Rubalcaba retrasa la Conferencia de Organización hasta consolidar su mayoría

Los tres primeros congresos regionales del PSOE que se han celebrado tras el 38 Congreso Federal de Sevilla han puesto sobre el tapete la estrategia de consolidación interna que tiene preparada Alfredo Pérez Rubalcaba para ampliar su mayoría y afrontar la Conferencia de Organización que decide el modelo de primarias con las garantía suficientes de contrarrestar las propuestas de Carme Chacón y sus defensores. Una estrategia que pasa, significativamente, por el retraso de esa Conferencia al mes de octubre, aunque el propio Rubalcaba la fijó para julio.

En Baleares, La Rioja y, singularmente, en Castilla-La Mancha -por ser la más importante como federación- han sido elegidos secretarios regionales afines al nuevo secretario general. En Baleares, el resultado era previsible porque la nueva líder, Francina Armengol, apoyó abiertamente a Rubalcaba en Sevilla, hasta el punto de que pasó a formar parte de la Ejecutiva Federal. Sin embargo, en Castilla-La Mancha y La Rioja era distinto porque sus aparatos los controlaban, hasta ahora, los partidarios de Carme Chacón (José María Barreda y Francisco Martínez-Aldama, respectivamente).

El rubalcabista Emiliano García-Page, alcalde de Toledo, se ha hecho con todo el poder y se ha convertido en un barón aliado al secretario general. Y en La Rioja , el joven diputado nacional César Luena, de sólo 31 años, ha puesto el partido regional a servicio de su valedor, Rubalcaba.

Estos congresos han sido sólo el primer paso de la carrera de Rubalcaba hacia la consolidación de un liderazgo que pretende sostener hasta la candidatura presidencial del año 2015. De hecho, exceptuando el PSC que se considera un partido hermano, pero diferente, el nuevo líder sólo se encuentra frente a tres escollos importantes. El primero, el más complicado, es el congreso de Madrid que se celebra el próximo fin de semana. Su adversario, Tomás Gómez, aún parece controlar el 55% del PSM, según los datos internos.

Distinto es el caso de la Comunidad Valenciana , donde la alianza del castellonense Ximo Puig, el valenciano Cipriá Císcar y la alicantina Leire Pajín, que apoyó a Chacón, tiene ganado el pulso al secretario actual, Jorge Alarte, el hombre que José Blanco colocó al frente de la dirección del PSPV. Todo hace pensar, no obstante, que un acuerdo para quitar del puesto a Alarte y colocar a un hombre que sea aceptado por todos, solucionaría el problema. Y algunos dicen que el internamente denostado Alarte (dijo que si perdía las autonómicas se retiraría y no lo hizo) no es santo de la devoción de Rubalcaba, por lo que éste podría ayudar a buscar un consenso a gusto de todos pero que dejara a los valencianos en su órbita política y no en la de Chacón.

El tercer escollo, tan duro como el valenciano, es Andalucía. Pero en esa comunidad, como en Asturias, los congresos se retrasarán hasta que pasen las elecciones del 25 de marzo. Ambos podrían celebrarse, dependiendo de los resultados electorales, en mayo o en junio. De ahí que Rubalcaba haya preferido retrasar la Conferencia de Organización de julio a octubre, para saber antes cuál es el mapa interno definitivo del PSOE.

El conflicto interno andaluz amenaza tormenta pase lo que pase en los comicios autonómicos. Si gana José Antonio Griñán  -lo que parece más que complicado, según las encuestas- pasará factura a los críticos que lideran Manuel Chaves, Gaspar Zarrías y Luís Pizarro. Pero, si pierde, los adversarios amenazan con convertir la noche electoral en la de los cuchillos largos. Y el duelo, desde el 26 de marzo, será, por supuesto en términos políticos, a muerte.

Pero en cualquiera de los casos, con o sin Andalucía y Madrid, Rubalcaba, para entonces, tendrá consolidada ampliamente la reducida mayoría que alcanzó en el 38 Congreso y podrá preparar a sus anchas la Conferencia que determine las primarias para las candidaturas del presidente del Gobierno, los presidentes autonómicos y los alcaldes de pueblos con más de 20.000 habitantes. Una Conferencia que ciertamente, según sus allegados, le preocupa profundamente porque, dice, “hay que hacerla bien para que no sea un problema”.