Los candidatos gitanos que llevarán (por fin) la voz del pueblo romaní a las instituciones
- La investigadora Patricia Caro irá en las europeas por Podemos, Beatriz Carrillo figura en las listas del PSOE para el Congreso y Sara Giménez en las de Ciudadanos.
- La población romaní ha estado infrarrepresentada en la política española desde que el exdiputado Juan de Dios Ramírez, elegido en 1977, entró en el Congreso.
La investigadora Patricia Caro figura en la listas europeas de Podemos, la antropóloga Beatriz Carrillo tiene un hueco como número 3 por Sevilla en la lista del PSOE para el Congreso, mientras la abogada Sara Giménez también es candidata a un sillón por Madrid, pero en la bancada de Ciudadanos. Todas ellas difieren en los proyectos políticos, pero tienen algo en común: son mujeres gitanas. Se trata, sin duda, de un hito histórico. En las listas al Congreso también estarán Ismael Cortés, número 1 por Tarragona por Unidos Podemos, y Juan José Cortés, que encabeza la lista del PP por Huelva. En la próxima legislatura, ellos serán las voces romaníes que se escucharán en las instituciones.
“Las personas romaníes vamos a tener la oportunidad de debatir en los espacios de poder, independientemente de donde venga cada una”, explica Patricia Caro, investigadora y activista, sobre la inclusión de estas mujeres en las listas. El pueblo gitano ha estado infrarrepresentado en las instituciones desde que en 1977 Juan de Dios Ramírez hiciera historia como el primer diputado gitano en el Congreso. Poco a poco, otros representantes han entrado en la Cámara Baja, como la 'popular' Silvia Heredia, pero en 2019 hay más nombres romanís en las listas.
Beatriz Carrillo no duda en calificar de "hito histórico" el paso que se da en este ciclo electoral: "Las gitanas nos negamos que nos sigan condenando a las periferias. Es el momento de proyectarnos en los centros de poder para combatir contra el patriarcado y el antigitanismo".
Sin embargo, es la secuencia lógica dentro del trabajo de incidencia política que mujeres como ella llevan años haciendo en organizadores sociales como Fakali, de la que es presidenta, o Fundación Secretariado Gitano, a la que pertenece Sara Giménez. "Las organizaciones son importantísimas porque son espacios de participación y cohesión, además de dar visibilidad", explica. Aún así, insiste en la importancia de estar donde se decide, pero sin triunfalismos: "Llevamos años denunciando que había una falta de representación abismal. También hay que aclarar que nosotras somos la avanzadilla, pero hay mucha gente que lo está pasando muy mal".
Aunque la inclusión de estas mujeres en la línea política es importante, Patricia Caro pide analizar este fenómeno fuera de los prejuicios y achaca al antigitanismo el hecho de que hasta hace pocos años estos ciudadanos estuviesen excluidos de las instituciones: “Los estereotipos del antigitanismo, además, tienen género. Dibujan a las mujeres gitanas como sumisas y a los hombres como bárbaros, así que no había ni hombres ni mujeres en las cámaras”, apunta. Por tanto, para ella, este paso no tiene tanto que ver con el “empoderamiento” de estas mujeres como con pequeños pasos que han ido abriendo la puerta a los cambios, como el fichaje de la asociación Gitanas Feministas por la Diversidad, María José Jiménez, en 2015 en la lista de Podemos, aunque finalmente no logró escaño. “Esto generó reacciones en todos los partidos”.
Estas mujeres pertenecen a partidos políticos con propuestas ideológicas diferentes. Caro insiste en la importancia de apostar por “políticas de lo común”, de las que se puede beneficiar toda la población. Los gitanos son, con frecuencia, los primeros en sufrir su ausencia. La candidata de Podemos pone dos ejemplos, la educación, donde hay que atajar las altas tasas de fracaso escolar, y la vivienda: “Fenómenos como la gentrificación muchas veces afectan primero a las personas romaníes”, para apoyar esta afirmación cita un ejemplo icónico: el desahucio de Juani, Rosi y Pepi del edificio de Argumosa 11, en Lavapiés.
Caro también advierte de que hay que pasar del análisis numérico al cualitativo: no solo cuenta que haya más representantes romanís, sino que también cree que hay que analizar su “rol dentro del partido”: “Hay que asegurarse de que su función no es limpiar el antigitanismo de un candidato masculino”, explica con dureza en referencia a Ciudadanos y al aspirante a alcalde de Barcelona, Manuel Valls, que siendo ministro del Interior de Francia en 2013 deportó a la niña de 15 años Leonarda Dibrani, un ejemplo polémico de sus políticas con respecto a este pueblo.
La agenda 'rom'
Una de las formas más dolorosas del antigitanismo es el olvido. Por eso, Caro cree que es importante hacer un gran trabajo de memoria histórica con este pueblo cuya huella ha sido sistemáticamente borrada de los libros. Eso sí, pide que ese trabajo de reconstrucción y divulgación “no esté hecho por organizaciones del ‘establishment’", sino por expertos romaníes: “En España sobre un 1% de la población gitana llega a la universidad. De ellos, el 80% son mujeres, pero luego no se les da espacio en estos trabajos de verdad, justicia y reparación”, explica sobre la discriminación a la que se enfrentan también las investigadoras: “Estamos lanzando el mensaje de que aunque estudien, no sirve para nada”, advierte.
Por su parte, el Consejo Estatal del Pueblo Gitano, del que Carrillo es vicepresidenta, ha lanzado un decálogo para los partidos políticos en el que piden la creación del Alto Comisionado por la Igualdad Real y Efectiva de la Población Gitana, una Ley Integral de Igualdad y Protección específica que refuerce la lucha contra el antigitanismo, la eliminación de la segregación escolar (conocida como guetización) o la implementación de programas específicos de la salud. Puedes consultar todas sus propuestas pinchando aquí
En plena ola feminista, otra de las prioridades es combatir la violencia de género también en esta población. Caro además, apuesta por adaptar estas políticas a la circunstancias de los gitanos que migran: “Vienen de Bulgaria y Rumanía en condiciones muy complicadas”, explica sobre estas poblaciones que tienen sus propias especificidades.
Tanto Caro como Carrillo aseguran que en materia de políticas para el pueblo romaní "está todo por hacer", pero se muestran esperanzadas de que aún pueda haber más nombres romanís en las elecciones de mayo.
Hace falta que no sean un adorno ni gancho político, pues sobran agentes populistas en un mercado saturado de: Racismo, xenofobia, clasismos…
En las primeras legislaturas hubo algún Heredia, en la UCD; estos mismos le mandaban a los grupos de izquierdas… ¿ Pero ?. Sería un triunfo cierta normalización en la integración social, se lo merecen, ya. ¡ Con nuestra ayuda !.