Las jugadas profilácticas de Pedro Sánchez para blindarse el centro

  • El PSOE opta por minorizar el riesgo y apuesta para anticiparse a sus rivales

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Encabezando las encuestas y con un tablero con alto grado de incertidumbre, el PSOE opta por minorizar el riesgo y apuesta por jugadas profilácticas para anticiparse a sus rivales. El partido que lidera Pedro Sánchez no renuncia a los terrenos en los que se siente cómodo, pero también da el primer paso hacia escenarios en los que su partido se ha movido con dificultad en el pasado, como en la gestión de una crisis económica o en el conflicto catalán. Los socialistas se deshacen de sus sambenitos antes de que se los cuelguen sus rivales.

Todos los mensajes de la precampaña diseñada por el Comité Electoral del PSOE van encaminados a una idea: este partido es la única vía progresista de gobierno y España necesita un ejecutivo fuerte "con todos los medios", "los resortes" y "las capacidades" para afrontar los retos que vienen. Esa idea matriz se extiende hacia todos los campos. El primer toro que el presidente en funciones ha decidido coger por los cuernos, en esta campaña tan españolizada, ha sido el de un posible "enfriamiento económico". Si al expresidente socialista José Luis Rodríguez Zapatero se le acusó de esquivar la palabra "crisis", Sánchez ha decidido introducir "el enfriamiento económico" en cada discurso.

El líder socialista pretende adelantarse y establecer su marco antes de que la derecha lo haga en un terreno en el que, además, se siente muy cómoda y en el que ganó con holgura tras la crisis económica de 2008. En la campaña de 2012, "la herencia recibida" de Rodríguez Zapatero sirvió como justificación a todas las medidas de la primera legislatura de Rajoy y ensambló en el imaginario colectivo la idea (errónea o no) de que los populares son mejores gestores, en un contexto donde las noticias económicas copaban portadas, la amenaza del rescate pendía sobre España y toda rebaja laboral se justificaba con la palabra "paro".

Ante el contexto internacional, Sánchez ha decidido que la mejor defensa es un buen ataque y ha puesto estas semanas los cimientos de su argumentación marcando distancia con el PP, de quienes asegura que "aprovecharon la coyuntura para justificar sus recortes ideológicos, subir los impuestos a la clase media y también financiarse irregularmente a través de comisiones en B". Un PP que, además, carece de "sentido de Estado" y que no apoyó en el Congreso el paquete de medidas de contingencia que impulsó el Gobierno ante la amenaza del Brexit.

Aunque el presidente no ve motivos para el derrotismo en el enfriamiento económico, sí adelanta una posible respuesta del gobierno, que sería "radicalmente" distinta a la de los recortes del PP. Una respuesta "solvente", pero "solidaria", sin dejar a nadie atrás. Sánchez se distancia así de Rajoy, pero también del propio Zapatero, artífice de la reforma laboral de 2010 y de la reforma del artículo 135 de la Constitución.

También hubo este lunes un derechazo a Ciudadanos. "Algunos por no tener no tienen ni equipo económico. Después de los resultados electorales del pasado 28 de abril renunciaron a sus actas u otros, al abrazar a la ultraderecha, abandonaron el barco que hoy parece que no llega a buen puerto", reprochaba el presidente. Frente a la salida de nombres como Toni Roldán de las filas naranjas, el PSOE presume de la ministra de Economía y Empresa en funciones, Nadia Calviño, quien inauguró la semana dando una entrevista en Cadena Ser. Para completar la foto, otras dos mujeres: la ministra de Hacienda, María Jesús Montero, y la de Trabajo Magdalena Valerio.

Además, Sánchez tiene galones de gobierno para mostrar. La última, su "determinación" ante la quiebra del gigante Thomas Cook, para evitar los efectos en la economía canaria o las medidas contra los aranceles americanos a productos como el aceite o el vino, dos símbolos patrios mejor digeridos muchas veces que la propia bandera.

En este punto, no hicieron falta las referencias a Podemos, tal y como dejó claro en las negociaciones de julio. No considera que tengan experiencia de gestión para dejar bajo su mando ministerios de calado como Hacienda.

La sentencia del Procés

El PSOE lleva también varias semanas abonando el campo en previsión de la respuesta de la sociedad catalana a la sentencia del procés. De sus cuatro siglas, ha decidido destacar la E de España para la campaña y endurecer el discurso contra el independentismo, reiterando que primero habrá "ley" y después "diálogo" con sus dirigentes.

En algunas de sus primeras entrevistas de campaña, Sánchez no duda en garantizar que un gobierno en funciones puede aplicar un artículo 155 en Catalunya e, incluso, se ha barajado la aplicación de la Ley de Seguridad Nacional. Por el momento, son avisos y guiños al electorado infiel de los naranjas.

Llevar la iniciativa

Como partido de gobierno, el PSOE lleva el paso. Las primeras posiciones que fijó fueron las del debate electoral. Tras el revuelo de la doble vuelta del 28 de abril, en este ocaso, el partido fijó sus referencias rápido: un solo debate, a cinco y el 4 de noviembre.

En las 35 medidas sociales presentadas este lunes, también había ecos de la negociación de julio. Si Unidas Podemos quería controlar el cumplimiento de cualquier acuerdo en el programa con su presencia dentro del gobierno, Sánchez ingenia unos "consejos sectoriales de verificación", cuyo escrutinio no lo ejercerá ningún partido rival, sino directamente "la sociedad civil".

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