CATALUNYA / El CEO castiga a JxCat y a la independencia por el bloqueo político
De la ‘Operación Diálogo’ a la ‘Humillación Catalana’
BARCELONA.- La política catalana, poco a poco, va pasando a un segundo plano. Los casos de corrupción del PP, la lucha intestina en la derecha española entre el PP y Cs y las diferentes movilizaciones sociales como la de las pensiones o la feminista adquieren cada vez un mayor protagonismo político. Catalunya, sin embargo, regresa al tablero político y a las portadas de los principales medios de comunicación cuando hay un nuevo capítulo en los tribunales y en la "megacausa" contra el independentismo o cuando el Gobierno de Mariano Rajoy saca algún tema polémico a relucir con el telón de fondo catalán.
Y es que una de las consecuencias más evidentes del proceso catalán de los últimos meses ha sido la guerra desatada entre el PP y Cs tras los buenos resultados del partido de Albert Rivera. La formación liderada de Inés Arrimadas fue la más votada el pasado 21-D, mientras que el PP quedó como la última fuerza en el Parlament. Esto ha conllevado a una evidente política de "mano dura" contra todo lo que huela a soberanismo en Catalunya, pero también se refleja en un humor reaccionario en buena parte de la sociedad española contra todo lo que ponga en duda ese nacionalismo español en auge desde hace meses: "a por ellos". Así vemos secuestros de libros, raperos en la cárcel por criticar a la Casa Real, censura de obras de arte en ARCO por nombrar a los "presos políticos"... Todo ello con el beneplácito de buena parte de la prensa y sociedad española.
Contra Catalunya, precisamente, veíamos hace unos días cómo el Gobierno planteaba la intervención a través del 155 en el modelo educativo catalán para terminar con la inmersión lingüística que mantiene la lengua catalana como vehicular en la enseñanza. Tras varios titubeos, algunos miembros del PP apostaban por una casilla en la que los padres pudieran escoger la lengua vehicular del aprendizaje de sus hijos y otros por aumentar el número de horas en castellano en el programa educativo. Ayer, tras el Consejo de Ministros, Íñigo Méndez de Vigo quitaba hierro al asunto explicando que la preinscripción para el próximo curso escolar se traslada al mes de abril, por lo que aún hay tiempo para estudiar la fórmula mediante la cual "garantizar el derecho de los padres" y "hacer cumplir la ley".
El Gobierno sigue sin dar su brazo a torcer, podría ser una nueva derrota política aprovechada por Cs tras su reciente promesa de acabar con el actual modelo lingüístico catalán, pero no quiere enfrentarse a la ley. El pasado martes el Tribunal Constitucional tumbaba la posibilidad de escolarizar a niños catalanes en escuelas privadas con fondos públicos para que pudieran estudiar en castellano si así lo deseaban sus padres. El Constitucional argumentaba que era una invasión de la competencia autonómica en Educación. Esta idea se encontraba en la llamada "Ley Wert".
La educación catalana sólo podrá ser modificada, por lo tanto, a través de una ley emanada del Parlament donde el independentismo tiene mayoría absoluta y, además, PSC y Catalunya En Comú también se han mostrado fervientemente en contra de modificar el modelo de inmersión lingüística. El Gobierno, además, lanzaba un claro mensaje político al independentismo con este tema de la inmersión lingüística: presión a conformar un Govern, a alejarse de la 'vía Puigdemont' que, cada vez más, parece más imposible.
Durante los intensos meses catalanes que nos preceden, numerosas voces dentro del catalanismo, también del independentismo, ya alertaban de que, en caso de que los planes del Govern hacia la independencia fueran derrotados, podría haber una reacción españolista que intentara una suerte de 'humillación catalana', tal y como ha venido contando cuartopoder.es. La guerra desatada entre PP y Cs va en este sentido. A mayor mano dura contra Catalunya, más apoyo pueden conseguir estos partidos en otros territorios de España. Y esto se refleja claramente en el cambio de actitud del Gobierno español con respecto a Catalunya. Si Rajoy, a través de la vicepresidenta Soraya Sáenz de Santamaría lanzó la 'Operación Diálogo' intentando acercarse a la sociedad catalana en la primera mitad del año 2017, ahora la consigna parece haber cambiado por completo: mano dura.
¿Qué fue de aquellos 45 puntos sobre los que Rajoy sí estaba dispuesto a hablar?
Hace justo un año, Rajoy se mostraba predispuesto a dialogar y pactar con el president de la Generalitat, Carles Puigdemont, 45 puntos en un intento de frenar la deriva independentista. El Govern había planteado 46 puntos, a los que contaban con el beneplácito de Moncloa para el diálogo hay que sumar el de un referéndum pactado. La negativa del Gobierno español a sentarse a hablar sobre este asunto dio al traste el diálogo sobre el resto. Desde Moncloa avisaban de que tenían trabajadas propuestas sobre el resto de los temas para tratar en una reunión con el president. Nunca se llegaron a conocer esas propuestas: el referéndum paralizó todo lo demás.
Entre esos 45 puntos propuestos por Puigdemont que Rajoy sí que estaba dispuesto a tratar se encontraban, más allá del referéndum: una serie de reformas de políticas sociales, otras de carácter económico y financiero, una apelación a evitar la judicialización de la política y un listado de incumplimientos, considerados como tales por parte de la Generalitat, del Estado hacia Catalunya, tales como invasión de las competencias autonómicas e interferencias en la acción del Govern. En este último apartado, había un aspecto concreto que hoy vuelve a estar de plena actualidad: "respeto al modelo de escuela catalana".
Rajoy ordenó a los integrantes del Gobierno la elaboración de informes y Sáenz de Santamaría proclamó que hacía falta "un gesto", equivalente a la renuncia al referéndum, para convocar una reunión bilateral entre ambos presidentes, el español y el catalán. Ningún obstáculo, salvo el referéndum, sería insalvable. Ahí se encontraba también el "respeto al modelo de escuela catalana". Un año después, la situación ha cambiado. En Moncloa no se pretende ninguna "operación diálogo" para intentar solucionar el conflicto con Catalunya, todo lo contrario, se pretende una "humillación catalana", para intentar llevarse el gato al agua en conflicto con Cs.
Catalunya es la principal, pero no la única, pantalla de disputa entre Rajoy y Rivera. Cómo han cambiado las cosas en un año... El CIS de febrero auguraba una subida de tres puntos de Cs con respecto a la misma encuesta del mes de octubre. Tres puntos que, aproximadamente, perdían PP y PSOE. Ayer se hacía público, por otra parte, el CEO, el CIS catalán. El 'sí' a la independencia caía en torno al 41% de los apoyos y pierde 8 puntos con respecto a octubre. El 'no' a la independencia obtendría su valor más alto, cerca del 54%, aumentando en más de 10 puntos su apoyo desde octubre. La misma encuesta castiga duramente a JxCat que podría perder cinco escaños en el Paralament si se celebraran hoy las elecciones con respecto al 21-D. Sube ERC entre uno y tres diputados. Cs bajaría entre uno y tres. Castigo a la 'vía Puigdemont' que mantiene bloqueada la investidura. El independentismo mantendría su mayoría absoluta. Pero, cómo cambian las cosas...