El hecho más relevante que se ha producido esta semana en el área de la justicia, no ha sido el frenazo y marcha atrás de la prohibición de las esteladas en la final de la Copa del Rey, ni que se hayan desvelado los chanchullos de la Operación Púnica por la confesión del empresario David Marjaliza —a pesar del ruido mediático que ambos temas han generado— sino el escrito remitido por el juez José Castro —instructor del caso Nóos, en el que se juzga a Cristina de Borbón— a su compañero de la Audiencia Nacional Santiago Pedraz, para explicarle determinadas actuaciones del abogado defensor de la Infanta y uno de los padres de la Constitución, Miquel Roca i Junyent, que pueden tener importancia en el sumario que tramita contra los jefes del pseudosindicato Manos Limpias, Miguel Bernad, y Ausbanc, Rafael Pineda.
Como ya saben, la detención y posterior encarcelamiento de Bernad y Pineda por el presunto chantaje a personas y entidades contra las que ejercían la acción popular ha generado tormentas de tinta y ha impulsado de nuevo a aquellos que, a toda costa, quieren salvar a la hermana de Felipe VI del oprobio de ser condenada por delito fiscal. Manos Limpias es la única acusación que pide pena para ella y si la letrada Virginia López Negrete, que representa al pseudosindicato, tuviera que retirarse, la Infanta podría irse tranquilamente a su casa.
El auto del juez Santiago Pedraz sobre los dos presuntos extorsionadores deja claro que habían tratado de negociar la retirada de la acusación de Manos Limpias contra la Infanta primero con la Fundación La Caixa y luego con el Banco Sabadell, del que Roca es consejero. Inicialmente la propuesta era de dos millones de euros, que luego, Luis Pineda elevó a tres.
El caso es que Bernad, en su declaración ante el juez Pedraz, explicó que se reunió con Isidro Fainé, todopoderoso señor de La Caixa y que éste le prometió que si la mediación salía bien le presentaría al Rey. El juez Pedraz le preguntó entonces que por qué había fallado, a lo que Bernad respondió que Roca había hecho unas "maniobras raras". Las declaraciones de los imputados suelen sonar a excusas poco creíbles y claro, ¿quién va a sospechar de actuaciones dudosas de uno de los padres de la Constitución aunque en este caso ejerza de abogado defensor?
Y en ese momento estábamos cuando el juez Castro ha dirigido un escrito al juez Pedraz en el que le explica que uno de los abogados del despacho de Roca le visitó en el juzgado y le propuso celebrar una reunión secreta "al abrigo de los periodistas" con el propio Roca para tratar sobre la imputación de la Infanta. La reunión podría celebrarse en una finca rústica, o en Mallorca o en Barcelona. Pero el magistrado, que no estaba para componendas, le respondió que todas las reuniones con los letrados se celebrarían en sede judicial. (Lea el escrito del juez Castro).
Castro lo habló con la secretaria del juzgado y decidieron que, como la oferta no constituía delito, no deducirían testimonio ni incorporarían lo sucedido al proceso, aunque sí informaron de ello al fiscal Pedro Horrach.
Verán, aunque los malpensados pueden suponer que en una reunión secreta se pueden plantear actuaciones delictivas, el simple hecho de ofrecer una reunión de ese tipo no constituye delito. Sí lo sería que le hubieran ofertado dinero o un cargo.
Entonces, si no es delito, ¿por qué lo cuenta ahora?
Castro dice en su escrito que no pretende favorecer a Manos Limpias, ni a Bernad, pero que desea contribuir a la verdad con lo que él sabe y es que desde el despacho de Roca le ofrecieron una reunión secreta que coincide, grosso modo, con lo declarado por Bernad. Hasta ahí lo que se sabe.
