Ferraz exige prudencia en la campaña a los "históricos compañeros" que no quieren a Sánchez

Como si se tratara de un ciudadano cualquiera, ningún miembro de la dirección del PSOE de Andalucía acudió el sábado a acompañar a Pedro Sánchez desde la entrada de la feria de Sevilla hasta la caseta de los socialistas. Es una anécdota reveladora del desprecio de algunos dirigentes y de determinados referentes del pasado, que no mandan, pero influyen, hacia el secretario general del PSOE. Los que no quieren a Sánchez siguen dispuestos a prestar sus inveterados servicios al disenso, incluso en puertas de la nueva convocatoria electoral. Desde Ferraz se ha hecho llegar un mensaje a algunos "históricos compañeros" pidiéndoles que sean prudentes en sus intervenciones y comentarios.

La crítica política por el mal resultado electoral del 20D (el PSOE pasó de 110 a 90 diputados), con las dos formaciones emergentes (Podemos y Ciudadanos) arañando electores a la socialdemocracia por la derecha y por la izquierda, se ha combinado con la tarea de zapa para desalojar a Sánchez cuanto antes de la secretaría general. En ese impulso participan los dirigentes regionales y presidentes autonómicos de Andalucía, Susana Díaz; Asturias, Javier Fernández; la Comunidad Valenciana, Ximo Puig, y Aragón, Javier Lambán, principalmente, aunque la coyuntura política no ha resultado propicia al esquema de sustitución rápida, patrocinado por Díaz.

Con todo, el dogal de los barones al cuello de Sánchez, vetando de antemano el único acuerdo con la izquierda y los nacionalistas que permitía sumar para gobernar, obligó a Sánchez a intentar (y conseguir) el único pacto posible, con Ciudadanos, y a proseguir las gestiones para que, por acción u omisión, Podemos se sumara al acuerdo. Fracasó en el intento, tanto por la incompatibilidad manifiesta entre Pablo Iglesias y Albert Rivera como por su precipitación al someter a consulta de los afiliados el pacto insuficiente con C's. Las invectivas de Iglesias contra el patriarca Felipe González hicieron el resto.

El propio González, en su papel de consejero a lo Willy Brand, nunca ha manifestado una micra de simpatía hacia Sánchez. Irrumpió en la pasada campaña electoral con un mitin en Extremadura no para ayudar al candidato socialista, sino, en su papel de abogado de los dirigentes de la oposición venezolana, encarcelados por Nicolás Maduro, para denunciar la relación de algunos dirigentes de Podemos con el régimen "populista" venezolano.

González no oculta su apoyo y simpatía por la presidenta andaluza como la mujer capaz de liderar al PSOE. Algunos de sus antiguos ministros, como Carlos Solchaga y José Luis Corcuera, no pierden oportunidad de manifestar su disgusto por la trayectoria descendente del partido, de la que responsabilizan a Sánchez y su equipo de gente nueva. Corcuera viene pronosticando desde hace tiempo que el PSOE acabará en cuarenta diputados.

Al grupo de los partidarios relevantes de periclitar a Sánchez pertenece el eurodiputado y exvicesecretario general José Blanco, quien tampoco oculta su inclinación hacia la causa de la presidenta andaluza. Y desde la distancia política, otro de los referentes del PSOE como José Bono, también considera que el partido debe contar con un líder más fuerte que el laborioso aunque endeble Sánchez. Como es sabido, Bono practica una política nicomédica que lo mismo le lleva a reunirse con Iglesias que con Alberto Núñez Feijóo que a hablar frecuentemente con amigos de la talla de Florentino Pérez o Esperanza Aguirre.

Al grupo de coríferos que no quieren al secretario general del PSOE se ha sumado abiertamente el expresidente José Luis Rodríguez Zapatero, quien, al tiempo que Sánchez visitaba la feria de Sevilla, se despachaba en Córdoba, en un encuentro privado con afiliados, haciendo grandes elogios de Eduardo Madina y Carme Chacón como posibles candidatos al liderazgo socialista en el caso de que Díaz se retraiga y no dé el paso que esperan de ella. El consejero de Estado en excedencia acudió a la capital cordobesa a la entrega de unos premios y su actividad fue registrada en las previsiones informativas enviadas desde Ferraz a los medios de comunicación.

La amplitud y relevancia de los adversarios internos de Sánchez, comenzando por un González que hace dos años llamaba "Tontoro" al ministro de Hacienda y cuya cónyuge en segundas nupcias, Mar García Vaquero, aparece ahora en los 'papeles de Panamá', y siguiendo por otros referentes históricos que, como dice Montoro, "están en el business", ha llevado al responsable de organización del PSOE, César Luena, a prescindir de cualquier apoyo de la vieja guardia en la próxima campaña electoral. Luena no es quién para impedir que opinen, pero confía plenamente en la prudencia de los que preferirían a otro candidato.

Sobre la inclusión de Madina en un puesto más alto de la lista de Madrid para tener opción al escaño, la dirección de Ferraz es consciente de la presión de la militancia, pero mantiene el principio de repetir las listas. Y salvo en el caso de que el partido en Madrid decida modificar el orden, seguirá en el séptimo puesto de la candidatura. Otra posibilidad es que el partido en Euskadi le reclame como candidato. Madina ha sido diputado por Vizcaya desde 2004 y secretario general del Grupo Socialista entre 2009 y 2014. Tras su derrota frente a Sánchez en las elecciones primarias de julio de 2014, rechazó formar parte de la Ejecutiva.