Una campaña que derrapa por la izquierda

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Zapatero, con Lissavetzky (a su derecha) y Gómez, ayer, en el acto de cierre de campaña de Madrid. / Inma Mea (psoe.es)

Aparentemente,  ésta iba a ser una campaña más; de esas en las que hay que decidir  quiénes nos representan en Ayuntamientos y Comunidades Autónomas, aunque los mensajes lanzados por los líderes de los principales partidos poco tuvieran que ver con la situación de las autonomías y los consistorios municipales. Sin embargo, lo que en otras ocasiones se pretendió convertir en una primera vuelta de las generales, en esta ocasión no ha sido así. El PP, que lleva pidiendo el adelanto electoral desde el día después de perder las elecciones de 2008,  ha tratado de convertirla en un plebiscito sobre la ya maltrecha  figura de José Luis Rodríguez Zapatero. Era una apuesta segura,  garantizada. Se trataba de propinar tal paliza en las urnas al PSOE de Zapatero, que éste se viera obligado a adelantar las elecciones, previstas para el año próximo. Pero ni por esas.  Zapatero ya ha aclarado que, pase lo que pase, su decisión está tomada y Mariano Rajoy y sus compañeros de la cofradía de la gaviota pueden esperar sentados ese adelanto electoral. Por lo menos, esperar hasta marzo de 2012, si nos creemos a Zapatero.

El PSOE, por su parte, comenzó la carrera como caballo perdedor y llega a la meta en la misma posición. Serán los ciudadanos quienes despejen la incógnita mañana domingo y decidan si el batacazo es monstruoso o razonablemente moderado, porque el vicesecretario general socialista, José Blanco, haya logrado finalmente rescatar el voto de los indecisos del que tanto ha hablado y que se refiere más bien al voto de quienes tienen decidido darles la espalda en la presente convocatoria. Son más cabreados que indecisos, pero de algún modo había que intentar movilizar a los socialistas y convencerles de que también podrían tener su particular   “Yes we can”. Sin embargo, el último informe de situación con que se fue anoche a la cama Zapatero sigue amenazando, en el peor de los casos, con dejarles fuera de los gobiernos de las Comunidades de Baleares, Aragón, Asturias o Castilla-La Mancha, o arrebatarles alcaldías tan emblemáticas como Sevilla, Barcelona o Zaragoza, entre otras muchas. Una auténtica paliza, de confirmarse en las urnas, que no convencerá a Zapatero para adelantar elecciones, pero sí puede dejar a su partido en una situación de debilidad extrema y con un  proceso de por medio de elecciones primarias y, probablemente, un Congreso Federal.

Gallardón, Rajoy y Aguirre ( de izda. a dcha.) anoche, en el cierre de campaña del PP, en Madrid. / pp.es

En estos 15 días de campaña no han faltado insultos, descalificaciones y  acusaciones cruzadas. En los discursos de Zapatero y Rajoy han brillado por su ausencia las propuestas. Rajoy se animó a repescar una, que su partido ya había propuesto y perdido  en el Senado hacia el mes de febrero, sobre la rebaja del IVA para el turismo y la hostelería,  mientras que el personal todavía está esperando oír la propuesta de Zapatero. Éste prefirió entregarse al discurso del miedo (¡Qué viene la derecha! Y vaya si va a venir…) para tratar de activar resortes en votantes de izquierdas desencantados.

Esa izquierda desencantada ha sido, precisamente, el objetivo de unos y otros: el PSOE, por recuperarlos, y el PP por conseguir que diesen el vuelco y pasasen a votarles a ellos, porque si les sacan varias cabezas de ventaja a los socialistas es más porque los votantes de izquierdas los han abandonado que porque el PP haya engrosado significativamente su espectro de fieles. Empezó pidiendo el voto de los socialistas, progresistas y gentes de izquierda en general,  la presidenta de la Comunidad de Madrid, Esperanza Aguirre y, en los últimos días de campaña, Rajoy se entregó también a la causa. Está por ver si los antiguos votantes socialistas se entregan con facilidad ante los llamamientos del PP.

Mientras el PP le comía terreno, haciendo guiños a la izquierda hasta bizquear, el movimiento 15-M, surgido a través de las redes sociales, que denuncia que  los políticos hayan olvidado durante años a buena parte de sus representados y pide, por ello, que no se vote a los grandes partidos (PP, PSOE, CiU, etc.), además de exigir un cambio en nuestra legislación que regenere nuestra democracia, ataca también por el flanco izquierdo del PSOE.

Cayo Lara (en el centro), flanqueado por los candidatos de IU al Ayuntamiento y a la Comunidad de Madrid, anoche, durante el cierre de la campaña de la coalición en Las Vistillas (Madrid). / Twitter de IUCM

Los dirigentes socialistas deben suspirar pensando en aquellos gloriosos años en que ellos salían a los escenarios y las calles a pedir el voto útil de la izquierda para sí y dejaban temblando a la pobre IU. Pero con los tiempos que corren y las políticas de reformas y recortes que el PSOE ha puesto en marcha, su estrategia de pedir el voto para frenar a la derecha que quiere recortarnos nuestro Estado del Bienestar, ha perdido muchos enteros. Habrá que ver cuántos pierde en clave poder a partir de mañana.  Y cómo repercute eso en el proceso sucesorio dentro del PSOE. Pero cada día tiene su afán y el de hoy es  la reflexión tranquila  y pacífica…o tal vez no lo sea, y se convierta en una jornada tan desconcertante como la propia campaña electoral.

1 Comment
  1. Jimbo says

    I have been so bewlideerd in the past but now it all makes sense!

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