A Jaime Mayor Oreja, presidente del Grupo del PP en el Parlamento Europeo, se le agotaron el tiempo, la paciencia y las esperanzas. No volverá a ser cartel europeo de los populares, ni siquiera irá en la lista. Según fuentes del PP, aunque él esperó hasta el último momento que Mariano Rajoy o María Dolores de Cospedal le dijeran qué iba a ser de su futuro, nadie le aclaró nada al respecto. Más bien al contrario, los allegados de Jaime Mayor Oreja que hicieron llegar al partido que el ex ministro del Interior estaría dispuesto a ir en la lista de número dos y ceder la cabeza de cartel a otra persona, sacaron la impresión de que en el entorno de Rajoy no había intención alguna por renovar a Mayor Oreja otros cinco años en el Parlamento Europeo.
El PP ha agradecido oficialmente, a través de un comunicado, los servicios prestados a Mayor Oreja. Y poco más. El presidente Rajoy aventuró ayer que seguirá en política, pero no aclaró dónde ni cuándo. Además, desde el entorno de Rajoy no se oculta su descontento profundo con la actitud de Mayor Oreja. Algunos, como esta dirigente, que se sincera con cuartopoder.es, lo tachan de "profundamente desleal" y consideran "más que lógico" no sólo que no sea cabeza de cartel quien se ha convertido en "ala crítica" del PP, sino que no esté en las listas, porque "sus críticas ni son constructivas, ni están hechas desde la lealtad".
Por todo ello, cuando ayer Mayor Oreja dijo que su decisión de no seguir en la candidatura europea del PP no podía sorprender a nadie, estaba cargado de razón. Desde su partido, había quienes tenían muy claro desde hace tiempo que Jaime Mayor Oreja no estaría en la candidatura. El método empleado para hacérselo saber, además, ha sido muy del estilo Rajoy: el silencio. De hecho, el pasado 10 y 11 de enero, en el encierro que mantuvieron los miembros del Comité de Dirección del PP en el Parador Nacional de Toledo, con Mayor Oreja presente, Rajoy no dijo una sola palabra del candidato a las elecciones europeas, aunque el encierro tenía por objeto hablar de esa convocatoria electoral, entre otros asuntos. Casi todos los presentes tuvieron claro el mensaje, aunque Rajoy no lo hiciera explícito: Mayor Oreja no estaba en sus planes, ni en sus listas, ni en sus oraciones. Fue muy comentada en esos días, entre los asistentes, la evidente incomodidad de Jaime Mayor Oreja y la actitud impávida de Rajoy. Tal vez por eso Mayor Oreja ha querido señalar una fecha previa, el 9 de enero, como el día que mantuvo un encuentro con Rajoy en el que comunicó su decisión de no seguir.
Finalmente, a pocos días de la celebración de la convención en la que la dirección del PP espera que Rajoy anuncie ya el nombre del cabeza de cartel del PP para las elecciones europeas (la mayoría creen que el titular de Agricultura, Miguel Arias Cañete, será el elegido, aunque otros temen que Rajoy ni siquiera lo avance en esa convención que se celebrará los próximos viernes, sábado y domingo, 31, 1 y 2 de febrero, en Valladolid) Mayor Oreja ha anunciado lo que parecía ser un secreto a voces en el entorno de Rajoy: el fin de su etapa europea.
La salida de Mayor Oreja, pese a amables comunicados y declaraciones oficiales, va envuelta en un halo de amargura y decepción. Los dirigentes del PP se sienten traicionados por su papel de instigador de ciertas asociaciones de víctimas del terrorismo. No le perdonan que, manteniéndose en los órganos de dirección del grupo, jugara ese papel. Además, le achacan críticas vertidas desde el propio grupo parlamentario del PPE, en las que señalaban que el líder de los 'populares' españoles apenas intervenía en el Parlamento y las pocas veces que lo hizo fue para hablar del terrorismo de ETA. Incluso, le acusan de haber impedido que otros de sus compañeros del grupo español ocupasen puestos en las estructuras del PPE. Rencillas que, unidas a la escasa sintonía que tenía con la actual dirección del PP, le han pasado factura. Por eso, Jaime Mayor Oreja ha acabado anunciando su marcha... antes de que la anunciasen los suyos.