación que la tuvimos que suplir con memoria oral. Pero sobre todo estamos hablando de la residencia oficial del Jefe del Estado en la etapa fascista española. Todas las administraciones públicas derivaron todo tipo de recursos a Meirás. Por tanto, la dispersión documental en diferentes archivos es muy importante. Si coges el libro verás todas las fuentes documentales que fueron consultadas y hay un vaciado importante en multitud de archivos. Esa fue una de las dificultades. Y la segunda es el funcionamiento de los archivos españoles, nada dados a facilitar las cosas o incluso negar la consulta de documentos sin una base jurídica legal democrática que justifique esa negativa. O documentos en manos de la FFF que escapan al control público. Te pongo un ejemplo. Ahora que los Franco alegan tanto el tema del incendio del Pazo en 1978 para defender la propiedad, hay que decir que a mucha de esa documentación, en concreto lo que tiene que ver con el Gobierno Civil de A Coruña en ese año, el archivo niega el acceso.
-Una vez publicado el libro, el Gobierno se puso en contacto contigo para que le ayudases en el proceso de recuperación del espacio.
-El Estado no llama porque lo demandemos en Galicia así de una manera puntual. Hay un proceso previo de muchos años, con el trabajo de mucha gente, que explica esa llamada. Primero, la reconstrucción monumental que hicimos. Aportamos todo tipo de documentos que demuestran los procesos corruptos que se dieron en Meirás. Esa primera pata nos llevó a hacer documentación pública. Llevamos años trabajando en montar todo tipo de actos de divulgación. Luego, hay que tener en cuenta la movilización social permanente. Desde 1977 tenemos documentadas manifestaciones, reivindicaciones de todo tipo de todo el entramado social gallego para la recuperación pública y la devolución del Pazo.
Además, conseguimos que todo eso saltara a las administraciones públicas gallegas e incluso la derecha gallega lo asumiera como una reivindicación. El PP no estaba antes por esta labor. Estaba en el discurso del regalo. Pero esas patas llevaron a que no pudieran aguantar el discurso negacionista del expolio y tuviera que sumarse. Las administraciones públicas gallegas van a hacer algo más. Crearon comisiones en diputaciones y Xunta con técnicos, juristas, historiadores, el colectivo memorístico, etc. Trabajaron años en la elaboración de informes y propuestas que al final se dan traslado al Estado. Se les dio el trabajo medio hecho. Se le dio unanimidad social, informes técnicos y jurídicos y se le pone a disposición toda la documentación que demuestra lo que decimos. La Dirección General de Memoria Histórica, que dirigía Fernando Martínez, me llamó por teléfono. Comparecí en el Ministerio de Justicia, tuvimos un primer cambio de impresiones. La Abogacía del Estado quiso ver la documentación que manejamos. Esto se traduce en una comisión de trabajo que culmina con la presentación de una demanda civil que aporta más de 8.000 documentos.
-¿En qué punto del camino estamos?
-Se presentó en el mes de julio. Se le dio traslado a la familia Franco para que contestaran. Lo hicieron en tiempo y forma, a nivel de plazos. El juez que va a llevar el caso en primera instancia en A Coruña citó a las partes para una preconciliación el 31 de enero de este año. Todo apunta a que no habrá acto porque los Franco no estarán dispuestos a negociar con el Estado la devolución. Entonces se hará la vista oral del juicio y allí nos veremos.
-¿Qué grado de confianza tienes en una posible devolución?
-Todos los juristas, tanto desde el punto de vista de la Diputación como de la Xunta o de la Abogacía del Estado, con las reservas debidas, son muy optimistas. Fueron los juristas los que propusieron ir por esta vía. Inicialmente la Diputación de A Coruña, donde nace todo esto desde el punto de vista institucional, se planteaban otras vías. Los juristas plantearon ir por ahí porque veían razón más que suficiente para que el Pazo se devuelva. Aceptamos por esa estrategia de devolución. Pero sin encallara, por lo que fuera, existen otras. La demanda no va a terminar en una sentencia desfavorable si se da el caso. La reclamación seguirá porque está en la sociedad. Es una cuestión de justicia.
-Una vez recuperado el Pazo, ¿qué debería haber dentro del Pazo de Meirás?
"La batalla jurídica aún no la tenemos ganada pero la batalla de la decencia sí"
. -Evidentemente estamos en una fase en la que no está encima de la mesa este asunto. Pero hay algunas cuestiones que no parecen tener duda en la sociedad gallega. El Pazo de Meirás es una obra de Emilia Pardo Bazán. Fue un diseño de ella y debe de haber un espacio dedicado a su persona. Otra de las cuestiones es que en ese Pazo deber haber un espacio dedicado a la memoria histórica, explicar lo que realmente pasó ahí y desmontar la versión del Nodo. Que por cierto, ya se encargan de desmontarla los Franco en el propio juzgado. Si ves el escrito de contestación de la familia quieren hacer desaparecer esa mal llamada donación. Lo que justifican es que ellos son propietarios del Pazo por usucapión. Lo que define la ley como ocupación pacífica y sin oposición del propietario de un espacio igual o superior a 30 años. Ellos afirman que después de 1975 a 2019 pasaron más de 30 años donde ellos ocuparon esa finca sin oposición de nadie. Están cambiando el relato que nos vendió el franquismo, que no es otro que el Pazo fue cedido a Franco por regalo de todos los gallegos. La batalla jurídica aún no la tenemos ganada pero la batalla de la decencia sí.
-Recibiste dos querellas de la familia Franco. ¿Fueron por contar un poco todo esto que me estás contando en la entrevista?
