El jefe del Gobierno, Mariano Rajoy, salió satisfecho de la quinta conferencia de presidentes “porque hoy España da un buen mensaje”, según dijo en referencia al compromiso de los responsables autonómicos de reducir el déficit público de acuerdo con los dictados de Bruselas. A cambio, se comprometió a revisar el injusto reparto del objetivo de déficit que, en relación con la deuda, perjudica especialmente a Andalucía y beneficia por obra y gracia del sagaz ministro Cristobal Montoro a las autonomías en las que manda el PP, especialmente, la Comunidad Valenciana y Castilla-La Mancha. Si nos atenemos a la declaración conjunta, el Consejo de Política Fiscal y Financiera debe reconsiderar el reparto del déficit del próximo año.
Pero claro, enseguida comenzaron las lecturas: para el próximo año no, sino para 2014, decían los del PP. Puesto que el texto de la declaración es nítido (último párrafo de la página dos), huelga la polémica. Los socialistas José Antonio Griñán y Patxi López apostaron por la revisión inmediata del sistema de financiación y del reparto del déficit entre las administraciones. Algunos presidentes del PP estaban de acuerdo con la revisión del sistema. Además reclamaban más tiempo y mayor justicia y flexibilidad para reducir el déficit, aunque en aras de la unidad de mando y mensaje aceptaron callarse. Rajoy, que ya arrastra y arrostra las discrepancias entre su número dos en el partido, María Dolores de Cospedal, que dice que el modelo financiero no se toca, y su vicepresidenta, Soraya Sáenz de Santamaría, que lo considera perfectamente revisable, optó por la vía intermedia: se revisará con los mecanismos establecidos y en 2014, que es cuando toca.
Los socialistas podían haber devuelto estocada por cornada, pero en contraste con la cabestrada que le montaron los del PP al presidente Zapatero hace tres años, asumieron su responsabilidad institucional y rubricaron la declaración conjunta, un monumento a la buena voluntad en el que se repiten cuatro veces los objetivos de “crecer y crear empleo”. Algunos puntos de la declaración se dan de patadas con los Presupuestos de 2013. Así, el referido a “una reflexión sobre un sistema tributario más eficiente y equitativo”, contrasta con las decisiones unilaterales del Ejecutivo en materia fiscal. El alusivo a la inversión en Educación y en I+D+I choca con los nuevos recortes presupuestarios en ambas materias. Sobre la racionalización administrativa se creará un grupo de trabajo, y sobre las políticas de empleo se creará otro para unificarlas administrativamente.
Pero como antes decía, Rajoy salió satisfecho de que todos asumieran la disciplina que desde Bruselas nos imponen unos tipos a los que nadie ha votado y de que mostraran el respeto y la obediencia debida a esos “hombres de negro” provistos de calculadoras que calculan todo menos el paro y la indigencia de 1,7 millones de familias. Y en la rueda de prensa que protagonizó debajo de una bolita del mundo con las banderas autonómicas –logotipo creado para la ocasión--, aparte de aclarar que no pedirá el rescate esta semana y de afirmar que él no es quien para informar del mensaje del jefe del Estado a los presidentes, no dijo más nada. Ni siquiera escuchó reproches hacia el catalán Artur Mas por plantear el referendo unilateral de autodeterminación. Es verdad que Mas no mentó su programa soberanista y que fue el único que se largó sin dar la rueda de prensa. Pero desde su sillón, en lugar preferente, a la izquierda de la vicepresidente Sáenz de Santamaría, sí escuchó bastantes apelaciones del coro popular a la unidad de España en lo universal y en lo inmediato “para salir de la crisis”.
Los más enfáticos en su invocación de la indisoluble unidad fueron el nuevo presidente madrileño, Ignacio González --quien ya devuelve competencias judiciales y quiere separarse de la ley en beneficio de los patrones de Eurovegas-- y el riojano Pedro Sanz, que mantiene su cansina soflama fiscal antivasca. Otros presidentes también del PP como el extremeño José Antonio Monago, la aragonesa Luisa Fernanda Rudi y el de Castilla y León, Juan Vicente Herrera, no desaprovecharon la ocasión de lanzar sus puyas centrípetas y unitarias. Mas no entró al trapo. Como se sabe, los socialistas defienden un modelo federal y la consiguiente reforma de la Constitución. Sin embargo, como dijo Rajoy, “la conferencia no era para abordar el modelo de Estado sino para hablar de economía”.
Asiesque aprueban una cosa (Educación e ImasDmasI)y hacen otra. ¡Aviados estamos!