“España suma”, pero no lo suficiente
- ¿Por qué las derechas rechazan antes de tiempo la posibilidad de una coalición que sería únicamente electoral?
- Casado utilizará el rechazo de Vox y Ciudadanos a esta alianza para pedir el ‘voto útil’ para su partido
- Vox tratará de marcar sus diferencias con los populares, tachando algunas de sus políticas de “progres” y calificando a los de Casado de “socialdemócratas”
“Nosotros no caemos en trampas de propaganda, como es España Suma”, así se ha manifestado Santiago Abascal sobre el proyecto del líder de los populares, Pablo Casado, para aunar en la marca ‘España Suma’ a las tres derechas, con vistas a una nueva (y cada vez más posible) cita electoral. Desde Ciudadanos, su portavoz parlamentaria, Inés Arrimadas, aseveraba que la propuesta de Casado “es el sueño húmedo” de Pedro Sánchez, dejando bien claro que los ‘naranjas’ quieren defender su proyecto político en solitario, “sin mochilas, ni corrupción”. Pero, ¿por qué las derechas rechazan antes de tiempo la posibilidad de una coalición que sería únicamente electoral?
Cuanto más cerca están los españoles de volver a las urnas, más lejos están los de Rivera y los de Abascal de aliarse con Casado en su gran coalición. Sin embargo, el líder de los populares sigue presionando a ambas formaciones: sobre la palma extendida de una mano, les muestra la estrategia matemática de ‘España Suma’, que consiste en ganar escaños aglutinando votos de acuerdo a la Ley D’Hondt; mientras, con la otra, sigue acariciando al convaleciente bipartidismo.
Casado es consciente de que, con esta alianza, los votos de las tres derechas tendrían más posibilidades de llegar a una mayoría absoluta de escaños en el Congreso, pero no puede ignorar que el único de los tres ‘socios’ que lograría resolver todas sus cuentas -tanto matemáticas como pendientes- y reconquistar La Moncloa, sería únicamente él.
"Todo empezó un domingo de febrero en Colón". Así podría haber comenzado la historia de amor entre estos tres partidos pero, cuando hay intereses partidistas, el cariño pasa a un segundo plano y entonces, ya no hay ‘unionismo’ que valga. El lema de aquella exhibición de fuerza de las tres formaciones juntas, Por una España unida, reunió a unas 45.000 personas una concentración en la madrileña y simbólica plaza de Colón. Era el principio de una supuesta reconquista de la derecha, con el objetivo final de desbancar a Sánchez de La Moncloa.
Un fin, por cierto, muy similar al actual, teniendo en cuenta que el ambiente empieza a ser de precampaña, como también lo era en la manifestación de aquel domingo en Colón. Ahora, la consigna se reduce a “España Suma”, y ya no es un lema, es un proyecto de coalición electoral. La historia de amor se vuelve seria y a algunos les entra el miedo al compromiso.
Desde el punto de vista del líder de Ciudadanos, la famosa ‘foto de Colón’ fue un precio a pagar con vistas a las elecciones, ya que bajo ningún concepto quería Rivera que se le relacionase con Abascal, y menos verse inmortalizado junto a él en una fotografía (aunque fuese con siete personas de por medio). Pero supo sacar beneficio del ambiente amigable entre las derechas tras este día, pasando casi desapercibido entre sus críticas durante la campaña electoral. PP y Vox todavía no sabían que lo que había logrado el líder naranja era hacerse astutamente un hueco en una posición tan rentable en escaños como es la de centro-derecha, contando con la ayuda de un obcecado Casado que, con pequeños pasos hacia la derecha, le había dejado un espacio vacío.
Tras las elecciones generales, Rivera pasó de los 32 a los 57 escaños (quedándose a sólo 9 del PP), y se vio fuerte. Por ello, no ha dejado de rechazar la propuesta de coalición preelectoral del PP desde su anuncio, ya que después de años luchando por la visibilidad de su proyecto político a nivel nacional, meterse en uno con otro líder a la cabeza sería una mala estrategia para lograr su objetivo.
