Tan insólita es la acción de los controladores aéreos que ni siquiera tenemos palabras para designarla. Por mucho que se esté empleando ese nombre, no se trata de una huelga. En primer lugar, ésta tiene un carácter de convocatoria colectiva, aunque su cumplimiento sea individual. En el caso de los controladores es obvio que no ha habido ese llamamiento a una baja concertada (si lo hubiera sería aún peor). Segundo, durante una huelga, el asalariado pierde su derecho a la retribución y no cobra por el trabajo que está dejando de realizar, cosa que no ocurre cuando se está enfermo. En este momento, los controladores están cobrando por atrapar a cientos de miles de ciudadanos y aislar el país. Por último, una huelga legal se avisa de antemano, según los plazos que marca la ley, además de estar sujeta, en el caso del transporte, al establecimiento de los llamados servicios mínimos, los considerados esenciales para la comunidad.
La acción de los controladores no se ajusta a los requisitos de una huelga desde ningún punto de vista. El problema es que la palabra “boicot” se nos queda demasiado corta. “Boicotear” consiste, según el Diccionario de María Moliner, en “privar a alguien, particularmente a una empresa industrial, de las relaciones o medios que necesita, para obligarle a ceder en cierta cosa”. Sin embargo, por su origen histórico, las connotaciones de esta palabra están más relacionadas con el ostracismo, con el deseo de aislar a una empresa cuyas prácticas se censuran. Son el tipo de acciones que promueven algunas ONG cuando instan a no comprar el producto de una determinada marca para protestar contra sus prácticas laborales o medioambientales. Así hicieron los conductores alemanes hace unos meses al dejar de repostar en las gasolineras de BP para reprobar sus vertidos de petróleo.
La palabra que más se acerca a lo que está ocurriendo es “sabotaje”. “Sabotear”, dice el diccionario, consiste en “entorpecer intencionadamente los obreros la marcha de una fábrica o taller inutilizando las máquinas o herramientas o los materiales o productos, como medio para imponer sus aspiraciones de mejora”. El sabotaje clásico, ligado al ludismo, conllevaba el destrozo de la maquinaria, algo que resulta innecesario en la sociedad postindustrial. Sin embargo, en el caso de los controladores, su propio trabajo es parte esencial de los medios productivos necesarios para llevar a cabo el control aéreo. Y ellos aseguran estar enfermos, o sea, dañados, deteriorados, inservibles para trabajar. En sentido extenso, la baja es una forma de sabotaje contra ellos mismos: entorpecen intencionadamente su trabajo y paralizan el país. Puesto que esa inutilización de sí mismos es tan deliberada y arbitraria como la antaño dirigida contra los medios de producción, llamemos a su acción “sabotaje”. Para que el estropicio que están causando no quede oculto por las palabras.
Como he dicho en otros blogs en este foro, ningun derecho es absoluto y esto no es otra cosa que una huelga ilegal utilizando el subterfugio de la licencia por enfermedad. Voy mas lejos, se puede catalogar esa accion de terrorismo sindical. Esa accion concertada no tiene proteccion de ley. Como abogado que practique el derecho laboral en Estados Unidos, les puedo decir, si los problemas de enfermedad obstaculizan un servicio esencial,ese trabajador puede ser despedido. Aqui ya que se trata de una «enfermedad colectiva» que impide todo el transito aereo, con mas razon pueden ser despedidos. Hay que dejar el fanatismo politico y ver la realidad como es.
creo que en esa linea de pensamiento quien sabotea es quien avería a l@s controlador@s. En este caso Aena
Desde luego a quien le arriendo las ganancias es al médico o a los médicos que han firmado las bajas de estos controladores que en el momento que han sido advertidos se han presentado al trabajo. Vamos que se han dado de alta de inmediato y se han olvidado de sus problemas de salud. Desde luego los que se habian encerrado en un hotel y que salian en la tele no parecían enfermos o con problemas de salud pero, bueno, poarece que, al menos esta vez se van a enterar de lo que significa una acción tan agresiva para centenares de miles de personas.
En la práctica, el Gobierno habilita a AENA a programar cualquier número de horas de trabajo, siempre que un máximo de 1.750 sean de trabajo en frecuencia.
Y si un controlador tiene, por ejemplo, una baja de un mes por una operación (o dos!), esas 340 horas de trabajo en frecuencia perdidas, automáticamente se reprograman «rellenando» el resto de meses.
En definitiva, están facultados para programar 200 horas/mes de frecuencia, + cualquier número extra ese mes de formación (230h/mes?), en un trabajo que puede resultar extenuante, un trabajo a turnos.
