Iglesias vuelve a ser profesor por un día, antes de ser (casi) vicepresidente

  • Iglesias reaparece en la universidad tras la firma del preacuerdo con Sánchez
  • “Vamos a tener un gobierno que asuma el diálogo”, asegura ante los periodistas

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Medio llueve. Hace frío. Es mediodía. Y, a pesar de ello, el trajín que se vive en la plaza de Menéndez Pelayo, en la Ciudad Universitaria de Madrid, es peculiar. Un reguero de cámaras y periodistas aguarda y rompe con la rutina de estudiantes que entran y salen de sus clases, fuman en las escaleras, beben cerveza en la cantina del paraninfo… Un coche de alquiler merodea llamando la atención, maletero abierto. Uno sentado dentro de él. “¡Viva Vox”, grita. “¡Calla imbécil!”, le responde un estudiante que aguarda tras los periodistas.

Y entonces llega un taxi. Sale Pablo Iglesias. A las 13 horas ha de comenzar la conferencia “La lucha antifascista en la UEP-EI (Unión de Estudiantes Progresistas-Estudiantes de Izquierdas”. Junto al secretario general de Podemos y antiguo miembro de esta asociación estudiantil, completan cartel el abogado Mario López de Andújar, también ex UEP-EI, y Gema, la actual presidenta. Los periodistas se abalanzan sobre quien, si no se tuerce mucho el guion, será próximo vicepresidente del Gobierno de España. La UEP-EI cumple 35 años de pelea en la universidad.

Si Gema ha hecho un recorrido por las distintas prácticas de corte fascista, racista, machista que se dan en el día a día hoy en la universidad, pues la ultraderecha se reproduce a sus anchas por los campus, López de Andújar ha echado la vista atrás y recordado las luchas de esta organización estudiantil a través de décadas, plantando cara al fascio de los 80 y 90. Iglesias, que cerraba el concierto, se podría haber sumado al tema, pues reconoce tener “batallitas de la lucha antifascista" que contar: “A Mario y a mí nos pegó un tipo que ahora es la mano derecha de Abascal”. Se refiere el líder morado al periodista ultraderechista Kiko Méndez Monasterio.

La expectación mediática estaba asegurada, Iglesias no comparecía en público desde que firmara el preacuerdo de gobierno de coalición con Pedro Sánchez en el Congreso. Y hay tantas cosas que contar y que aún no se han dicho... Nada más llegar, respondía ante los micrófonos: “Vamos a tener un gobierno que asuma el diálogo”. Las señales que llegan desde ERC son bastante claras: si hay diálogo sobre el conflicto político catalán, Sánchez e Iglesias pueden contar con sus abstenciones. Sánchez será presidente antes de navidades, Iglesias asumirá la Vicepresidencia Social. Habrá ministros a la izquierda del PSOE, algo que no ocurre desde la II República.

Iglesias regresaba a su antigua facultad. Un edificio del 1956, de estilo austero y funcional, que copiaba al edificio de la Facultad de Filosofía y Letras, situado enfrente, en la misma plaza de Menéndez Pelayo, el cual se construyó siete años antes. Se licenció en Derecho en 2001, dos años después en Ciencias Políticas. Su último examen de su primera carrera lo realizó allí, en ese aula en el que ahora estaba sentado y adoptaba tono de profesor. “Aquí hice el examen de Hacienda Pública y mi último examen de carrera, Derecho Mercantil II”, reconocía ante la sala abarrotada, que le escuchaba en todo momento con atención. Silencio en la sala.

El vicepresidente que antes de llegar al gobierno quiso venir a recordar y homenajear a la universidad, su terreno natural. Ante los integrantes de la UEP-EI, se ha comprometido: “El próximo gobierno tiene la responsabilidad de enfrentar el crecimiento de la extrema derecha”.

La clase magistral de hoy iba de eso, de lucha antifascista, hoy, precisamente, cuando la ultraderecha es tercera fuerza en el Congreso con 52 diputados, cuando la ultraderecha española es una de las más fuertes institucionalmente de Europa. “La clave fundamental (del auge de Vox) es la gestión política que del conflicto catalán ha hecho la derecha tradicional”, ha analizado las causas, distanciándose de aquel “el independentismo está despertando el fascismo”. Hoy, el diálogo con Catalunya es necesario, y la entrada de Iglesias y Unidas Podemos en el ejecutivo es su mejor garante.

Para evitar todo esto, el de Podemos se ha puesto constitucionalista y ha recitado, como en las últimas dos campañas electorales, los artículos sociales de la Constitución Española. Cambiado el tono, de mitinero al pausado del profesor que vuelve al aula. Tenía ganas al aula: “Hacía tiempo que no estaba tan emocionado”.

Hace unos años queríamos que España tuviera una Constitución nueva, mejor para los derechos sociales”, ha recordado, de los tiempos mozos de Podemos, cuando impugnaban al Régimen del 78 y tal. “Ahora, nos hemos dado cuenta que la Constitución tiene una serie de artículos que son la mejor vacuna contra la extrema derecha”, ha reconocido, añadiendo: “Nuestros padres nos dejaron algunos artículos que son horizonte”. Aquel que se las bregaba en los movimientos antiglobalización, hoy tiene pie y medio en el Consejo de Ministros. Los tiempos han cambiado y hoy la revolución está en hacer respetar los derechos reconocidos en los artículos sociales de la Constitución, viene a decir.

“Un gobierno progresista tiene que ofrecer seguridad. Ofrecer seguridad en un contexto en el que los economistas reconocen que la desaceleración económica se puede convertir en recesión”, ha dicho el profesor, el político y el (casi) vicepresidente. “El derecho es una forma de protección de las mayorías. El único instrumento para defenderse los que no tienen nada. Vacuna contra la derecha”. Antes del aplauso enfervorizado, ha prometido: “Espero volver y no tener que decir que hemos faltado a este compromiso”. Después del aplauso, el auditorio ha coreado “¡Fuera fascistas de la universidad!”.

1 Comment
  1. Florentino says

    … Sato, cuando la práctica política se está gestando, no se debe de confundir con un hooligan y las formas deben de importar; Iglesias por cercano, intentará acercarte al sitio de buena pesca… Y si hace falta enseñarte el arte de pescar, pero núnca llevarte el pescado a casa !.
    Se está en una etapa, de trama de complicidad, de abonar el diálogo, pero sobre todo de mantener el equilibrio social al resguardo de lo que pudiera venir. No dar excesiva notoriedad a los ultras, pues son los teloneros de la Gúrtel, Púnica, Lezo… dentro del PP !. ¡ Con ellos también pactó el PsoE la «operación Chamartín» !.
    Así, que habiendo aprendido de cómo las gastan los medios afines… ¡ Es mejor dar pocas pistas !. Dejar trabajar, para que esos estudiantes puedan cobrar la pensión, después de haber trabajado… ¡ Sin olvidar las becas hipotecadoras de familias !.
    De momento poco se debe de exigir, pero sí hacer el seguimiento, de cumplir con lo que más se pueda, y (que se haya ofertado públicamente). Sato, ¡ se rueda !.

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