La última propuesta de la todavía lideresa del PP madrileño, Esperanza Aguirre, quien propuso celebrar un Congreso para refundar el partido que preside "lo antes posible" se considera un nuevo desafío y "una nueva deslealtad de Esperanza", desde el entorno del presidente del gobierno, Mariano Rajoy. Si bien poco después del anuncio realizado por Aguirre ante el Comité Regional de su partido, de su intención de convocar ese Congreso Extraordinario, varios portavoces del PP salieron a aclarar con aparente amabilidad que no se va a celebrar ningún Congreso antes de las elecciones generales de finales de 2015, lejos de cámaras y micrófonos, esa amabilidad se disipaba, para dar paso a un rosario de ataques, insultos y descalificaciones, dirigidas a la presidenta del PP madrileño.
La cúpula dirigente del PP, una vez más, no conocía las intenciones de Aguirre y se enteró por la prensa de las mismas. Pero, como aclara un miembro del gobierno de Rajoy "ella (Esperanza Aguirre) sí conocía la voluntad de la dirección del PP de no celebrar ningún congreso hasta pasadas las elecciones generales, cuando tocaría celebrar el Congreso ordinario". Recuerda esta misma fuente, consultada por cuartopoder.es, que después de las elecciones municipales y autonómicas celebradas el pasado 24-M y ante las amenazas de desbandada de varios de los barones populares que aseguraban que su tiempo político estaba acabado y que eran partidarios de dejar todo y dar paso a otra persona que les sustituyese en la travesía de la oposición, la cúpula dirigente pidió calma y sosiego y dejó claro que había que celebrar los congresos después de las elecciones generales, para no enfrascarse en procesos que pueden hacer aflorar diferencias y rivalidades y centrarse en un único objetivo: ganar las elecciones todos unidos y con Rajoy como candidato.
Sin embargo, Aguirre ha vuelto a desafíar a Rajoy y a la dirección nacional y les ha pillado por sorpresa, cuando andaban todos tratando de averiguar cuáles son los cambios definitivos que Rajoy va a acometer en gobierno y partido para remontar el bache electoral en el que parecen estar sumidos de forma sostenida los populares. Hay quienes, en el entorno del presidente del Gobierno, interpretan la propuesta de Aguirre simplemente como un desafío más, dirigido a Mariano Rajoy, en un momento en el que su figura política está falta de popularidad y "tocada" por un muy mal resultado electoral en las pasadas elecciones municipales y autonómicas. "Es una deslealtad en toda regla", comenta otro de los consultados por este diario.
Otras fuentes consultadas por cuartopoder.es ven incluso otra derivada al movimiento de Aguirre. Aseguran que las prisas de la lideresa por celebrar el congreso de inmediato (a puerta cerrada llegó a mencionar los meses de julio o septiembre como los más idóneos, según varios asistentes al Comité Regional de ayer) se deben a su interés por impedir la llegada de la candidata a presidenta de la Comunidad de Madrid, Cristina Cifuentes, y dejar a alguno de sus más fieles compañeros de partido al frente de su formación. En este caso, un Congreso tan inmediato no permitiría a Cristina Cifuentes trabajarse el partido y a sus dirigentes locales y la obligaría a presentarse en unas condiciones precarias de liderazgo, frente al posible candidato que Aguirre decidiese dejar en su puesto.
Interpretaciones hay para todos los gustos sobre la última peripecia de Aguirre. Pero, desde el núcleo marianista, no hay una sola que no atribuya a "doña Esperanza" la actitud desafiante y rebelde. ¿La última, tal vez? "No -contesta rotundo otro dirigente del PP-, con Esperanza siempre tienes que pensar que es la penúltima puñalada que te da... y esperar a ver por dónde viene la siguiente".