Rajoy retrasa la crisis de Gobierno hasta conocer los candidatos a presidir la CE y el Eurogrupo

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Mariano Rajoy durante la clausura de la Convención Nacional del PP celebrada en Valladolid. / pp.es
Mariano Rajoy durante la clausura de la Convención Nacional del PP celebrada en Valladolid. / pp.es

Mariano Rajoy tenía decidido abordar la crisis de Gobierno antes de la Convención del PP que se acaba de celebrar en Valladolid. Pensaba lanzar a su ministro estrella, Miguel Árias Cañete, el mejor valorado por los ciudadanos según el CIS. Sólo dudaba si hacer un mero ajuste o ampliar los cambios. Hasta que se cruzó de por medio su experto en sondeos electorales, Pedro Arriola, y le dijo en la reunión de “maitines” que celebró en Toledo a primeros de año que las encuestas vaticinaban un mal resultado en las elecciones europeas del 25 de mayo. No tanto como para perder frente al PSOE, que también andará mal, precisó, sino porque en el mejor de los casos el PP sólo logrará una victoria pírrica por la caída de votos, la subida de UPyD y la enorme abstención.

Entonces, según responsables del partido gubernamental, decidió esperar a decidir la fecha y el cambio de Gobierno (aunque siga teniendo en mente a Arias Cañete porque no tiene otra baza mejor y, de hecho, ha pensado en él tanto para número uno europeo como a la presidencia andaluza e, incluso, para la alcaldía de Madrid). Esperar, sobre todo, porque las novedades que conllevan los comicios europeos en lo que respecta a la elección del nuevo gobierno comunitario (el presidente de la Comisión deberá ser un eurodiputado tras pasar por las urnas, entre otras importantes modificaciones) pueden suponer el ansiado retorno a las más altas instancias de decisión política y económica de Bruselas. Y, además, porque un cambio del Ejecutivo español basado en la recuperación de la economía y del papel internacional de España en las instituciones europeas puede resultar decisivo para afrontar con éxito las elecciones autonómicas y municipales de mayo de 2015 e incluso las generales de noviembre de ese mismo año. Una forma de compensar los recortes, el empobrecimiento y el paro que han conllevado sus reformas.

La duda de Rajoy es si, basándose en los datos de Arriola, en lugar de hacer ahora la remodelación a fondo de un Gobierno que quedaría tocado nada más nacer por los resultados de las europeas, coloca de candidato a alguien que no esté en el Consejo de Ministros o, en el peor de los casos, se limita a cambiar al ministro de Agricultura y deja para el verano o el otoño una crisis del Ejecutivo en toda regla. En definitiva, un nuevo Gobierno que afronte el año 2015, el de los comicios realmente importantes para el PP, con la frescura necesaria para remontar el batacazo que ahora pronostican la mayoría de las encuestas.

Rajoy podría justificar ese nuevo Gobierno, además, por el cambio obligado no de un ministro, como iba a ocurrir en enero, sino de dos de ellos. Y decisivos: Arias Cañete y Luis de Guindos.

El presidente afronta una encrucijada marcada por los comicios europeos y los cambios institucionales en Bruselas. Quiere quitarse la espinita del desdén mostrado por Europa cuando llegó al Gobierno. En julio del 2012, España inició su travesía del desierto comunitario tras la solicitud de un rescate financiero de hasta 100.000 millones que conllevó su descrédito político e institucional. Cuando Rajoy quiso que José Manuel González-Páramo sustituyera Antonio Sáinz de Vicuña, director del servicio jurídico del instituto emisor con sede en Fráncfort, no tuvo nada que hacer. El Eurogrupo, los18 ministros de Finanzas del euro, propuso al luxemburgués Yves Mersch como consejero, rompiendo la regla no escrita de que los cuatro grandes del euro (Alemania, Francia, Italia y España) siempre tendrían su asiento en la cúpula del BCE. Y no fue el único revés. Como mal menor, quiso colocar a Belén Romana, presidenta del banco malo (Sareb), como directora del nuevo Mecanismo Europeo de Estabilidad, pero fue elegido el alemán Klaus Regling.

Pero España ha vuelto a respirar económica y políticamente, según miembros del PP, y Luis De Guindos fue elegido hace unos días coordinador del Eurogrupo para la zona euro del Partido Popular Europeo (PPE). El puesto quedó vacante en diciembre y Alemania dio el visto bueno al nombramiento del titular español de Economía y Competitividad para que sea el coordinador de agendas en el Eurogrupo para los países del euro dentro del PPE, al que pertenecen 11 de las 18 economías que comparten la moneda europea.

Ese fue el primer paso concreto de un objetivo que tanto Rajoy como de Guindos se marcaron hace meses: que el ministro se convierta en el futuro presidente del Eurogrupo. Algo que podría llevarse a cabo entre julio y octubre, a pesar de que el actual presidente, el ministro de Finanzas holandés Jeroen Dijsselbloem, ha dicho que concluirá su mandato cuando le toca, en julio de 2015.

La clave es muy sencilla. Francia e Italia, con España detrás, reclaman que tras las próximas elecciones de mayo y la elección del nuevo Gobierno comunitario, el presidente del Eurogrupo ocupe el cargo a tiempo completo, lo que podría poner en cuestión la continuidad de Dijsselbloem. Aunque, en ese caso, De Guindos tendría que dejar su actual puesto en el gabinete español.

La otra incógnita que puede resultar decisiva es quién encabezará la candidatura del PPE para presidir la comisión Europea tras los comicios. El candidato conservador se elige los días 6 y 7 de marzo en un Congreso que se llevará a cabo en Dublín. Y, en principio, aunque el puesto le encantaría a García Margallo, los candidatos serios son el ex presidente del Eurogrupo, el luxemburgués Jean-Claude Juncker; el primer ministro irlandés, Enda Kenny; el jefe del Ejecutivo finlandés, Jyrki Katainen, y el comisario europeo de Mercado Interior, el francés Michel Barnier.

El presidente español piensa que las negociaciones que mantienen los líderes conservadores europeos pueden ayudarle a conseguir que De Guindos logre la presidencia del Eurogrupo. Y quiere saber el resultado final antes de decidir quién será el candidato del PP español y cuándo y cómo llevará a cabo la remodelación.

Rajoy tiene hasta el 16 de abril para presentar su lista definitiva de las elecciones europeas. Por eso, antes de elegir a Arias Cañete como número uno de la lista o dejarlo para que sea el sustituto de Joaquín Almunia como Comisario o vicepresidente de la Comisión, lo que le obliga a realizar un cambio de Gobierno, por más ajuste que le llame, ha decidido esperar a ver qué deciden en Dublín los 73 partidos de los 39 países que forman parte del PPE, entre los que se encuentran el PP y la UDC de Josep Antoni Durán Lleida. Con los datos acumulados de encuestas, candidato europeo del PP y posibilidades del ministro de Guindos, decidirá en el último minuto, como siempre, si reajusta en abril o espera al otoño para hacer una crisis de verdad.

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