Los olvidos de Rajoy

Decía Nabucodonosor, según Borges, que toda novedad no es sino olvido. Puede ser. De lo que no cabe duda es de que gran parte de la política que vivimos hoy se fundamenta en el olvido de lo que pasó ayer. Y de que, por eso, los grandes líderes, sin excepción, cuando las cosas no les salen bien, tiran para adelante y se portan como si el asunto no fuera con ellos.

En este caso, aunque también podría hacerse de otros si supervisáramos acontecimientos diferentes, toca hablar de uno de un partido y de su líder, Mariano Rajoy. Tras la publicación de la sentencia del Tribunal Constitucional sobre el Estatut de Cataluña, el presidente del PP ha dicho que “todos podemos o no estar de acuerdo con todo o con algunas de las cosas que se dicen en esa sentencia, pero nosotros acatamos la decisión y pedimos a los demás que lo hagan”. A lo que añadió que “ahora lo que toca es mirar al futuro, hacerlo con ánimo de concordia, ocuparnos de los problemas que tienen los españoles, que son muchos, y recuperar los grandes consensos de la transición que se han plasmado en la Constitución y que nunca se debieron haber perdido”.

Pero ese se llama montar el pollo y hacerse el sueco. Porque lo que no debe olvidarse, como lógicamente recuerdan el PSOE y los partidos catalanes, es que el PP utilizó el Estatut para confrontar Cataluña con España, pensando en los réditos electorales, y para machacar políticamente a Zapatero y el PSOE.

El PP presentó el recurso de inconstitucionalidad contra el Estatut el 31 de julio de 2006, al mismo tiempo que lanzaba el eslogan de que el presidente del Gobierno iba a romper España. Paralelamente, inició una recogida de firmas contra el Estatut en toda España y hasta Rajoy aprovechó su registro en el Congreso fotografiándose al lado de unas furgonetas que contenían los paquetes de pliegos.

Ahora, tras una sentencia en la que el 92% de los artículos se consideran plenamente constitucionales y de los 136 impugnados, sólo uno, el que se refiere al Consejo de Justicia (el que, por cierto, les afecta a ellos, a los jueces), resulta inconstitucional en su totalidad, el PP toma les de Villadiego sin rectificar.

Pero ahí quedan las frase de Rajoy: “Se están cargando el espíritu de la
Transición”. “Ha tenido que llegar un irresponsable al frente del Gobierno para que tengamos que rememorar tiempos que ya la inmensa mayoría teníamos olvidados”. “Se está rompiendo la Constitución del 78 y se está rompiendo el espíritu de la transición desde un parlamento autonómico”. “Estamos hablando del riesgo, cierto y cercano, de una voladura interna de nuestro sistema fiscal y presupuestario”. “La inconstitucionalidad impregna todo el texto”. “La distancia entre el Estatuto y la Constitución es tan abismal que cualquier acomodo resulta imposible. Por muchos parches que se le pongan seguirá siendo inconstitucional. Es como pretender hacer la permanente a un puerco espín”. Y, en fin: “El Estatuto es un texto inconstitucional en cada uno de sus renglones”.

¿Quién da más?