LEÓN.– Quedan algunas cosas por hacer, pero el Foro por la Memoria de León, recogiendo el sentir de los familiares de las víctimas del franquismo no quiso esperar más. El sábado, en el cementerio de León, se inauguró, por fin, la “Capilla Laica” -así la denominan sus promotores- que homenajea a los fusilados y paseados republicanos de la Guerra Civil y la postguerra que fueron enterrados en varias fosas comunes e inhumados hace casi 60 años y cuyos restos es imposible recuperar porque están debajo de las nuevas construcciones de nichos.
La denominada Capilla Laica se considera un lugar de recogimiento para la meditación y el recuerdo de los familiares que quieran acudir a mantener viva la memoria de sus seres queridos asesinados por Franco. Su creación la puso en marcha el Foro registrando una moción en el Ayuntamiento de León el 4 de noviembre, solicitando la construcción de un monumento en memoria de las personas ejecutadas durante el franquismo en el cementerio de la ciudad. El 11 de marzo de 2005 se aprobó por unanimidad en un pleno y la primera piedra se colocó, simbólicamente, el 14 de abril de 2006. Pero las obras, aunque gobernaban el municipio los socialistas, no comenzaron, inexplicablemente, hasta el 2009. El contrato fijó la culminación del proyecto a finales de ese año. Después, llegado el otoño de 2011, con el PP gobernando, se paralizaron significativamente. Tras muchas protestas populares, se reiniciaron en primavera, pero rebajando el presupuesto inicial de 350.000 euros a 250.000.
Aunque sin algunos elementos alegóricos previstos como la construcción de un árbol de metacrilato, colocar en las placas conmemorativas (que llevan el nombre de la víctima, su lugar de nacimiento, su edad y la fecha en que pereció) los colores de la bandera republicana y construir un monolito con otra placa explicativa del monumento funerario, el Foro tiró para adelante y ha conseguido inaugurarla. El vicepresidente del Foro por la Memoria de León, Enrique Javier Díez Gutiérrez, considera que con 40.000 euros más podrá acabarse la obra definitivamente y, para conseguirlos, ha puesto en marcha una suscripción popular o crowdfunding.
De momento, se han incluido 1511 nombres de represaliados, pero el monumento puede acoger hasta 1873. Precisamente el año de la proclamación de la Primera República.
Al acto, que se celebró dentro de la Capilla Laica (dos muros que convergen y de los que sobresalen las placas de metacrilato de las víctimas), acudieron cientos de leoneses, la mayor parte de ellos ancianos, incluidos algunos nonagenarios, muchos de los cuales, recordando, lloraron emocionados su rabia lenificada por los años. No hubo representación institucional, pero rodos los partidos de izquierdas apoyaron la inauguración.
Estaban invitados los Gobiernos de 15 autonomías y de Ceuta porque tenían víctimas de sus territorios (algunos, como Cataluña, con 283 nombres, o Asturias, con 110; de León eran 763 de los 1.511 registrados). También los consulados de Portugal, Argentina, Francia y Cuba. No acudió ninguna representación. Sorprendentemente, el único responsable político que contestó para disculpar su ausencia fue la presidenta de Castilla-La Mancha, María Dolores de Cospedal.
El cementerio leonés se llenó de puños en alto y de claveles rojos cuando los poetas cerraron el acto. La emoción penetró en el alma colectiva de los presentes cuando uno de ellos, el Premio Nacional de Poesía, Juan Carlos Mestre, leyó su poema “Asamblea”. Especialmente cuando recitó su último verso: “Acuérdense de nosotros cuando canten La Internacional”.
El Premio Cervantes, Antonio Gamoneda, clausuró el acto, pero no con poemas, sino con un discurso improvisado en el que destacó que “la memoria no es sólo el pasado” y que el monumento “puede servirnos de aviso” porque “no podemos modificar el pasado pero sí aprender de él” para evitar que vuelvan a suceder injusticias como las que se estaban condenando. Yendo más allá, el viejo poeta criticó que “vivimos en una democracia falseada, y no solo la de España, que habrá que revisar en términos económicos y políticos”.
Para concluir, los presentes cantaron “La Internacional” acompañada por la música de un dulzainero. Algunos ancianos lloraron emocionados su rabia lenificada por los años.
Soy nieta de Marcelino Fernandez del Blanco, este nombre figura en una de las placas que se colocado en la Capilla laica. Quiero dar las gracias a todos los que sean dedicado a hacer esto posible. Asi como decirles que me hubiera gustado asistir a la inauguracion. Un saludo y muchas gracias por no olvidarles, yo nunca lo he olvidado. Marimar