Sin duda, el islandés que instigó las protestas contra la elite política y financiera ha de tener una personalidad extraordinaria. Hördur Torfason fue el primero en salir a la calle en otoño de 2008 para protestar contra los poderes corruptos que habían arruinado el país. Durante unos meses se dedicó por entero a escuchar, coordinar y poner en contacto a la gente que se sumaba a la protesta. El país se levantó con tres reclamaciones muy concretas: dimisión del Gobierno, dimisión de la cúpula de la Autoridad de Supervisión Financiera y dimisión de la Junta Directiva del Banco Nacional. Y lo consiguieron. Su biografía íntegra y el proceso de manifestaciones puede leerse en su página web. Ahora ha venido a España, invitado por el 15M, para compartir su experiencia. Y ha conversado con cuartopoder.es.
Torfason logra cosas imposibles, como conjugar un poderoso individualismo con la creencia en la imprescindible unión de la gente. Reafirma la diferencia de todos los seres humanos, pero cree en la igualdad.
Como actor y cantante, ¿confía en la influencia de los artistas e intelectuales?
Tú puedes ser un actor rico y famoso. Esto significa que produces cosas para que la gente se divierta. O también puedes ser un artista que actúa como una avispa, muerde a la gente, la activa. Yo critico al poder y ayudo a la gente necesitada, ya sea una persona o un grupo. Me considero un individuo fuerte, saludable, inteligente; he recibido una educación, puedo acceder a mucha información, sé dirigir a gente en el teatro. Y uso mi poder como artista para trabajar por mí mismo.
¿Y cómo lo hace?
No puedo leer la mente de la gente. Pero hablo con la gente. Siempre empiezo hablando, preguntándoles: ¿qué opinas de esto? ¿Qué está pasando? ¿Qué deberíamos hacer? La gente normalmente se sienta, espera, mira la bola de cristal, y piensa que le va a decir qué tiene que hacer, que se levanten y haga algo. Pero nunca lo hace. Cuando digo la bola de cristal me refiero a la televisión, es una metáfora. Todo el mundo espera a que alguien haga las cosas. Esto es vital entenderlo. Yo lo entendí cuando era niño. No espero que nadie haga las cosas por mí, las hago.
¿Cuáles son sus ideales?
Tanto mi padre como mi madre me educaron en la igualdad. Cuando yo tenía 20 años y descubrí que era gay, la gente me empezó a tratar de otra forma. Yo tenía talento, virtudes como actor. La gente me decía: puedes llegar lejos, ser un buen actor, pero eres gay. Puedes hacer lo que quieras, siempre y cuando te calles. Yo veía maltratos a los gays, desprecios y mentiras… Gana dinero, sé famoso, me decían. Y yo pensaba: no. No puedo aceptar la vida como un privilegio sólo para mí y no para los demás.
La igualdad…
Sí. Yo quiero vivir en una sociedad donde todo el mundo esté incluido. No me gusta que haya un pequeño grupo de gente que piense: nosotros tenemos el poder, nosotros tenemos el dinero, y los demás pueden irse al infierno. Yo lucho contra esta forma de pensar con mi propia vida y mi activismo. El hecho de ser actor significa que realmente me gusta la gente, me gusta estudiar el comportamiento humano. Yo sé que si salgo ahí fuera y empiezo algo razonable y lo baso en los deseos de mucha otra gente, pero sobre todo yo solo, la gente me seguirá. Aunque siempre habrá gente a la que no le guste lo que hago. Eso no me importa, siempre que sean honestos y no recurran a la violencia. Nosotros combatimos eso, pero con la paz, con razones. Lleva más tiempo, pero nos conduce a donde queremos ir.
Usted plantea que esto no es una cuestión de derecha e izquierda, sino de los ciudadanos contra el poder. ¿Cómo se supera esta división?
Yo no lucho contra las ideas, a mí no me importa si tú te alineas a la izquierda o a la derecha, aunque yo personalmente no lo hago. Nunca he estado en un grupo político y nunca estaré. No quiero ser parte de un rebaño que se comporta de forma automática. No quiero estar en un grupo religioso. Pero eso no me aparta de mi sentido de la justicia, de la igualdad, no me quita mi forma de pensar.
Pero es necesaria la unión de la gente para lograr un objetivo, ¿no?
