ENCUENTRO / Debate sobre la libertad de expresión en Madrid
El rapero Valtonyc: «La libertad de expresión solo la tiene la derecha»
Más de una veintena de colectivos, que van desde los Encausados por la Operación Araña hasta Anticapitalistas Madrid, han llenado este domingo la sala del Teatro del Barrio para charlar sobre una cuestión que levanta preocupación social: los límites a la libertad de expresión. Sus ponentes han sido el rapero Pablo Hasel, condenado por segunda vez a dos años de prisión el pasado marzo, Valtonyc, sentenciado a 3 años y seis meses, y el periodista Boro LH, condenado a un año y seis meses de prisión y pendiente de otro juicio. Han sido acusados, entre otras cosas, por enaltecimiento del terrorismo. Sin embargo, apelan a su libertad de expresión y de opinión: ¿dónde está el límite?
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“Para encontrar más artistas encarcelados exclusivamente por sus canciones tenemos que irnos a Turquía. En Alemania, Francia, Inglaterra o Estados Unidos no encuentras a nadie encarcelado por sus canciones, cuando hay raperos más conocidos que nosotros y con letras más explícitas” , explicó Hasel, que abrió fuego repasando su caso, que comenzó en 2011: “No solo fui detenido, sino que hicieron un registro en mi domicilio. Se llevaron libros comunistas, mi libretas, camisetas donde ponía ‘libertad presos políticos’, mi ordenador y el de mis familiares. Marcó un antes y un después”. El pasado 2 de marzo fue condenado a dos años y un día de cárcel por enaltecimiento del terrorismo, al contener referencias a ETA y GRAPO en sus letras, e injurias y calumnias contra la Corona. Confiesa que no ha cambiado ni una coma de su mensaje.
Sin embargo, este "rapero revolucionario" encuentra dos explicaciones a sus condenas que van más allá de la ofensa a las víctimas del terrorismo: un sistema judicial heredero del franquismo y la “debilidad” de un “régimen” que agoniza y “se defiende con uñas y dientes”. Hasel ha sido muy crítico también con las nuevas formaciones, que a su juicio “legitiman la represión”: “Todos esos partidos que, como Podemos, lanzan vivas a la Guardia Civil no están con nosotros”. Además, ha acusado a los morados de estar “blanqueando al régimen cuando dicen que esto es una democracia” y de difundir "el discurso falso de que la libertad de expresión está en peligro": "No hay libertad de expresión. Ninguno de vosotros puede llegar a casa, sentarse frente al ordenador y criticar a la monarquía o la policía sabiendo que no sufrirá consecuencias por ello", remata.
En su caso, las condenas han producido un efecto adverso al deseado: su mensaje ha llegado a más gente y él, lejos de abandonar sus ideas, las ha reforzado. Asume que no podrá eludir la cárcel, pero pide que la solidaridad se lleve a los barrios y que haya “una respuesta firme y organizada”: “Nuestra libertad solo será posible cuando al Estado le salga más caro tenernos presos que en la calle”, ha concluido.
Valtonyc: tres años de prisión
En sus intervenciones, los tres han querido convencer al público de que sus casos no son aislados y de que se trata de un “ataque colectivo” a la libertad de expresión. “Voy a entrar en la cárcel por hacer canciones y es hora de que la gente se organice”, animaba Valtonyc.
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El joven de 24 años, sentenciado por varios delitos entre los que se encuentra el enaltecimiento del terrorismo y las injurias a la Corona, ha querido contextualizar su caso: “La última vez que los GRAPO mataron, yo tenía dos años. La última vez que mató ETA, tenía 18”. Valtonyc ha madurado inmerso en este proceso que acabará en cárcel, una posibilidad para la que ya se está mentalizando: “Aprovecharé para leer, concienciarme y conocerme a mí mismo. La diferencia entre un preso común y un preso político, que es lo que somos nosotros, es que el preso político entiende la cárcel como una lucha más”, confesaba en el turno de preguntas posterior con el público.
El joven balear ha intentado justificar de dónde nació esa rabia que él canaliza a través de sus canciones con algunos datos personales: “Mi madre estaba superando un cáncer. En mi casa entraban 500 euros y, mientras, Esperanza Aguirre estaba recortando en Sanidad y poniendo a dedo a toda la cúpula de corruptos. Parece mentira que yo no pueda dedicarle una canción”. Para el rapero, la libertad de expresión debe proteger el derecho a crítica de los grupos vulnerables. "Solo los pobres entramos en la cárcel", argumentaba sobre lo costosos que son estos largos procesos judiciales.
Pese a las muestras de solidaridad que han recibido estas semanas, ambos raperos han pedido a los presentes que se den más pasos: “La izquierda gana la batalla de Twitter y de los memes, mientras la derecha tiene hogares sociales, está ganándose los votos y repartiendo panfletos y nos están ganando la batalla en la calle”, ironizaba Valtonyc. También cree que hay motivos ideológicos en las condenas: "La libertad de expresión parece que solo la tiene la derecha".
Boro y los delitos de opinión
El caso del periodista Boro LH es diferente al de sus compañeros. Fue condenado en enero a un año y seis meses de prisión por enaltecimiento del terrorismo tras compartir unos mensajes en su Facebook. También tiene otro juicio pendiente por atentado a la autoridad tras un altercado con dos agentes mientras cubría la manifestación ‘Jaque a la monarquía’ y las cargas policiales en 2014.
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Si las primeras fases de la Operación araña tuvieron un amplio eco mediático, el periodista se queja de que estos procesos se han normalizado y se han instalado en la vida cotidiana. Para él, la censura de una parte de la obra Santiago Sierra en ARCO o el secuestro del libro ‘Fariña’ son solo las últimas paradas de un proceso reaccionario que comenzó hace años. “Se están sacando varios delitos de la chistera para perseguir las opiniones: el enaltecimiento del terrorismo, humillación a las víctimas, los delitos de odio, contra la libertad religiosa y injurias contra la Corona”, enumera con algunos ejemplos.
Este encuentro se ha producido unas horas después de que se manifestasen en Madrid unas 40.000 personas contra la conocida como la ley mordaza, a la que se han sumado también los pensionistas.