La misteriosa desaparición, el jueves pasado, del helicóptero ’ del 802 escuadrón del Ejército del Aire, con base en Gando (Gran Canaria), se ha convertido en un enigma. Ni los tres tripulantes fueron rescatados ni el aparato ha aparecido, como informó horas después el Ministerio de Defensa en una nota oficial. Casi toda la información era falsa. El ministro Pedro Morenés Eulate ha pasado el fin de semana en Las Palmas, pendiente de la operación de búsqueda y rescate, y ha reconocido a última hora del domingo que ni el aparato ha sido localizado ni se conoce el paradero de los militares que iban a bordo. “No descartamos ninguna hipótesis”, dijo en referencia a un posible secuestro. Los servicios de espionaje del CNI tratan de averiguar si estamos ante un secuestro. Un juez militar ha declarado el secreto de las actuaciones.
La desaparición del helicóptero se produjo a las 15:05 horas del jueves, 22 de octubre, cuando volaba sobre el Atlántico, a unos 45 kilómetros de la costa del sur del Sahara. Supuestamente habría sufrido un fallo y habría caído al mar. Sería el segundo Super Puma de los cuatro con que contaba el escuadrón que sufre un incidente grave en un año. De hecho, uno de sus tres tripulantes, el sargento Jhonander Ojeda Alemán, fue el único superviviente del accidente que el 19 de septiembre de 2014 costó la vida a sus cuatro compañeros. En esta ocasión iba con el capitán José Morales Rodríguez y el teniente Saúl López Quesada.
Los militares regresaban de Dakar (Senegal), donde habían permanecido dos semanas en la 'misión de seguridad cooperativa' que desarrolla el Ejército español adiestrando a las Fuerzas Armadas senegalesas. Hora y media antes de que la señal del aparato desapareciera del radar de la torre de control de Gando, habían repostado en Nouadibou (Mauritania). A partir del supuesto accidente, detectado por las señales de socorro de las balizas de la aeronave, casi toda la información oficial ha sido confusa e incierta.
Defensa informó a las 18:43 de la tarde a través de Twitter de que los tres tripulantes habían sido rescatados con vida por un barco de la Gendarmería de Marruecos que los llevaba a Dakhla (antigua Villa Cisneros), pero el buque no llegó al puerto. La información era falsa.
Los servicios españoles de rescate se activaron nada más tener noticia de la desaparición del helicóptero. Un caza F-18 y un Delta 4 de alerta acudieron a la zona, pero no encontraron el helicóptero siniestrado. El ministro Morenés pidió ayuda a su homólogo marroquí, Abdelatif Louidi. La gestión parece que tuvo éxito, ya que poco después, y según el Ministerio de Defensa español, un helicóptero del Servicio Aéreo de Rescate de Marruecos informaba de la localización de un helicóptero flotando en el mar junto a una balsa en la que se veían bengalas encendidas.
El departamento de Morenés concedió mayor veracidad a estas informaciones que a los datos del dispositivo de localización y rescate que inmediatamente pusieron en marcha los militares españoles y que no llegó a avistar al helicóptero supuestamente siniestrado. Para embarullar más la información, los responsables ministeriales fueron añadiendo datos sin mayor concreción sobre las bengalas que vieron los tripulantes de un barco holandés, el avistamiento del helicóptero bajo el agua y la posibilidad de que un barco de pesca hubiera recogido a los náufragos.
La situación se volvió tan enrevesada que, finalmente, al ministro no le quedó más remedio que acudir a dar la cara ante los familiares de los tres militares desaparecidos y sus 150 compañeros del batallón del Ejército del Aire en Gran Canaria. Cuatro días después del suceso y del progresivo aumento de los medios materiales y humanos de búsqueda y salvamento, se mantiene el enigma sobre lo que ha podido ocurrir y, a mayor opacidad, un juez militar ha decretado 'el secreto de las actuaciones'.
Morenés anunció a última hora de ayer que los equipos de rescate militares y civiles de España y Marruecos han sido incapaces de localizar el aparato y a sus tres tripulantes. No descartó que el helicóptero haya sido secuestrado. “Se contemplan todas las hipótesis”, dijo, y esta posibilidad en concreto está en manos de los servicios de inteligencia y “por razones obvias” no entró en detalles. “Esa parte (el secuestro) es especialmente sensible, pero no es la más plausible, aunque no descartamos nada”, concluyó.
Algunas fuentes militares apuntaron al mal estado del combustible como posible causa del accidente. Entre las hipótesis objeto de investigación figura un sabotaje en el combustible, coordinado con un posible secuestro por parte de un grupo de bandidos o de terroristas en alta mar. Por su parte, el ministro recordó que el accidente de un helicóptero similar, hace poco más de un año, no se debió a “las infraestructuras tecnológicas”, sino, según la Comisión investigadora, a “algo enormemente duro”, en referencia a un fallo humano. Elogió el comportamiento de las familias, que calificó de “ejemplar” pese a la “tensión e incertidumbre”, y señaló que “lo único que se puede hacer es darles las gracias por su entendimiento; estamos para servirles y seguir trabajando para España”, concluyó.
A saber las revisiones y el mantenimiento del Super Puma y las razones por las que Morenés y sus subordinados no dijeron más que mentiras.