Meses antes de su detención como presunto líder de la organización criminal desarticulada con la operación Lezo, el expresidente de la Comunidad de Madrid Ignacio González se desahogaba con él exministro Eduardo Zaplana a propósito del juez Eloy Velasco, encargado de dirigir la teóricamente secreta investigación contra él: “Vamos a ver, Eduardo, tenemos el Gobierno, el Ministerio de Justicia, no sé qué y tal, y escucha, tenemos a un juez que está provisional…Tú lo asciendes…Yo le digo, venga usted, ¿cuál es la plaza que le toca? ¿Onteniente? A tomar por culo a Onteniente y aquí que venga el titular, que ya me apañaré con el titular, coño”.
El “a tomar por culo a Onteniente” con el que González quería mandar a “escarbar cebollinos” al juez que le estaba investigando por saquear el Canal de Isabel II y cobrar comisiones ilegales a cambio de adjudicaciones públicas es el último hit de las conversaciones intervenidas en los sumarios de corrupción, que casi siempre muestran con crudeza la zafiedad, impudicia y chabacanería de sus protagonistas y la tibieza, cuando no el afecto, de los responsables políticos con los que, por razones nunca explicadas, seguían teniendo contacto.
El mensaje de “ojalá se cierren pronto los líos”, que el ministro de Justicia, Rafael Catalá, dedicó a González, según él en referencia a los pactos para formar gobierno y no a la investigación sobre su ático dúplex, recuerda a aquel “Luis, sé fuerte” que, cuando arreciaba el escándalo Gürtel, Rajoy envió a Bárcenas, autor a la sazón del célebre “es mi mano la que entrega el sobre a la señora De Cospedal” con el que intentó atribuir el cobro de sobresueldos irregulares a la secretaria general del PP. Una red de corrupción, la Gürtel, que habría puesto al descubierto, según su peculiar interpretación de la historia, la ya dimitida de todos sus cargos Esperanza Aguirre, que proclamó desde su escaño en la Asamblea de Madrid: “Yo destapé la trama Gürtel”.
Su líder, Francisco Correa, también nos ha regalado frases gloriosas desde el día de su detención, cuando proclamó a las puertas del juzgado: “¡Estoy bien jodido!”. Según una conversación grabada a su secretaria, el líder de la red pedía “chicas altas, rubias y que sean putas para relacionarse con gente muy importante”, en concreto, con “altos cargos”. Durante el interminable juicio que se sigue en la Audiencia Nacional, Correa aseguró que Génova era como su “casa” y que llevó “maletines llenos de dinero” a Bárcenas que hacía entrar por el garaje. De dinero o de “pastuqui”, como se encargó de recordarle a José Luis Peñas en un receso del juicio. “La pastuqui, la pastuqui, que te la llevabas tú y no el muerto”, le espetó.
La versión valenciana de la “pastuqui” quedó grabada en una conversación del expresidente de la Diputación Valenciana Alfonso Rus en el interior de un coche: “Uno, dos mil, tres mil, quatre mil, cinc mil, sis mil, set mil, vuit mil, nou mil, deu mil, onze mil, dotze mil euros… Dos millons de peles”. El mismo concepto lo definió a la perfección, en una conversación con su hijo, la exconcejala valenciana María José Alcón, que señaló que el pitufeo con el que se financiaba la campaña electoral de Rita Barberá respondía a la “corrupción política total”. Después su propia defensa cuestionó la grabación aduciendo en que la época en la que se produjo sufría problemas psicológicos.
Valenciano, siempre situado en el meollo de los chanchullos y con mención honorífica por derecho en este glosario de frases de corrupción, destacan las impagables aportaciones de Álvaro Pérez, el hombre que en el juicio de la Gürtel presumió de haber lucido en los años locos “un bigote espléndido”. Maravillosa su conversación con Francisco Camps, reproducida en presencia de ambos en el juicio de los trajes, en el que el expresidente valenciano le decía “te quiero un huevo, amiguito del alma” y éste le contestaba: “Contarás durante muchos años con mi lealtad”. “Perdona, durante muchos años no, hijo de puta, durante toda tu vida…”, le replicaba Camps enfadado.
