Lo que se juega Madrid en 2019: temas para el debate político (y ninguno es Catalunya)
- Ya hay 6.578.079 habitantes censados,en Madrid, que acusan un reguero de necesidades dejado por la crisis
- La desigualdad, la siniestralidad laboral o las casas de juego son algunos de los problemas que acusa la Comunidad
Las elecciones autonómicas se convierten en una gran oportunidad para hablar de los retos de las comunidades autónomas y de sus habitantes. Y no solo de Catalunya, que parece opacarlo todo. Diez años de crisis han dejado un reguero de necesidades pendientes que tendrán que recuperarse en el ciclo que viene. Durante los próximos meses, los partidos harán las ofertas a los ciudadanos para captar su voto.
Con la alargada sombra de la dimisión de Cristina Cifuentes, el PP aún tiene que elegir a quien presentará como candidato para su proyecto en Madrid. Mientras Pablo Casado decide su candidato a la presidencia de la Comunidad, Ángel Gabilondo (PSOE) e Iñigo Errejón (Podemos) llevan semanas haciendo campaña y trabajando para construir una alternativa de izquierdas. El 'ciudadano' Ignacio Aguado verá si recoge los frutos de la gestión de la moción contra Cifuentes, en la que consiguió elevar su perfil político.
Sin embargo, los madrileños tienen aún muchos problemas que merecen la atención de sus políticos, a pesar de ser una de las regiones que crece. Y cada vez son más los que acuden a las urnas. A 1 de enero de 2018, tiene ya 6.578.079 habitantes censados, motivo por el que la Asamblea tendrá 3 diputados más la próxima legislatura.
Las demandas de una educación pública no segregadora y las críticas contra la privatización sanitaria ya son habituales en las listas de cada año. También la reclamación de más recursos contra la violencia de género.
En un primer balance de 2018 del Defensor del Pueblo revela que los ciudadanos de Madrid (4.380), Andalucía (2.907) y Cataluña (1.624) son los que más quejas presentaron en esta institución. Tras años de privatización sanitaria o recortes en la Educación estos son los retos de una de las regiones más ricas de España.
Limpiar la imagen de la corrupción
En cada CIS queda patente que la corrupción es una de las preocupaciones de los ciudadanos españoles y Madrid ha sido uno de los epicentros de los escándalos, ya sea porque el expresidente Ignacio González estuvo implicado en el caso Lezo o por el escándalo del máster de Cristina Cifuentes, por citar solo algunos recientes. Por tanto, uno de los retos en la próxima legislatura será quitarle a la Comunidad Autónoma la letra escarlata de la corrupción que le han puesto tramas como Gürtel, Lezo o Púnica.
Acabar con la desigualdad
A pesar de ser una de las regiones más ricas de España, hay muchos madrileños que viven bajo el yugo de la pobreza. Según el indicador de Riesgo de Pobreza y/o Exclusión social (AROPE) un 20,6% de madrileños vivía bajo riesgo de pobreza en 2017, lo que se traduce en 1.337.644 de personas sin sus necesidades materiales aseguradas. Los datos pertenecen al VIII Informe sobre el Estado de la Pobreza 2018 de la Red Europea de Lucha contra la Pobreza en España (EAPN-ES). Aún así, la cifra está por debajo de la media nacional, situada en el 26,6%.
En muchos casos, la pobreza se ha cronificado, en Madrid viven unas 505.000 personas en pobreza severa, es decir, ciudadanos cuyos ingresos son inferiores a 355 € mensuales por unidad de consumo.
Terminar con la temporalidad
Las cifras de creación de empleo son positivas. En 2018, el número de parados descendió en 30.668 personas, un 8,29% menos de desempleo en la región, dejando la cifra total en 339.298. Sin embargo, los sindicatos denuncian que este crecimiento se basa en la brecha de género y en la temporalidad. Según las cifras de CCOO, la temporalidad sigue instalada en el mercado laboral. En total, de los 2.730.741 contratos firmados en la región en 2018, un 82,1% fueron temporales. Según el sindicato, "tan solo 489.553 contratos indefinidos en 2018 frente a 2.241.188 contratos temporales".
El problema de la vivienda
La región no se libra del enorme problema español sobre la vivienda. Los trabas para acceder a un piso son varias y emanan del mismo foco: el escaso parqué público, la subida de los alquileres y un mercado de trabajo precario.
De hecho, uno de los últimos datos publicados en el informe 'Efectos de la crisis económica en los órganos judiciales', del Consejo General del Poder Judicial (CGPJ), apunta a que en la región se han registrado 1.238 lanzamientos (desalojos) en el tercer trimestre de 2018, por detrás de Catalunya (2.531), Andalucía (con 1.894), la Comunidad Valenciana (con 1.575). El ranking de ejecuciones hipotecarias también lo lidera Catalunya (con 1.639), seguida de Andalucía ( 1.114), la Comunidad Valenciana (1.108) y Madrid (387).
A estas cifras, este mes de diciembre se ha unido la voz de la organización Cáritas, que ha confesado estar desbordada y ha alertado de que un 27% de la población de la Comunidad de Madrid “está en riesgo de perder” su vivienda, tal y como publica El Boletín.
