Dicen en Génova, la sede del PP, que Esperanza Aguirre está cada vez más nerviosa porque piensa que se ha equivocado de estrategia y las elecciones municipales del 24 de mayo pueden suponer su tumba política. Pero ella, según sus allegados, se resiste como gato panza arriba y confía en que, pese a las zancadillas que le ponen en su propio partido por sus diferencias con Mariano Rajoy, acabará siendo alcaldesa de Madrid, sin mayoría absoluta pero siendo la más votada en la segunda vuelta. Por lo menos, alcaldesa provisional hasta diciembre, cuando pasen las generales y se vea, por fin, qué pactos alcanzan los partidos a nivel nacional en función de los resultados.
La candidata a la alcaldía de Madrid sitúa el mañana en ese marco político. Piensa que después de las generales nadie sabe lo que puede pasar. Sobre todo porque tendrá que celebrarse, cuanto antes, el XVIII Congreso Nacional del PP –el último se celebró en Sevilla los días 17,18 y 19 de febrero del 2012- que se adivina conflictivo como consecuencia la caída electoral. La ex presidenta madrileña y rival de Rajoy considera que el Congreso no se podrá retrasar mucho porque ya tocaba haberlo realizado este año. De hecho, su entorno recuerda que los Estatutos del partido conservador fijan los congresos cada tres años y critican que, con Rajoy, se han celebrado cada cuatro e incluso cuatro años y medio.
Aguirre considera que ha sido siempre la 'maverick' del PP y que no va a dejar nunca de serlo. Y ha escogido ese término no por la famosa película de Mel Gibson y Jodi Foster sino porque proviene de un antiguo vocablo inglés que significaba águila, libertad o la libertad del águila. Además, decir 'maverick' en ese idioma supone referirse a una persona que actúa con iniciativa e independencia. Y no deja de ser significativo que en la campaña presidencial norteamericana de 2008, el equipo de John McCain –el candidato republicano que perdió frente a Barack Obama- usó frecuentemente ese término para referirse a él.
La clave de su paso por la alcaldía hasta diciembre está, no obstante, en que no tendrá que cumplir de momento su compromiso de abandonar la presidencia del PP en caso de conseguir el bastón municipal. Entre otras cosas, porque seguirá siendo presidenta del partido madrileño hasta el siguiente congreso, que debe celebrarse después del nacional. Y eso le permitirá, cuando menos una vez más, jugar a ser la 'maverick' del PP de cara al futuro. Porque, en lo que respecta al presente, sabe perfectamente que, pase lo que pase el 24-M e incluso en las catalanas del 27 de septiembre, incluso mediando un desastre electoral, el aspirante a la presidencia del Gobierno central volverá a ser Rajoy porque, desde el polémico Congreso de Valencia, los Estatutos recogen que el candidato ha de ser, obligatoriamente, el presidente del partido. Es decir, que todavía puede dar su última batalla en el Congreso nacional previo al regional sin dejar de ser presidenta del partido en Madrid e incluso como alcaldesa provisional de la capital del Estado.
De momento, aunque el ánimo sigue sin faltarle, según su gente, la campaña electoral le está resultando agotadora en un doble sentido. Físicamente –no hay que olvidar que la condesa consorte de Bornos y grande de España nació en enero de 1952 y su salud ha pasado por trances muy duros– y por estar a la defensiva con los suyos, especialmente por quienes dirigen la campaña desde “Génova de arriba”, como ella misma define a la dirección nacional porque la organización madrileña sólo cuenta con la primera planta de la sede. Y de hecho hasta les reprocha que no le pasen sus encuestas.
En cualquier caso, la 'maverick popular' está convencida de que será alcaldesa madrileña aunque sea exclusivamente con sus votos porque, como establece la ley, la votación de la segunda vuelta le permitirá seguir aspirando a liderar el PP nacional. No en vano piensa que en política, como en todo lo demás, nunca se sabe lo que puede pasar de hoy al lunes que viene.
Como decía mi agúelo, cuando pretendían endiñarle algún pufo: «líbrenos los dioses de semejante mula»
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¿La tumba política de la Espe Estrompapolicías¿
…. Lo verdaderamente inconcebible es que aún queden más de 10 personas, incluida la Samboal de Telemadrid, con el sentido moral tan angosto como para entregarle su confianza.
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Sin duda, no deja de ser ilustrativo que ni siquiera en la cueva de Alí Babá, es decir, en Génova 13, quieran cuentas con semejante depravación