Salida de caballo, parada de burro. Con este fenómeno equino describen algunos diputados de Ciudadanos (C's) la ofensiva lanzada por la dirección nacional del PP contra su formación política. Su presidente, Albert Rivera, ha optado por no contestar a las descalificaciones de las que ha sido objeto por parte de Mariano Rajoy, quien le ha considerado “la muleta” del PSOE. La tranquilidad de Rivera ante la campaña diseñada desde la calle de Génova contra él se explica porque gran parte del poder territorial que detenta el PP depende de C's. Concretamente, doce alcaldías de capitales de provincia y cuatro gobiernos autonómicos, incluido el de Madrid.
Es más, Rivera está dispuesto a utilizar el apoyo de su formación política al PP para demostrar, en primer lugar, que las invectivas de Rajoy y su secretaria general, María Dolores de Cospedal, carecen de fundamento, y en segundo lugar para pedir al jefe del Ejecutivo en funciones que siga el ejemplo de C's y facilite la gobernabilidad del país. Fuentes de la formación naranja contemplan incluso la retirada del apoyo al PP si, como parece, Rajoy aboca al país a unas nuevas elecciones generales con una campaña centrada en restar votos y representación a C's.
El enconamiento afectaría al gobierno de la Comunidad de Madrid, donde Cristina Cifuentes depende del apoyo de la formación de centro liberal. Pero también a los gobiernos autonómicos de Murcia, donde el 'popular' Pedro Antonio Sánchez fue investido con el voto de C's; de Castilla y León --Juan Vicente Herrera debe su reelección al partido de Rivera--, y de La Rioja, donde José Ignacio Ceniceros gobierna gracias al apoyo de Ciudadanos.
Los presidentes regionales del PP son conscientes de que la ofensiva de Génova contra Rivera como el tonto útil del PSOE tiene muy poco recorrido y escasa credibilidad. Tras las elecciones autonómicas y municipales de mayo del año pasado, en las que el PP perdió la mayoría absoluta en todas las autonomías y ayuntamientos de grandes ciudades, el propio Herrera pidió a Rajoy que se mirara en el espejo, algo que recientemente ha recordado el expresidente de Murcia, Alberto Garre, para solicitarle que dé “un paso atrás" como "el mejor servicio que puede hacer al país y al partido”.
De C's, que también apoyó la investidura de la socialista Susana Díaz como presidenta de la Junta de Andalucía, dependen además los alcaldes del PP de Alcorcón, Las Rozas, Alcobendas, Majadahonda y Colmenar Viejo en la Comunidad de Madrid. En Andalucía facilitó al PP las alcaldías de Almería, Málaga, Jaén y Granada. En Cantabria entregó al partido de Rajoy la de Santander. En Extremadura, las de Cáceres y Badajoz. En Castilla y León, las Burgos, Salamanca y León. Y en Castilla-La Mancha, las de Cuenca y Albacete.
En casi todos los casos, como también en los de Benidorm y Orihuela (Alicante), los únicos municipios que el PP ha logrado retener en la Comunidad Valenciana, no hubo cambio de cromos, entendido como apoyo recíproco en otros ayuntamientos, por lo que la formación de Rivera posee un amplio margen de maniobra para respaldar mociones de censura fundadas en la mala gestión (caso de la huelga de las basura en Málaga) o en la responsabilidad política por supuestos de corrupción (caso del alcalde de León, relacionado con la trama eólica).
Bien distinta es la posición del PSOE respecto a Podemos. Los socialistas dependen de la formación morada para gobernar en Extremadura, Castilla-La Mancha, la Comunidad Valenciana, Aragón y Baleares, y su secretario general, Pedro Sánchez, ha descartado presionar por esa vía al partido de Pablo Iglesias y a las confluencias, a las que ha apoyado para que gobiernen en Madrid, Barcelona, A Coruña y otras grandes ciudades.
Sánchez recalcó el jueves en A Coruña que el rechazo de Podemos a su investidura no influirá en los acuerdos territoriales. “Desde luego –dijo--, los alcaldes de En Marea y otras formaciones vinculadas con Podemos pueden estar tranquilos y seguros”. A continuación pidió a Iglesias que “haga caso a la señora Carmena y al señor Villarejo, que son personas de izquierda muy significadas y están pidiendo que se ponga fin a los vetos”. Emplazó al líder de Podemos a aceptar cuanto antes el acuerdo para “regenerar la vida democrática y luchar contra la desigualdad y la precariedad” creciente e incrementada por los cuatro años de mayoría absoluta del PP.
Me parece estupendo que Rivera advierta a Rajoy y a los prepotentes que le apoyan sus campañas de insultos y tergiversaciones no sirven de nada, salvo para perjudicar a los suyos. Hay que ser lerdos para no enterarse. ¡Vaya políticos!