Casado busca su sitio… en la derecha
- Casado quiere moderarse, buscar la centralidad dentro de la derecha y evitar el sorpasso de Ciudadanos
El presidente del PP, Pablo Casado, afronta un mes decisivo para su futuro político. Desde su entorno insisten en que no se le pasa por la cabeza abandonar la presidencia del PP, puesto que no es el único aspirante a presidente que fracasa en el primer intento y, sin embargo, sí “es el único líder del PP que, por primera vez, ha sido elegido en primarias, por los afiliados al partido”. Sin embargo, si se abre un poco más el círculo, aquellos compañeros de partido que alababan su estrategia hace apenas dos semanas, sacuden la cabeza con pesar y admiten que “si las municipales y autonómicas no nos van bien, no tendrá más remedio que irse”. Lo responsabilizan de una estrategia fallida, aunque admiten que “no lo tenía fácil” y entienden que su líder ha dado un “volantazo” hacia el centro en una maniobra desesperada por mantener el poder municipal y autonómico e incluso, tratar de arrebatarle alguna plaza a su rival, el PSOE de Pedro Sánchez.
Para empezar, Pablo Casado ha cambiado de directores y altos responsables de la campaña. En el camino han quedado Javier Maroto (aunque éste sea una de las versiones más “centristas” dentro del nuevo PP) y el secretario general, Teodoro García Egea (éste sí, claramente identificado con la línea dura de la formación de Casado). Con Cuca Gamarra y la ex ministra Isabel García Tejerina como responsables de la campaña electoral que arranca la semana próxima, Casado se verá obligado a hacer equilibrios e incluso malabares para tratar de desmarcarse de la “ultra derecha”, como ya la denomina él mismo, de VOX, y de su líder, Santiago Abascal. Al mismo tiempo, tendrá que evitar que su nuevo giro provoque la ruptura del acuerdo de gobierno que preside Juan Manuel Moreno (reconocido “sorayista” que se alzó con la presidencia de la Junta de Andalucía, gracias a la coalición con Ciudadanos y a los votos de VOX). Los 12 diputados autonómicos de VOX ya amenazaron, de hecho, ayer mismo con romper ese acuerdo de legislatura si Casado persiste en sus ataques a VOX. Todo ello mientras el gobierno andaluz necesita de los votos de la extrema derecha para poder sacar adelante sus presupuestos para este ejercicio 2019.
Pablo Casado quiere moderarse, buscar la centralidad dentro de la derecha, evitar el sorpasso de Ciudadanos y conseguir un resultado electoral que le permita mantenerse al frente de su organización. Las principales miradas están puestas en Madrid, en la Comunidad de Madrid, donde llevan gobernando dos décadas y donde los pésimos resultados obtenidos en las elecciones generales han elevado el nivel de alarma que habían desatado los propios estudios y sondeos electorales que poseen los populares y que señalan como vencedor de la contienda electoral al socialista Ángel Gabilondo y que, en determinados momentos, han llegado a situar por delante a la candidata de VOX, Rocío Monasterio, de la cabeza de lista del PP, Isabel Díaz Ayuso, una apuesta personal de Casado.
Con independencia de que el PSOE pueda o no ganar las elecciones autonómicas de Madrid, Casado necesita que su candidata llegue la primera entre las opciones de la derecha, por delante de Ciudadanos y de VOX, y que la aritmética parlamentaria le sea favorable. En el PP no las tienen todas consigo y, desde el entorno de Casado, admiten que la empresa “no es nada fácil”, pero argumentan que, si bien la derecha está fragmentada y en horas bajas, la izquierda lo está más todavía en la Comunidad de Madrid. Se basan en una realidad: existen 9 candidaturas de izquierdas en para la Comunidad de Madrid ( PSOE, Unidas Podemos-Izquierda Unida-Madrid en Pie, Más Madrid o Partido Comunista entre ellas) y, si alguna de ellas no obtiene el 5% de los votos, no conseguirá un solo escaño. El riesgo de perder esos votos por no alcanzar el porcentaje mínimo es elevado, pero también es elevado el temor de la familia popular y, más concretamente, de Casado y su entorno ante la posibilidad de ser desalojados del gobierno de la Comunidad. Por eso Casado ha dado ese volantazo y por eso busca su sitio dentro del bloque de derechas, porque no quiere ni considera justo tener que buscar la puerta de salida de la cúpula del PP solo unos meses después de haberla ocupado.
España no es un país «normal». Teníamos un gobierno plagado de corruptos que se mantenía contra viento y marea, sin ninguna dimisión, después de ser tipificado por la juez como organización criminal. Pero ahí estaban, gobernando el reino, vaciando las arcas del Estado, destripando la política y criminalizando a la mitad de los catalanes en una gran causa territorial que, sin duda, les ayudaba a tapar sus vergüenzas. Ese juez prevaricador que ha instruido la causa con un relato de violencia inventada a la que ahora intenta sumar terrorismo y con unas inculpaciones inauditas, ha banalizado lo que significa un alzamiento armado en su equiparación de gente cívica y pacífica, con Tejeros de infausto recuerdo. En cualquier país europeo se estarían planteando su dimisión. Aquí no, su huida es hacia adelante. Y eso es lo que le dijo el tribunal alemán al gobierno del Partido Podrido, a sus colegas de C’s. Fachas, a sus Socioslistos y al resto de impresentables del 155, incluyendo a gentuza mal llamada periodistas que han decidido ayudar en la ardua tarea de encarcelar a demócratas. Después del bofetón jurídico con resonancia planetaria que Alemania le dió a España, lo normal sería que se enmendaran las barbaridades que se han mostrado al mundo. Pero no. Despues de echarlos del Gobierno, siguen en sus trece y se agarran a sus poltronas como garrapatas. A la m. con la Injusticia española prevaricadora títere de los fascistas y corruptos, vergüenza de Europa. Si me pegan, me divorcio. Som República !!*!!