Sí, esto es lo que le digo a la gente. Olvidad las reglas, olvidad el pertenecer a algo, porque si lo haces excluyes a los demás. Así que, permanezcamos juntos, seamos de izquierdas, de derechas o de cualquier otro sitio. Esto es lo que importa. Estamos luchando contra los prejuicios. No importa donde estés políticamente: esto trata de nuestras vidas y del plan que ellos tienen. No es sólo nuestro dinero, nuestro bolsillo particular. Esto es un problema global.
En España el 15M está siendo tildado de izquierdista para fomentar la división.
En Islandia también ocurrió. La gente de derechas, el núcleo de la gente que ha estado en el poder durante décadas y que son responsables de los problemas y la crisis, me llamaban “comunista”, que es realmente una palabra nefasta en su mentalidad. Y me acusaban de estar pagado por un partido comunista. Ellos usan todo tipo de malas artes. Esto simplemente hay que ignorarlo. Porque yo sé lo que estoy haciendo en mi corazón. Y estoy siendo honesto.
¿Qué importancia le otorga a las redes sociales?
Son lo más importante, lo más. Porque los medios también están corrompidos. En los primeros días yo me aseguré de entrar en contacto con gente que sabía utilizar estas herramientas. Es el arma principal para debatir, compartir información, estimular el debate. Esto es fundamental para nosotros. Podemos estar en contacto y esa es la razón por la que nos estamos levantando, gracias a Internet.
¿Cree que el ejemplo de Islandia puede servir para España, con todas las diferencias existentes?
Bueno, habrá que ver. Estamos compartiendo ideas. Yo estoy viendo lo que están haciendo ellos y les estoy contando cómo lo hicimos, por si quieren usarlo. Yo estoy poniendo toda la información en Internet para que ellos la usen si quieren.
Creo que deberíamos aprender mucho de la Revolución Islandesa, tanto por pacífica como por eficaz. En España lo tenemos un poco difícil porque no tenemos la tradición democrática que tienen en ese país pero por eso hay que aprender de ellos
Habría que remontarse a la noche de los tiempos…, o casi.
Todos los pueblos, sus culturas, que son las nuestras, han devenido a la baja.
Islandia, se dice, de su revolución, que deberíamos copiar…, ¡ay!
¡No se desde qué edades se dice así…
¡También yo, en mi niñez casi, como le sucediera a don Jorge Semprun, soñé con la utopía…!
¡No existe «revolución» que resista una generación, ni mucho menos…!
Como tantos otros, yo salí huyendo, despavorido casi, de un mundo del que, o huyes, o te eliminan los de arriba.
¡Bien pronto, cuando estudiante en La Sorbona, me «alisté» al Partido Comunista Francés.
Lo pedía el momento.
Los grandes pensadores del momento figuraban en su nómina…, y uno no podía ser menos…
Más tarde, transcurrido un tiempo, llegaría la decepción…
Con motivo del fallecimiento del ilustrísimo exministro y más que eso, don Jorge Semprun, el pintor Eduardo Arroyo ha recordado estos días que él tuvo la intención de afiliarse al PCE, al tiempo que el anterior era expulsado…
¡Véase, cuánto desasosiego…!
¡C’est la vie!
Creo que la actitud ante lo que supone el 15M ha de ser inocente -en la buena traducción del término, no cínica- y segura. Me parece que se puede aprender de todo lo que merezca la pena, pero también creo que el 15M está dando lecciones muy valiosas y aprovechables. Y me enorgullece saberlo. Y decirlo.
Necesitamos ayuda de gente como este hombre…Que sepa que hacer para luchar contra el poder del Gobierno. El otro día viendo una tertulia, salía un político, cuyo nombre no mencionaré, diciendo que él se examinaba cada cuatro años en las elecciones. Yo pensaba, que si estuviera allí le hubiera dicho que el ciudadano de a pie se examina cada día, puesto que tal y como están las cosas, si no funcionas, vas a la calle…Le hubiera dicho también que el ciudadano vota un programa electoral, pero que en la mayoría de los casos nunca se cumple. Y que el Gobierno vota leyes tipo decreto, de las que el ciudadano no es partícipe, y que las manifestaciones ya no sirven, porque los políticos están tan acomodados que las ignoran por completo.
Y en referencia a la tertulia de esradio del día 20, me gustaría decir que Mario Moya se lució, tachando a los indignados de «plebe proletaria bolchevique». Qué fácil es utilizar palabras necias contra los indignados, siempre que uno tenga el bolsillo bien lleno.
Gracias Irene por defender la causa.