Pero además, el juez Castro ha tenido todo tipo de presiones, aunque las ha aguantado como un campeón. Que el presidente del Gobierno Mariano Rajoy diga: "A la Infanta le va a ir bien" —tras una reunión con el Rey Juan Carlos; el ex ministro de Justicia, Alberto Ruiz-Gallardón y el ex fiscal del Estado, Eduardo Torres-Dulce— entra dentro de lo escandaloso pero que te tienes que aguantar. Que el fiscal Horrach te trate en sus escritos como un delincuente, no es agradable, pero no te puedes poner a su altura. Pero que un padre de la Constitución, que pasa por ser puro e inmaculado, te haga propuestas de las que razonablemente se puede inferir una ilegalidad —puesto que de lo contrario no necesitaba del secreto— es más de lo que uno puede dejar pasar. Y Castro ha podido tener la tentación de poner a cada uno en su sitio.
En este juego de tronos en que se ha convertido el caso Nóos, ni los puros son tan puros, ni los malvados —por muy malvados que puedan ser— siempre mienten.
Ya saben, que cada palo aguante su vela.
Estimado señor Yoldi: fíjese Vd. que no había reparado en este añejo articulillo suyo, que tiene además como atrayente el enlace a la famosa misiva que el Juez Castro remite a su compañero Pedraz acerca de la reunión propuesta por Miquel Roca en lugar secreto, ni se la había comentado como merecía. Sabrá vuesa merced disculparme pues, ahora que está más en los mundos de las “musas” que en el real, es difícil seguirle su producción terrenal, ya casi inexistente.
Cuando uno lee cartas como la que usted ha enlazado, amén de sentir la misma vergüenza que Castro cuando supo de las exigencias de Bernad , le embarga gran desazón pues al fin y a la postre el que suscribe, admirador de la Transición y de la obra de la generación que la hizo posible, siente que se le arrebata una parte de aquella idea que tiene de un grupo de españoles que, superando sus diferencias ideológicas y personales, nacidas tras una horrible guerra civil, supieron guiarnos por los senderos de la paz auténtica, que no es otra que asegura al mismo tiempo la libertad de todos. Pensar que uno de aquellos hombres no solo no responde a esa idea, sino que es un asqueroso truchiman del tres al cuarto y un rastrerillo comerciante de voluntades hace que uno se cuestione la obra de la generación entera, pese a saber el gran número de personas honestas, valientes y sagaces que la hicieron posible.
Un saludo y muy Felices Fiestas.
PD : Felicitación que extiendo al amigo Panóptico, del que hace mucho tiempo que no sé nada.
Absoluto aSCO a la figura de Miguel Roca,mercenario al servicio del mejor postor,su exultante alegria por el fallo del caso Noos me ha parecido obscena y ha dejado claro-¿todavia alguien lo dudaba?-dos cosas-una es la absoluta inutilidad de la casa real borbonica,carente dela menor ejemplaridad y cuyo papel de supuesto arbitro es una broma de mal gusto,aparte de lo oneroso que su mantenimiento supone para una de las ciudadanias mas pobres de la Unión Europea,dos,que LOS BORBONES TIENEN CARTA BLANCA PARA HACER LO QUE LES VENGA EN GANA,CUANDO LES VENGA EN GANA,COMO LES VENGA EN GANA Y DONDE LES VENGA EN GANA DENTRO DE LOS LIMITES TERRITORIALES DEL LLAMADO ESTADO ESPAÑOL,SON ABSOLUTAMENTE INTOCABLES YHAY QUE SER MU TONTO PERO MU TONTO PARA CREERSE LA SARTA DE MENTIRAS QUE SOLTO EL EMERITO SOBRE LA SUPUESTA Y PRESUNTA IGUALDAD ANTE LA LEY DE TODOS LOSCIUDADANOS DE ESTE ESTADO
mI RECONOcimiento total a lalabor del juez Castro,no todo esta perdido en la judicatura española,personascomo el demuestran que dentro del estercolero español,todavia hay un resquicio para la esperanza