Tiempos de paro y de tribulación. La que dicen que es la generación más preparada de la historia de España no encuentra trabajo o sólo le hacen contratos basura. La gente vuelve a emigrar a Alemania y a sitios así. Y de repente una va y vive esta escena.
El lunes 6 de abril, a eso de las 6 de la tarde, llegué a la estación de Sants, en Barcelona, con ánimo de coger un tren a la localidad de Sant Celoni. Pensé en comprar el billete en la máquina. Pero al no saber por qué vía salía el tren ni cuánto duraba el viaje (cosa que me convenía mucho saber, para avisar a mi familia que iba a recogerme), opté por la taquilla. Concretamente me dirigí a la taquilla número 7 de cercanías. La atendía un chico muy joven, delgado, moreno, con una ligera cicatriz en el rostro. Mantuvimos el diálogo que sigue. Tal cual. No quito ni pongo coma. Simplemente traduzco del catalán.
YO: Quisiera un billete para Sant Celoni, por favor. ¿Me puede decir por qué vía sale y a qué hora?
EMPLEADO DE RENFE: Por las vías 13 y 14, cada diez minutos.
YO: ¿Y cuánto dura el trayecto?
EMPLEADO DE RENFE: ¿Y yo qué sé?
YO: ¿Perdón?
EMPLEADO: ¿Por qué tendría yo que saberlo?
YO: ¿Quizás porque trabaja aquí?
EMPLEADO: (con tono increíblemente, sorprendentemente crispado) ¡Nada más faltaría que me tuviera que saber cuánto tarda cada tren en llegar a destino!
YO: ¿Por qué vía me has dicho que sale?
EMPLEADO: ¿Qué pasa, que tú no puedes acordarte a la primera?
(Silencio)
YO: ¿Sabes qué te digo? Que tú vas a llegar lejos. Yo desde luego no dudaría en promocionarte: de una buena patada te mandaba a la calle.
Sólo añadir que tuve que esperar cuarenta minutos, no diez, para que saliera un tren por la vía 14.
Qué mamarrachada escriben algunos!
LA NOVATA-Para mamarracha tu,seguro que eres PPRRA