‘El Bigotes’ también es autor de otras grandes frases. Desde el “¡maldita la hora que me fui a Valencia!” que espetó durante una entrevista que concedió durante la instrucción hasta el “parece que hemos tirado las Torres Gemelas” que soltó en la Audiencia Nacional en relación con los delitos que le atribuye la Fiscalía Anticorrupción, a cuyas representantes acusó durante el juicio de “estar obsesionadas” con su “tía Chonchi”. El día que murió Rita Barberá, Álvaro Pérez accedió a hacer unas declaraciones a la prensa para recordar su figura, no sin que antes su abogado le aconsejara que no cargara las tintas contra el PP. Álvaro empezó comedido, los periodistas le fueron preguntando, y a pesar de que su abogado le tiraba de la manga de la chaqueta a modo de recuerdo, el amigo de Rita se fue calentando y acabó diciendo que sus compañeros de partido le dejaron “abandonada como a una perra”. Su forma de pronunciar esas erres se recordará durante años.
La trama Púnica también ha dejado frases lapidarias que ponen de relieve la forma de estar en el mundo de quienes durante años ocuparon cargos públicos presumiendo de ejemplaridad. El socio de Francisco Granados, David Marjaliza, fue grabado quejándose de que le pudieran imputar un delito de cohecho por regalar “un jamón”. “A los pobres que cobramos dos comisiones de mierda para seguir funcionando nos van a tocar los huevos y vamos a aparecer como corruptos”, decía.
Cuando Granados le trasladó que estaba siendo vigilado por la UCO, después de preguntar qué es la UCO, Marjaliza llamó a su secretaria para que comprobara si algún agente custodiaba la sede de sus empresas. “Como la gente es así de gilipollas, lo mismo va cualquiera y se piensa que nos dedicamos al tráfico de armas, o de blancas, o de putas, o yo qué sé (…) Échale un vistazo a ver si hay alguien”. En la casa del suegro del exdirigente del PP los integrantes de este organismo encontraron un maletín con un millón de euros. “¿Cómo es posible que un maletín con un millón de euros, que no tiene patas, llegase hasta el altillo de su armario?”, le preguntó con sorna el juez Eloy Velasco el día de su declaración. “No lo sé, señoría, en mi casa ha entrado mucha gente, del Ikea y fontaneros”, respondió.
La forma en que contrataba la red la dejó clara el exprimer teniente de alcalde de Valdemoro José Javier Hernández: “Va a ser la empresa que este señor traiga, que me suda la polla el nombre, cómo se llame, qué pinta él, que no pintan, van a ser los adjudicatarios y no va a ser otro”. La manera de estar en política la ilustró el exalcalde de esa misma localidad José Miguel Moreno, quien en distendida conversación con Marjaliza le trasladó: “Estoy tocándome los huevos que para eso me hice diputado”. Y cuando se trataba de celebrar, por ejemplo, la atinada declaración de Granados en el caso de los espías, por qué no recordar las palabras grabadas al agente José Oreja: “A mí me dijo Halffter (antiguo viceconsejero de Presidencia): ‘Habéis declarado muy bien, hay que celebrarlo con un volquete de putas”.
Frases, todas ellas, que apuntan que España sigue siendo el país que Berlanga retrató en La Escopeta Nacional, con uno de cuyos personajes -el industrial catalán Jaume Canivell, que trataba de vender porteros automáticos en la magistral interpretación de José Sazatornil-, se comparó Jordi Pujol Ferrusola en su última declaración ante el juez: “Le están dando largas, largas y largas. Al final no consigue vender interfonos, acaba pagando la fiesta, la cacería, todo” … Pero esta fiesta la pagamos todos nosotros.
A tomar por el culo !!.. Los Fiscales Jueces que pusieron PP, PsoE. Como pueden juzgar esta cuadrilla de franquistas perdidos. La democracia es otra cosa, no será perfecta.. pero la dignidad no entiende las DEDOCRACIAS. Ni las gentes normales tampoco. Sí, esas personas que se aprietan el cinturón al máximo.. para el final quedarse sin techo, sin trabajo; tener que emigrar.. y, no poder votar!!; porque hubo unos mucho socialistas, que hicieron Leyes demasiado avanzadas para estar en el medievo.. Traidores!!. Una y mil veces!!.