Hace pocas semanas, el Tribunal de Cuentas condenó a la excaldesa de Madrid Ana Botella y a siete miembros de su equipo a pagar casi 26 millones de euros por vender viviendas a fondos buitre. En 2013, la Comunidad de Madrid vendió a Goldman Sachs 2.935 viviendas sociales, 1.865 trasteros y 45 locales públicos. Este martes,la Asociación de Afectados por la Venta de Viviendas del IVIMA (AVVI) se concentrará en los juzgados de Plaza Castilla para impedir que archiven su causa.
Luchar contra la siniestralidad laboral
Mientras la Comunidad de Madrid presume de tener el índice de incidencia ·"más bajo de todas las comunidades autónomas", situándose en casi un 17% por debajo de la media nacional, recogiendo los datos del periodo octubre 2017-septiembre de 2018 del Instituto Nacional de Seguridad y Salud en el Trabajo (INSST), es una de las mayores preocupaciones de los sindicatos. De hecho, se concentraron en varias ocasiones durante el año pasado.
CCOO hace una lectura muy distinta a la del Ejecutivo regional. El pasado 13 de noviembre, analizaron en un comunicado los datos facilitados por el Instituto Regional de Seguridad y Salud en el Trabajo
de Madrid y concluyeron "que los accidentes de trabajo en nuestra Comunidad no dejan
de crecer". En su caso, referenciaban a los datos de accidentes contabilizados de enero a octubre de 2018. "Durante estos meses se han producido un total de 79.052 accidentes de trabajo frente a
los 73.933 del año anterior, lo que supone un incremento del 6,92%, siendo la gravedad de estos accidentes el peor indicador disponible, así los accidentes mortales han pasado de 49 a 63, lo que indica un aumento del 28,57%", aseguraban en un comunicado.
Poner coto a los locales de juego
Los madrileños lo habrán notado, especialmente si viven en algunos de los barrios más pobres de la capital: las salas de juego han proliferado sin control en Madrid hasta alcanzar los 385 salones de juego. En 2014, eran 270. Una regulación laxa, la preocupación por los jugadores jóvenes y la apertura de este tipo de locales en los barrios han alertado a los vecinos, que en 2018 se han puesto en pie de guerra para denunciar esta situación.
Vigilancia de las residencias de mayores
Los mayores en situación de dependencia son uno de los grupos más vulnerables de la población. Por eso, la Administración tiene que extremar la vigilancia y examinar con cuidado las quejas de los familiares y el personal de los centros. En la Comunidad de Madrid llegan varias, desde una carta del concejal de Cultura, Bienestar Social y Vivienda de Móstoles, Gabriel Ortega, al Gobierno regional para pedirle que garantice la calefacción en la Residencia de Mayores de Parque Coimbra, tal y como publicó La Ser, hasta el fin de semana reivindicativo que hicieron en diciembre los familiares de las residencias de Vitalia y Parque de los Frailes de Leganés.
Los números son muy frios, pero más aun las personas que existen en los perfiles señalados; que analizando las riquezas, olvidamos aquellos que las producen, sufren las malas gestiones del bien público, por intereses ajenos del bien común… Prevaricadores, ladrones, cantamañanas politico y estómagos agradecidos del gañán de turno. Sea partido, banca,multinacional, u poder fáctico. La corrupción, esa siniestra sombra que ocupa bastantes comunidades… ¡ del PP !. Ese estribillo lleno de colonialísmo y de una estulticia brutal, quiere decirnos a quienes no hay que votar. Pues todavia queda pendiente las deudas acumuladas en todos los ranking y los malversadores libres; este desajuste lo deben de pagar en las urnas y con la justicia. Y que no puedan presentarse aquellos que nos trajeron hasta aquí, ni más, ni menos. Se solucionaria algo ¿ con los mismos perros ?… ¡ Pues eso !.
Acabó 2018 con el regusto amargo con que empezó. Otro año con presos políticos y exiliados, el conflicto catalán abierto en canal, y ningún estadista español capaz de tener una propuesta para Catalunya, más allá de la amenaza y la represión. Un año inútil y doloroso, un año de arrastrar los pies por el asfalto, sin otra protección que la perseverancia y la resistencia. Tal vez esta es la palabra que define un año que nació tan viejo: la resiliencia. Porque ha sido la resiliencia del movimiento catalán y de sus líderes, la que ha impedido que el Estado lo asolara todo. Una resiliencia gandhiana, al estilo de la misteriosa isla de la Vida de Pi que tenía la capacidad de resistirse, sin oponer resistencia. Visto en perspectiva, ahora que el año se acaba, ¿qué ha conseguido el estado con esta ola de represión que no ha detenido, ni muestra signos de detener, más allá del dolor infligido a las familias? Parece difícil imaginar que haya algún gurú de inteligencia que, desde su perspectiva, pueda hacer un balance positivo. Por supuesto, tampoco se puede hacer desde el lado catalana, pero con una diferencia sustancial: el Estado necesitaba ganar, precisamente porque en la lógica de la fuerza, no vencer al adversario es ser derrotado. Al fin y al cabo, cuando un Estado de Desecho, regido por leyes supuestamente democráticas, pervierte esas mismas leyes y usa todos los instrumentos de poder, desde el mediático hasta el político, pasando por el judicial y policial, para aplastar una revuelta pacífica, y no consigue aplastarla, no solamente no ha ganado, sino que ha empezado a perder. Y la prueba es el balance que debería hacer Spañistán, si no estuviera tan envanecida por el orgullo y tan obcecada en la venganza. A la m. con la Injusticia española prevaricadora, títere de los fascistas y corruptos. Si me pegan, me divorcio. Som República !!*!!