La jornada electoral no fue un día alegre para Ciudadanos (C's), aunque todo indicaba que el partido de Albert Rivera acabaría con peor resultado de lo que finalmente sucedió. Las encuestas y sondeos, que ayer fracasaron estrepitosamente, intuían que la tragedia se mascaría en la sede de C's. No fue así. C's salvó los muebles y obtuvo un resultado más digno del que preveían los institutos demoscópicos. Perdió 390.759 votos con respecto a las elecciones de diciembre, 3.123.769 personas votaron ayer a la formación naranja. Esto sólo supone un descenso de menos de un punto porcentual: un 13,05% del electorado optó por votar a C's ayer; en los pasados comicios, un 13,94%. La pérdida en escaños fue mayor porque la ley electoral castigó a la formación de Rivera. Pasa de 40 a 32, 8 menos.
Es por lo que el gran enemigo a batir desde ayer para la formación de centroderecha es la ley electoral. Los dirigentes que circulaban por los distintos medios de comunicación y el propio Rivera, cuando salió a comparecer conforme los resultados parecían ser definitivos, cargaron duramente contra la ley que traduce en escaños los votos y prometieron hacer todo lo posible para cambiarla en la próxima legislatura. “El primer objetivo es que las próximas elecciones vayamos a votar con una ley donde todos los ciudadanos sean iguales, no con una ley que hace ciudadanos de primera y de segunda”, prometía ayer el líder de C's ante los medios de comunicación.
Por comunidades autónomas, C's deberá preocuparse especialmente de Castilla-La Mancha, donde ha perdido los 3 representantes parlamentarios que obtuvo en la anterior legislatura. Tampoco han sido buenos los resultados en Castilla y León, en esta comunidad pierde 2 escaños y sólo conserva 1. Los otros 3 diputados que C's no tendrá en el futuro Parlamento provienen de Andalucía, Madrid y Galicia. En Andalucía, C's conserva 7 de los 8 que tenía, en Madrid permanecerán 6 diputados de los 7 que consiguió en diciembre. Por último, en Galicia, C's pierde el escaño que pudo entrar en el Congreso en las pasadas elecciones. Conserva el escaño por Aragón, 2 de Canarias, 1 de Cantabria, 5 de Cataluña, 5 de la Comunidad Valenciana, 1 de Baleares, 1 de Asturias y 2 de Murcia.
Con estos resultados, C's ya se ofreció ayer para sentarse con los dos grandes partidos, PP y PSOE, para constituir un gobierno de gran coalición. C's aspira, de esta manera, a ser la muleta del bipartidismo, incorporando algunas medidas de regeneración política a un posible pacto de gobierno de los dos mayoritarios. La suma de los escaños del PP y C's para apostar por un gobierno de derechas no llega a la mayoría absoluta, aunque se queda cerca. PP y C's obtendrían 169 diputados, cuando el umbral de la mayoría absoluta se divisa con los 176 escaños. Mucho menos apoyo obtiene el pacto de gobierno al que llegaron PSOE y C's durante la pasada y brevísima legislatura. A los 8 diputados que se deja en el camino C's, hay que sumar los 5 que pierde Pedro Sánchez, que se queda con 85, el grupo parlamentario socialista más pequeño del actual periodo democrático. Una reedición del pacto Sánchez-Rivera sólo obtendría 117 parlamentarios. Insuficiente.
Rivera considera que los más de 3 millones de votos que ha recibido C's “dan un mandato claro de regeneración de la vida pública, política y democrática, y también de la necesidad de un cambio para combatir la desigualdad y la corrupción”. Con estas dos propuestas, regeneración democrática y cambio contra la desigualdad y corrupción, Rivera pretende sentarse en una mesa con el PP y el PSOE para buscar una gran coalición “moderada, que permita un cambio sensato”. “El centro ha venido para quedarse”, anunciaba ayer Rivera. “El 20 de diciembre consolidamos el centro político como opción política en España después de 40 años”, añadía. El líder de C's quiere hablar con PP y PSOE “de educación, autónomos, funcionarios, mayores”, sin embargo, no contempla la posibilidad de sentarse a negociar con el bipartidismo para hablar de sillones y de nombres propios. “Si la condición para sentarse a hablar son los sillones, C's hará un control duro desde la oposición al futuro gobierno de España”, advertía.
Espera Rivera, por tanto, poder entrar en un gobierno tripartito de centroderecha, junto al PP y al PSOE y aportar algunas medidas “regeneradoras” de la democracia, como el cambio de la ley electoral, y combatir la corrupción. Una gran coalición para la que los escaños de C's no serían ni siquiera necesarios. La suma de PP y PSOE es de 222 parlamentarios. Tampoco se refirió a si ahora se negaría a que Mariano Rajoy fuera el candidato a presidir ese futuro gobierno. El actual presidente en funciones fue el gran ganador de la noche electoral. Rivera pretende ser la muleta del bipartidismo, apoyando y formando parte de un gobierno con PP y PSOE que corrija algunas lacras como la corrupción y que modifique la ley electoral. Sólo si no consigue ese propósito, parece que Rivera está dispuesto a ser oposición.
Es su función, para eso existe y se financia. El equilibrio funambulista que existe entre PP y Cs es un tema tabú. Si se repiten elecciones y Cs vuelve a bajar incluso con sus votantes yendo a la abstención el PP arrasaría como los hunos.