“España Suma pero la corrupción resta”, ha sido una de las frases de Rivera que no han sentado nada bien a los populares, y también una prueba fehaciente de que la relación entre él y Casado no está pasando por su mejor momento. Con el argumento de que prefiere un proyecto en solitario “sin casos de corrupción” y “sin mochilas del pasado”, Rivera también pretende anticipar su defensa a una previsible crítica de Casado por rechazar la coalición, que le serviría tanto para pedir el voto útil en una posible campaña, como para dejar caer sobre Ciudadanos toda la culpa de una nueva victoria socialista tras un fracaso electoral en unos hipotéticos comicios el 10 de noviembre.
Por otro lado está el líder de Vox, Santiago Abascal, que aunque en un momento inicial se mostró tímido al rechazar la propuesta de Casado, finalmente la ha desdeñado sosteniendo que PP y Ciudadanos van por su camino, y Vox por el suyo. Hasta ha llegado a tacharla de “trampa de acción de propaganda” del PP, con el objetivo de “matar a Vox”. Conscientes de lo arriesgado que es perder las siglas (aunque sólo sea durante una campaña electoral) para un partido nuevo que tiene sólo 23 escaños sin asegurar en el Congreso, los de Abascal prefieren estar a lo suyo, que consiste en seguir consolidando su propio proyecto.
Por ello, desde Vox ya han dejado claro que van “en ascenso libre” a unas posibles elecciones, según ha dicho Espinosa de los Monteros, y “sin miedo” a una nueva cita en las urnas (a sabiendas de que muchas encuestas no la vaticinan favorable para su formación). De hecho, ya está convocado para el próximo 6 de octubre un acto (o mitin) en la plaza de toros de Vistalegre en Madrid, una fecha en la que ya habría pasado el límite para investir a Sánchez, por lo que ya se sabría si hay o no elecciones. El evento podría ser el primer acto electoral de Vox en una posible campaña, y buscaría reeditar su primer mitin, aquel en el que comenzaron a ponerse de moda entre los de Abascal los nuevos apodos del PP y Ciudadanos: “la derechita cobarde” y “la veleta naranja”, respectivamente.
La marca "España Suma" no parece que vaya a materializarse en una coalición de las tres derechas a nivel nacional, pero es una propuesta que deja traslucir algunas de las estrategias electorales de cada una de las partes: Casado utilizará el rechazo de Vox y Ciudadanos a esta alianza para pedir el ‘voto útil’ para su partido, con el argumento, ya cocinado a fuego lento, de aglutinar votos para sumar escaños; Ciudadanos se centrará en seguir extrayendo votos al PP (aunque también a los socialistas), aludiendo, entre otras cuestiones, a su “pasado corrupto” y a la idea de una regeneración política; mientras tanto, Vox tratará de marcar sus diferencias con los populares, tachando algunas de sus políticas de “progres” y calificando a los de Casado (cuando proceda) de “socialdemócratas”, como ya han hecho en los últimos tiempos.
La radiografía que muestra cómo se están articulando estos tres partidos frente a unas posibles elecciones es "España Suma". Más claramente se ha visto en el acto Españoles en defensa de lo común, también organizado por los populares, y celebrado el pasado jueves en el Congreso de los Diputados. Un evento para el que el líder del PP había enviado invitaciones a Ciudadanos y a Vox, formaciones que la han declinado de una forma u otra. Abascal, quizás por su trayectoria como huésped incómodo, primero dijo no tener constancia de ninguna invitación, pero finalmente la rechazó tildándola de “propaganda” de los populares para conseguir “la foto”. Por su parte, Rivera optó por enviar únicamente al diputado Roberto Hernández por lo que, aunque no rechazó la invitación, dijo un claro ‘no’ al mensaje: ‘España Suma’, pero no lo suficiente.
En el plano personal y directo, es entendible. En el plano sistémico, por un lado, la Triple D diversificada amplía el abanico y el espacio embaucador embarullando medidas y estrategias, consiguiendo así dar más juego y amplíar el alcance (el artículo es una muestra) para llegar al similar resultado buscado: el beneficio de las oligarquías versus perjuicio para el común. Por el otro lado, está la inteligencia de que la Triple D no incluya al Pis, así representan, aparentan dos bandos y la totalidad, cuando en realidad es el mismo. Así el enredo es más efectivo, atrapa mejor.