Felipe González pidió a Susana Díaz que pilotase la salida de la crisis del PSOE

La noche del 25-M, en la que el PSOE cosechó el peor resultado de su historia, tras la celebración de las elecciones europeas, el expresidente del gobierno, Felipe González, decidió intervenir. Viendo que su partido estaba abocado a la peor crisis que él había vivido, según fuentes socialistas, González se dirigió a la persona que más autoridad puede tener ahora entre la militancia del PSOE, la presidenta de la Junta de Andalucía, Susana Díaz, y le pidió que interviniese e impusiera una salida "sensata" a la crisis abierta en el partido.

La apelación a la sensatez del ex presidente tenía que ver con no dejar el partido "en manos de cualquiera". Tras su charla con el expresidente, Susana Díaz llamó al secretario general del PSOE, Alfredo Pérez Rubalcaba, para transmitirle que había que tratar de sofocar el incendio de forma controlada. Ella, con el poder de la federación andaluza y la legitimidad de los votos que acababa de cosechar, respaldaría públicamente esa solución. Esa noche, la candidata, Elena Valenciano, se limitó a calificar de "malos resultados", sin paliativos, el resultado electoral. Y anunció que las decisiones se tomarían al día siguiente.

La solución la daba horas después el propio Rubalcaba, ante los medios de comunicación a los que había convocado: Congreso extraordinario, que no dimisión, del secretario general, porque una dimisión implicaría la formación de una comisión gestora y la pérdida del control del proceso sucesorio. Además, fijaban el mes de julio para la celebración de ese congreso, con lo que las primarias, previstas para el 30 de noviembre, perdían todo el sentido. ¿Quién en su sano juicio se arriesgaría a elegir a un candidato alternativo a un recién nombrado secretario general, en pleno proceso de hemorragia socialista y con los antecedentes de una bicefalia -José Borrell-Joaquín Almunia- que acabó como el rosario de la aurora?

Ese mismo día, tal como publicó cuartopoder.es, empezaron a escucharse voces críticas: en la reunión de la Comisión Ejecutiva Federal (Eduardo Madina o Juan Fernando López Aguilar, entre otros),desde las redes sociales, Carmen Chacón, o cuchicheando en privado. Las voces críticas aumentaron en cantidad y en volumen 24 horas después en una reunión del Grupo Parlamentario Socialista en la que no hubo una sola intervención que defendiese la hoja de ruta de Rubalcaba, con la celebración de un Congreso extraordinario a la antigua usanza. Las voces críticas destacaban una y otra vez que, mientras se decía que había que escuchar a los ciudadanos, que no se había entendido su mensaje, que tenían que recuperar la calle, se cerraba a cal y canto la posibilidad de que los ciudadanos se acercasen al PSOE, a elegir a su futuro líder.

Desaparecido Rubalcaba, miembros de la "vieja guardia", como Manuel Chaves o Ramón Jáuregui, trataron de salir al paso de tanto crítico, con Estatutos y Reglamentos en la mano, pero fue inútil, la ola de descontento iba creciendo a pasos agigantados, mientras se repetían "si hay voluntad política, se puede" y se lanzaban al viento propuestas como la convocatoria de un comité federal, para validar o no la hoja de Rubalcaba, el adelanto de las primarias, etc.

Las voces se convertían ayer en clamor y Rubalcaba, por fin, daba su brazo a torcer ante una propuesta que consistía en abrir la elección del secretario general a todo el PSOE, a sus 250.000 militantes, y realizaba una ronda de consultas con sus barones. La definitiva, como no, la andaluza Susana Díaz, que aceptó abrir esa elección a los 250.000 militantes, que, si bien no son unas primarias abiertas a la sociedad, son más participativas que el clásico congreso con 1000 delegados y el destino del PSOE en sus manos. Por delante de Susana Díaz ya se habían manifestado a favor de esta solución intermedia unos cuantos barones y los socialistas que, supuestamente, estaban interesados en concurrir a unas elecciones primarias, como Madina o Pedro Sánchez.

Según las fuentes consultadas, anoche ya estaba clara la fórmula: elección del secretario general por toda la militancia y ratificación de la elección en el Congreso extraordinario, una opción que no tiene encaje en los Estatutos del PSOE, pero que, como decía ayer mismo un dirigente socialista, "si hay voluntad política, se hace". Parece que la hay, que la "vieja guardia" acepta la fórmula y la "savia nueva" se conforma con ese cambio. Todos menos Carmen Chacón, que anoche seguía sin dar por buena cualquier opción que no fuese unas elecciones primarias abiertas a la sociedad. Estos movimientos estratégicos pueden acabar, muy probablemente con las primarias, digan lo que digan los Estatutos y los Reglamentos y a pesar de Chacón, de la "vieja guardia" y de Felipe González.