Un grupo de barones se reunirá con Sánchez para exigirle que no pacte con Podemos

El PSOE celebra el lunes el Comité Federal más decisivo para la política española desde que su actual dirigente, Pedro Sánchez, ganó las primarias internas y alcanzó la secretaría general del partido, hace 17 meses. Varios líderes regionales, a los que llaman barones, acuden a la reunión con el acuerdo previo de marcar ellos la política de alianzas en vez del secretario general. Si no de pies y manos, tratan de atar corto a Sánchez. El domingo por la tarde despacharán con él y le plantearán un borrador de resolución que a tenor de las palabra de la presidenta andaluza, Susana Díaz, excluye toda negociación con Podemos si no retira su propuesta sobre la autodeterminación de las nacionalidades históricas y el referendo en Cataluña.

Con la presidenta andaluza se han alineado el también presidente de Extremadura, Guillermo Fernández Vara y el de Castilla-La Mancha, Emiliano García Page. Los tres han dejado claro que la política de alianzas la decide el Comité Federal. Fernández Vara, que tiene problemas para que sus aliados de Podemos apoyen el Presupuesto de la Junta de Extremadura para 2016, coincide con Díaz en que “mientras Podemos no renuncie a defender la autodeterminación de los pueblos de España, no tenemos nada que hablar”. García Page se ha mostrado más comedido en la apelación a la “línea roja” como argumento a fortiori. Por su parte, el presidente de Asturias, Javier Fernández, ha preferido mantenerse en un discreto segundo plano.

Para algunos dirigentes regionales, entre los que se encuentran los presidentes de la Comunidad Valenciana, Ximo Puig; el de Aragón, Javier Lambán, y la de Baleares, Francina Armengol, sería deseable que se llegara a la reunión del Comité Federal con un acuerdo básico entre el secretario general y los líderes regionales. Las fuentes consultadas no dudan de que la dirección del PSC apoyará los planteamientos de negociación y margen de maniobra para Sánchez y lo propio hará la secretaria general de Madrid, Sara Hernández, que encabeza la organización territorial más conflictiva y dividida.

Sobre el análisis de los resultados hay coincidencia en que han sido “malos” o “no han sido buenos”, como prefiere decir un miembro de la Ejecutiva. El PSOE no ha conseguido igualar al PP, lo que habría ocurrido si Sánchez hubiera logrado mantener los siete millones de votos de hace cuatro años, con Alfredo Pérez Rubalcaba de candidato. La pérdida de un millón y medio de votos y 20 escaños supone el fracaso global. Los socialistas solo han ganado en Andalucía y Extremadura, si bien, con medio millón de votos menos que en las anteriores generales.

A partir de ahí, si la primera responsabilidad es del secretario general y su equipo, la segunda corresponde a la falta de atracción del voto socialista en las comunidades autónomas con gobiernos del PSOE desde mayo pasado. A pesar de esto, la Ejecutiva entiende que en el nuevo contexto político, con las fuerzas emergentes Podemos y C's centradas en apoderarse del voto socialista por la derecha y por la izquierda, el partido ha conseguido un resultado digno, 5,5 millones de votos y 90 diputados. Y, sobre todo, ha logrado mantenerse como la segunda fuerza política y la alternativa real de gobierno.

Tras el análisis de los resultados (el balance económico, con fuertes pérdidas, todavía no se ha cerrado), hay un acuerdo de principio de votar “no” a la investidura de Mariano Rajoy como presidente de Gobierno en la primera vuelta, en la que si no lograra mayoría absoluta (176 votos), tendrá que someterse a una segunda votación, en la que le bastaría la mayoría simple, es decir, más votos a favor que en contra. Y en este punto se centrará parte del debate interno del Comité Federal. Si los 90 diputados socialistas se abstienen, Rajoy saldría elegido presidente porque sus 123 escaños superan la suma de los restantes grupos en el supuesto de que todos votasen en contra. C's ya ha anunciado que facilitará su investidura.

La presidenta andaluza no ha aclarado si el “no” a la investidura de Rajoy ha ser en las dos votaciones o solo en la primera, aunque, al afirmar que a Sánchez le corresponde mantenerse en la oposición, se ha mostrado proclive al apoyo por omisión. El doble voto contrario del PSOE, Podemos, IU y los nacionalistas de izquierda significaría el fracaso de Rajoy, aunque tuviera el eventual voto favorable de C's y la abstención del PNV y Democracia y Libertad (DL), nueva marca de Convergencia Democrática de Cataluña. Por el contrario, si el presidente en funciones lograse el improbable, aunque no imposible, voto favorable de C's, PNV y DL, sumaría 178 y podría salir elegido en la primera vuelta.

El planteamiento de Pedro Sánchez ante el eventual fracaso de Rajoy no coincide en absoluto con el de Díaz y los barones regionales citados, algunos de los cuales no han tenido inconveniente en pactar con Podemos para alcanzar el poder. Sánchez es partidario de tomar la iniciativa y buscar los apoyos necesarios para formar un gobierno progresista con el siguiente planteamiento: una recuperación económica justa; un sistema fiscal más equilibrado; un nuevo estatuto de trabajadores; un gran pacto educativo por la ciencia y la cultura; reconstruir el pacto de Toledo; un acuerdo con las fuerzas políticas y sociales para hacer frente a la violencia de género y una reforma Constitucional “que revitalice la democracia y resuelva el conflicto con el soberanismo catalán”.

El portavoz del PSOE en el Congreso, Antonio Hernando, confía en que el Comité Federal ratifique el “no” a Rajoy y “el desacuerdo con aquellas posiciones que pretenden la autodeterminación de los pueblos y la división de España", es decir, con Podemos y sus aliados. Hernando aseguró el viernes, en respuesta al mensaje navideño del rey Felipe VI, que el PSOE estará “a la altura de las circunstancias” y atenderá la demanda de “diálogo y de cambio” que le han reclamado los ciudadanos a favor de los intereses generales y, especialmente, “de las personas que peor lo están pasando”.

Estas posiciones previas a la reunión del comité, del que forman parte 200 representantes de las organizaciones territoriales, el PSC y Juventudes Socialistas, indican que los socialistas intentarán lanzar la pelota al tejado de Podemos para que renuncie a sus planteamientos, aun a sabiendas de que las mayorías obtenidas en Cataluña y Euskadi y el extraordinario resultado en Galicia no permiten mucho margen de maniobra a Pablo Iglesias.

El intento de electrocutar a Sánchez con la “línea roja” de Podemos, explica por qué éste anticipó, la misma noche electoral, su intención de presentarse a la reelección como secretario general en el congreso que se celebrará cuando termine el actual proceso político. Su mensaje iba dirigido a Susana Díaz y, según varios miembros del Comité Federal, se resumía en la invitación a su otrora valedora a que se presente a las primarias si aspira a dirigir el partido como secretaria general. De momento, no lo es.