Así que, en la práctica también, las horas perdidas por enfermedad no están remuneradas gracias al drecreto aprobado en Consejo de Ministros del pasado viernes día 3.
Yo personalmente prefiero el término desesperación.
Desesperación es lo que sentimos muchos viendo como hay más de 4 millones de parados, como se conjelan las pensiones, como se retiran las prestaciones a los desempleados, como se sube el IVA y se retira el impuesto de sucesiones, como se mantiene el 1% en las SICAVs, como aumenta la pobreza, como se pretende privatizar las Loterias del Estado (empresa que genera grandes rendimientos al Estado) y como la banca anuncia impunemente sus beneficios tras recibir el rescate con dinero público.
Ante esta situación y ante la desesperación de los recortes en las condiciones laborales, los únicos que han saltado han sido los controladores.
Algo que hace tiempo deberíamos haber hecho todos: la revelión a causa de la desesperación.
Son los millones de parados los que deberían haber paralizado aeropuertos, estaciones de tren, autovías y puertos exigiendo su derecho al trabajo y a una vida digna.
Son los jubilados, a los que se congelan las pensiones, los que deberían salir a la calle exigiendo el dinero por el que han invertido durante toda su vida en forma de impuestos y que ahora se va en ayudas a la banca o la las empresas concesionarias de autopistas.
Pero por si eso fuera poco, el Gobierno decreta un estado excepcional de Alarma y militariza a parte de la sociedad civil obligandola a trabajar bajo amenaza de cárcel. ¡Y todos lo aplaudimos! ¿Nos hemos vuelto locos?
Entendería que si los médicos abandonasen en masa los hospitales dejando morir a sus pacientes, echáramos el ejercito a la calle para asistir a aquellos enfermos que lo necesiten. Ahora, que porque unas cuantas decenas de miles de personas se queden sin vacaciones militaricemos a la sociedad civil es alucinante. Y que la gente lo acepte sin más, y aun aplaudiendo es demencial.
Definitaivamente estamos locos. La sociedad civil ha muerto a manos de la desidia y el atontamiento. Descanse en paz.
hay que meterles mano a ellos y a los facultativos que firman bajas inexistentes, no tienen razon alguna , los que todavia los defienden , yo me presento a controlador cobrando el 10% de lo que cobran est@s señoras y señores por llamarlos de alguna manera , lo que hay que hacer es preparar a jovenes para desempeñar este trabajo «ya» despedir a la mafia actual y mesurar mas los sueldos (que no ,los negocie AZNAR que fue el que les firmo 600 mil napos anuales) entendido peperos
Por cierto Irene, te recomiendo esta lectura para entender mejor el problema:
http://bloguionistas.wordpress.com/2010/12/04/no-controles/
Umh, todo esto está muy bien, pero pero pero… como yo me siento atacado, jodido, vilipendiado, etecé, por el Gobierno, ¿por el poder que Dios me ha dado y la Iglesia me otorga, le jodo las vacaciones a un cuarto de millón de personas?
Si tenéis un problema con el Gobierno, «pobres» controladores aéreos (deberíais leer los convenios de otros sectores, para empatizar un poco y tal), ¿por qué no planear alguna estrategia directa contra el Gobierno o AENA? ¿Por qué hacerlo atacándoles cobarde e indirectamente a través de la población civil?
¿No es así, exactamente, como piensan y actuán los terroristas? ¿Haciendo sufrir al blanco fácil de los inocentes para forzar una crisis? ¿Convirtiendo a las personas en guarismos? ¿Eso valéis: lo mismo que ETA, lo mismo que Al-Qaeda?
Pues siendo así, señores, cómo cojones queréis que nadie que no sea de vuestro círculo cerrado se solidarice con vosotros. Os habéis erigido en demiurgos y habéis dado por culo a la gente. No esperéis ahora que la gente os saque del abrevadero en que vosotros mismos os habéis metido…
Y eso.
No me ha gustado nada este fin de semana de saturación propagandística. En 33 años no ha habido ningún gobierno capaz de promover una ley de hulega. La Constitución dice que este derecho fundamental se regulará con ley orgánica, pero lo único que tenemos es un decreto anterior a la constitución. La cobardía de tantos gobiernos incapaces de cumplir con esta obligación hace que de vez en cuando tengamos huelgas que exceden lo razonable, y que este fin de semana ha permitido una huelga salvaje y a desembocado en la declaración del estado de alarma.
Irene, enhorabuena por tu libro. Blanco sobre negro sobre la situación de la izquierda.
A lo que voy, la actitud de los controladores por supuesto que deplorable, pero ¿y la de un gobierno de izquierdas oficializando un decreto el mismo día de inicio del puente y estrangulando el derecho de huelga de los controladores?
Gracias.