Rajoy valora poner a Soraya en La Moncloa y a Caruana en Economía

El presidente electo, Mariano Rajoy, no suelta prenda, pero, al menos, admitió tres preguntas bajo la carpa que instalan cada año en el patio del Congreso en las jornadas de puertas abiertas. A la primera, ya veremos; a la segunda, ya está previsto, y a la tercera, no es el momento. Total, que los periodistas quedaron lo que se dice perplejos, rebobinando para contar que Rajoy, que es un gran tipo y atendió a la prensa según entraba al festejo del 33 aniversario de la Constitución, no sabe si va a subirnos el IVA, está resuelto a reducir el déficit público según el mandato de Bruselas, a cumplir el compromiso adquirido antes de las elecciones de reducir el gasto en 30.000 millones de euros, y su primera ley será la del déficit cero que emana de la última reforma de la Constición.

Después de que el presidente del Congreso, José Bono, vocalizara su último monólogo despidiendo con cariño a José Luis Rodríguez Zapatero y acogiendo con ceremonioso entusiasmo a Rajoy, y nos recordara que ya ETA no nos amenaza, se formaron los habituales corrillos en el salón de los pasos perdidos, y entonces el cronista, guiado por su pituitaria, sacó las siguiente informaciones no confirmadas en tanto no se verifiquen:

Una, que es altamente probable que Jorge Fernández Díaz ocupe la presidencia del Legislativo, o sea, del Congreso de los Diputados o si le resultare muy gravoso y laborioso, el soriano Jesús Posada o el burgalés Juan Carlos Aparicio podrían ocupar la poltrona de Bono e invitar a café en su despacho a los periodistas para que se porten bien y no armen ciribicundios.

Dos, que aunque Alberto Ruiz Gallardón no se haya separado un segundo del presidente in péctore, el cargo de vicepresidenta del Gobierno, ministra de la presidencia y portavoz del Ejecutivo no será para él sino para Soraya Sáenz de Santamaría, mujer solvente y trabajadora. Huelga decir que Rajoy alabó su trabajo en la comisión del traspaso de poder que, por otra parte, ha sido supervisado por el propio Rajoy en varios diálogos telefónicos con Rodríguez Zapatero.

La tercera materia noticiosa consiste en que así como Federico Trillo desea ser ministro de Justicia y Esteban González Pons ministro de lo que sea, resulta altamente probable que los dos se queden con su ambición sin destino, el primero presidiendo una comisión parlamentaria de postín y el segundo, Pons, de portavoz parlamentario para torear a la oposición. Como superministro de Justicia e Interior se abre paso el nombre de Ruiz Gallardón.

La cuarta materia noticiosa, más allá de la solvencia y potencialidad de los ministrables Miguel Arias, Cristobal Montoro, Fátima Báñez y Álvaro Nadal, es la designación de Jaime Caruana como ministro de Economía y Hacienda. Su conocimiento del sector financiero, como directivo del Banco de España, resulta indiscutible, y su tarea de ayudar a los banca a soltar los activos tóxicos, aplicar la tasa común sobre las transacciones financieras y contribuir al flujo del crédito para reactivar la economía, es el gran reto que Rajoy le ha encomendado.

Decir también que al festejo constitucional no acudieron los diputados nacionalistas de CiU, el PNV, Amaiur, el Bloque Nacionalista Galego, ERC, y tampoco los de IU-ICV, si bien Cayo Lara hizo acto de presencia bajo la mencionada carpa para denunciar que la Constitución ha sido pervertida con la última reforma que antepone la reducción del déficit y el pago de la deuda a los derechos sociales y la supervivencia de las personas. Y que a la salida, un grupo de individuos apostados frente al Congreso, abucheaban y gritaban “¡En autobús!” a las autoridades que salían en coche oficial.

El presidente Bono ofreció un almuerzo de despedida a los ex presidentes de la Cámara, desde Landelino Lavilla a Gregorio Peces Barba, pasando por Federico Trillo. Su antecesor Manuel Marín no asistió. Bono protagonizó la foto entre Zapatero y Rajoy, el pasado y el futuro.