Zapatero irrita al PP con otro veto a la subida de las pensiones

La tramitación de los Presupuestos del Estado en la comisión correspondiente del Congreso, que dirige con agilidad el ex ministro Jesús Posada, exige agudeza visual porque hay enmiendas que reclaman un puente donde no hay río, piden exenciones fiscales para mandar una carabela a China o solicitan incentivos a la cría del caracol. A falta de años santos y bicentenarios que desgraven, este año la noticia ha sido el despiste del nuevo ministro de la Presidencia. A Ramón Jáuregui se le pegaron las sábanas y cuando se dio cuenta de que tenía que enviar un veto a las enmiendas que exigen que suban las pensiones eran las doce y la comisión ya había discutido el asunto.

Entonces Jáuregui ordenó a su subordinado, el secretario de Estado de Asuntos Parlamentarios y Constitucionales, José Luis de Francisco, que registrara el veto, y cuando el papel llegó a los responsables del PP Cristobal Montoro y Vicente Martínez Pujalte, agarraron un globo catedralicio. Cualquiera diría que las 22 enmiendas de todos los grupos, a excepción del PSOE, el PNV y Coalición Canaria, que apoyan al Gobierno, eran exclusivamente suyas. Montoro y Pujalte anunciaron una queja durísima contra la Mesa del Congreso por haber admitido el veto fuera de plazo –el Gobierno tenía 15 días para presentarlo-- y dijeron que apelarán al Constitucional –como hicieron hace un mes contra otra decisión similar sobre el mismo asunto-- porque el Gobierno “violenta la democracia y menoscaba los derechos del Parlamento”.

¿Por qué el Gobierno impide, por primera vez, que se puedan votar unas enmiendas presupuestarias? ¿Por qué ningunea a los representantes del soberano? ¿Acaso no se fía de sus aliados nacionalistas vascos y canarios para ganar esa y otras votaciones? Puesto que la congelación de la paga a los jubilados se decretó en mayo y desde entonces el PNV y CC se han pronunciado en siete ocasiones en contra de la misma, el veto gubernamental vendría a salvarles la cara y a evitar que incurran en contradicción a la hora de la verdad y que reciban nuevos reproches de los demás grupos y de sus electores. Hasta ahí llega el talante y la sensibilidad política del presidente Zapatero hacia sus socios.

Sobre la congelación propiamente dicha, los socialistas insisten en que la pérdida de poder adquisitivo de los jubilados será imperceptible porque este año se revalorizarán las pagas de acuerdo con la inflación, las mínimas subirán el 1% en 2011 y además en 2009 tuvieron un incremento del 2% aunque la inflación quedó en el 0,3%. Si los jubilados no guardaron algunos euros en la faltriquera y se fueron de crucero, que no coman postre en 2011, porque sería muy malo que la Seguridad Social entrara en números rojos. Para evitarlo tendrán, además, que reformar el sistema. En Francia ya lo están haciendo. Y no es que en Francia retrasen la jubilación de los 60 a los 62 años, que también, es que prolongan de 40 a 42 años el periodo de cotización. “Por eso allí los jóvenes sin empleo se revuelven contra el Gobierno y aquí no”, dijo la socialista catalana Esperança Esteve.