El PSOE espera el cambio de Gobierno para el 22 de octubre

El presidente del Gobierno, José Luis Rodríguez Zapatero, tiene resuelto su principal problema político para agotar la legislatura. El apoyo del PNV y Coalición Canaria al Presupuesto del 2011 convierte en papel mojado las peticiones de Mariano Rajoy y de Josep Antoni Durán Lleida de elecciones anticipadas. Con esa incógnita despejada, Zapatero seguirá centrado en remontar la crisis económica y, según fuentes socialistas, abordará el “cambio en profundidad” del Gobierno inmediatamente después del debate de totalidad del Presupuesto, fijado para los próximos 19, 20 y 21. Si elige esa opción, la despedida de los ministros salientes y el nombramiento de los sustitutos, se verificará el 22 de octubre, y al día siguiente el presidente aprovechará la reunión del Comité Federal del PSOE para explicar los cambios.

Algunos diputados y miembros de la dirección del partido consideran lógico que el presidente realice la remodelación en esa fecha para despejar las incertidumbres en el seno del Gabinete, pero las opiniones no son uniformes y no faltan quienes posponen la crisis a después de las elecciones catalanas del 28 de noviembre e, incluso, a las Navidades, como si el tiempo fuera un aliado para resolver problemas. El relevo del ministro de Trabajo, Celestino Corbacho, número tres de la lista de José Montilla en las catalanas resulta obligado. Su sustituto puede ser Octavio Granado, que conoce bien la Seguridad Social, las directrices de la reforma del sistema de pensiones y además no genera recelos en la dirección del partido, de la que forma parte. Otra cosa es que para el anunciado diálogo con los sindicatos tras la huelga general del 29-S se requiera un ex sindicalista experto en derecho laboral y con talla política como el eurodiputado Ramón Jaúregui.

El relevo de la vicepresidenta primera María Teresa Fernández de la Vega por José Blanco, daría respuesta a quienes desde fuera del PSOE han comenzado a hablar del “postzapaterismo”. El presidente no ha modificado su esquema ni considera que los liderazgos deban dictarse desde fuera del partido. Su compromiso de mantener el ajuste y proseguir las reformas –“cueste lo que cueste y me cueste lo que me cueste”– es firme y, según algunos dirigentes consultados no está dispuesto a abrir el debate sobre si se presenta o no hasta el momento procesal oportuno. Ni el impacto de la huelga general ni la derrota de su candidata en las primarias madrileñas, Trinidad Jiménez, le ha hecho modificar sus planes. En ese sentido sólo cabe esperar que el Comité Federal analice el impacto de la crisis económica en el voto socialista ante las elecciones del 22 de mayo y que se produzca un cierre de filas. Por lo demás no se puede decir que el liderazgo de Zapatero sea más débil que el de Rajoy, sino todo lo contrario, razona un miembro de la dirección.

Sobre el cambio de Gobierno para abordar el último tramo de la legislatura, las fuentes consultadas dan por hecho que junto al relevo de Corbacho y del candidato a la alcaldía de Madrid, Jaime Lissavetzky como secretario de Estado de Deportes, se produciría la fusión de Fomento y Vivienda y de Educación y Cultura, respectivamente, con lo que los nombramientos de nuevos ministros se reducirían a dos --Trabajo y Fomento-- o a tres, si Ángel Gabilondo (Educación) y Ángeles González Sinde (Cultura) fueran relevados.