"Que sepan los Franco que a nadie nos va callar una demanda, dos o 35"
-Sí, de hecho me acusan de injurias y calumnias contra Francisco Franco Bahamonde. No contra ellos. Yo de la familia nunca hablo, ni me preocupan. Me preocupa lo que tiene que ver con la impunidad de un régimen. Ellos pueden ponerme las demandas que quieran porque yo sé que están vinculadas a intentar distorsionar a la sociedad. A que la gente vea que Carlos Babío fue demandado por los Franco y que si hablas igual puedes verte en una querella. Lo que intenta es amordaza a la sociedad. Que sepan los Franco que ni el movimiento memorístico, ni a mí, ni a nadie que luche por democratizar el Estado se nos va a callar por una demanda, dos o 35.
-Te preocupa tan poco la familia Franco que no has acudido ni siquiera a los actos de conciliación.
-Es que no sé exactamente lo que tengo que conciliar yo con la familia Franco.
-Este tipo de demandas no va a ningún sitio, ¿no?
-Ellos en el propio escrito de conciliación ya ponen lo que pretenden de mí. Que yo me retractara de todo lo dicho, que fuera en programas de la cobertura mediática similar, que aportara dinero que no cuantifican en la demanda, para una entidad social. Todo ello por hablar de un expolio de un dictador. No sé exactamente de lo que me tengo que retractar, porque todo lo que he dicho está documentado en un proceso de investigación que costó muchos años. Van en contra de la versión oficial del Nodo, claro, pero es que ellos construyeron un relato ficticio para enriquecerse personalmente.
-Habrás visto la noticia sobre el testamento de Franco publicada en El Mundo. ¿Cómo la valoras?
-Lo que aportó El Mundo no es nada nuevo. Ellos dicen que, en el testamento, el Pazo de Meirás ocupa muchísimas páginas. Nosotros ya lo desvelamos en el trabajo de investigación. Ocupa muchas hojas porque la Junta Pro Pazo compra la finca principal pero después se anexaron más. Cada finca es una pieza que van a incorporar en el testamento. Y luego se van a incorporar una serie de fincas de las que Franco se hizo con ellas mediante fondos públicos y derivando recursos para engrandecer su patrimonio en Meirás. Si te fijas, el resto nos habla de lo que ya conocemos, de los bienes inmobiliarios de los Franco y de las cuentas que aquí tenían. Lo que no nos cuentan es cómo se hicieron con todo el patrimonio que acumularon en las recepciones de El Pardo y en el Pazo de Meirás donde recibían regalos de todo tipo, cuentas que manejó Franco con toda opacidad, etc. El notario da fe de los bienes inmobiliarios y las cuentas que hay, pero no del resto de bienes que acumulan los Franco irregularmente. Eso no figura en el testamento. Conocíamos casi todo. Lo que no sabemos es todo lo acumulado que ellos no contaron. La hija de Franco, en 1978, aparece saliendo por el aeropuerto con un montón de joyas. Acabó en un pleito con Hacienda y eso no está en el testamento publicado por El Mundo.
-Pasando a un tema más general, ¿qué te pareció la exhumación de Franco?
"En la exhumación de Franco, el Estado le dio honores a un estandarte que representa expolios"
-La salida de Franco del Valle de los Caídos era algo que todo el mundo democrático deseábamos. Lo que nos avergonzó fue la manera de hacerlo. Lo que hizo el Estado fue un funeral de Estado en toda regla. No se exhumó a una persona más, se exhumó a un Jefe del Estado. No nos olvidemos que iba cubierto por un estandarte que creó el propio Franco como símbolo de su escudo de armas. Lo ordenó colocar en el Pazo de Meirás, en la fachada principal de la torre más grande. Ese escudo, con el que salió con honores del Valle de los Caídos. En la propia casa de mi abuela ordenó colocar ese escudo. Estamos hablando de que el Estado le dio honores a un estandarte que representa expolios o sufrimiento. Franco había que sacarlo del Valle, pero sobró eso. Y falta resignificar el Valle. Con la salida de Franco no solucionamos nada. Y eso tiene que ver con los problemas que tiene el Estado español para romper con el franquismo. Hasta en la propia exhumación de Franco no ha roto con el franquismo.
-Tenemos un pacto de Gobierno progresista. ¿Qué esperar que puedan hacer en materia de memoria histórica? Sobre todo, qué tipo de medidas urgentes
-Mirar para Europa y la normalización de las democracias europeas respecto del fascismo. Es decir, no pueden seguir existiendo fundaciones que son incompatibles con un sistema democrático. Se tiene que terminar con la simbología franquista que sigue ocupando espacios de nuestras vidas en las plazas y pueblos. Desde 2007 que se aprobó la Ley de Memoria Histórica y seguimos sin terminar de normalizar los espacios públicos. El Pazo de Meirás tiene que revertir a lo público, todos los expolios franquistas. Ningún heredero de un dictador puede tener esos bienes. Hay que avanzar en ese sentido, creo que es posible hacerlo a través de una nueva Ley de Memoria Histórica que profundice en la normalización de la relación frente al fascismo. Hay cosas que no se hacen de la noche a la mañana pero tiene que haber voluntad y valentía de acometerlo.
-Y a nivel general, ¿qué deberían hacer?
-Soy de la periferia. Si te fijas en el mapa político tras el resultado de las elecciones, verás que el voto progresista gana en Galicia, Euskadi y Cataluña, las tres naciones sin Estado del Estado español. Si excluimos esos territorios veríamos un mapa azul y verde en España. Ganaría la derecha. Está bien que el PSOE y Podemos intenten buscar puntos de encuentro, pero sería ridículo y un contra sentido excluir de la negociación a aquellos territorios que aportan progreso por el hecho de que se quiera excluir al nacionalismo. Negar su existencia es seguir acrecentando los problemas del Estado español y ayudando a la derecha.