El PP ganaba anoche con más de 7 millones de votos y 123 escaños unas elecciones cuyos resultados hacen del todo imposible alcanzar un acuerdo político que le permita ser investido presidente, con ningún grupo. Solamente un acuerdo con el PSOE lo haría posible, pero ni los unos ni los otros están por la labor de suscribirlo.
Su compañero de viaje más creíble es Albert Rivera, con sus 'Ciudadanos', 3 millones y medio de votos (los mismos que ha perdido el PP con respecto a las elecciones de 2011) y 40 escaños en el Congreso de los Diputados. Pero la suma de ambas fuerzas llega hasta 163 votos y la mayoría absoluta se obtiene con 176 votos.
Mientras anoche el presidente del gobierno, Mariano Rajoy, advertía desde el balcón de su sede nacional, en la madrileña calle Génova que se avecina “una etapa que no va a ser fácil” y se comprometía a “intentar” formar gobierno y “hablar mucho y dialogar mucho” para lograrlo, Rivera anunciaba a los suyos una serie de cambios legislativos, como la reforma de la Ley Electoral, una nueva Ley de Educación, etc. que no está en su mano acometer, ni con sus 40 escaños, ni con los 163 que suman C's y PP.
Suponiendo que C's votase a favor de la investidura de Rajoy, seguirían faltándole 13 votos para alcanzar la mayoría absoluta. La victoria de Rajoy, pese a haber perdido 63 escaños y 3´5 millones de votos, sigue siendo inapelable, con casi 7 puntos de ventaja sobre el segundo partido, el PSOE. Pero esa victoria no le permite ser investido presidente, como tampoco los 40 flamantes escaños obtenidos por C's le permiten ser 'decisivos', para amargura mal disimulada de sus dirigentes anoche.
Decisivos serían los apoyos de los 6 diputados del PNV, más el de Coalición Canaria, que podrían convertirle en presidente del gobierno, siempre y cuando Rajoy fuese capaz de conseguir, al menos 6 abstenciones de entre las filas de otras formaciones. Pero los demás partidos son representantes de la izquierda, independentistas catalanes o Bildu. Y las posibilidades de que Rajoy logre esa alianza parecen remotas. Pero es innegable que a Rajoy le toca intentarlo y que no conseguirlo supondría poner al PSOE en bandeja la posibilidad de intentar liderar otro gobierno (apoyado por varias formaciones políticas de izquierdas) o volver a repetir elecciones en unos meses.
Parece increíble, pero en Madrid y las Castilllas ha sido decisivo el voto del miedo.
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Y no, no se trataba de miedo a Podemos (bueno esto, tal vez también); pero el verdadero miedo era a la propuesta de Pedro Sánchez de convertir el desastre de la España de las autonomías, en una España aún más federal
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En una coyuntura como ésta, con un Rajoy y un PP mentirosos y corruptos, y con la mierda hasta la coronilla; en una coyuntura en la que en el seno del Rajoy y el PP casi cotidianamente se descubría un latrocinio y casi cada semana un par de atracadores: (Los últimos en las mismas vísperas de las elecciones), en una coyuntura semejante, lo lógico hubiera sido que el PSOE hubiera arrasado.
… La ciudadanía española jamás había tenido ante sí un líder político más devaluado (más denostado y despreciado) que el Rajoy
Y, no obstante, el PSOE ha quedado peor que nunca. Y no, por más que lo subrayen algunos media, caída del PSOE, en modo alguno se debió al hecho de que Sánchez lo calificara de indecente, en modo alguno; porque con tal calificación casi todo el mundo (incluido el propio Rajoy, sus adláteres y sus clientes) estaban de acuerdo.
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El desastre del PSOE se debió al terror suscitado por la insistencia de Sánchez de transformar el desastre de la España de las autonomías en el desastre de una España federal.
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Uno, que en aras de sus aficiones anduvo por distintos colegios electorales intentando pulsar el humor de las gentes, pudo captar que en numerosos casos, en lugar de «votar por» se votaba «en contra de» o «para evitar qué» y hasta pudimos captar el varios comentarios un tanto significativos, en los que se ponía de relieve que (expresamente así lo señaló una señora), “ella y su marido habían decidido votar “con las narices tapadas”, «los ojos cerrados» y con un amplio pañuelo en la mano por si las náuseas, porque Pedro iba a terminar de convertirnos en un panal, a Alberto le veían tambalearse y de Pablo….»
UNA CARENCIA ILÓGICA E INCOMPRENSIBLE DE CIUDADANOS PARA ESTE XXI.- Ciudadanos mantiene por ahora una carencia un tanto incomprensible, cual es la de que no haya incorporado a su ideología el sentido republicano de la vida al estilo de EE.UU o Alemania. No sabemos si ello va seguir como está o bien se encuentra todavía pendiente de discusión y reflexión dentro del partido. Su anexión, ciertamente, supondría el reforzamiento de su atractivo junto al aval de justicia ciudadana, modernidad y credibilidad, algo que lo convertiría en envidiable. Ya, ya veremos a ver qué es lo que hacen. Saludos.