Las siete vidas de Díaz Ferrán

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Cuando el pasado 20 de abril la Agencia Internacional de Transporte Aéreo (IATA) decidió retirar la licencia a Marsans para emitir billetes de avión, porque la agencia de viajes no había entregado  los avales financieros requeridos por la IATA,  parecía que la empresa, propiedad del presidente de la CEOE, Gerardo Díaz Ferrán, y de su socio, Gonzalo Pascual, tenía los días contados. Pero Díaz Ferrán hombre de recursos, contactos y mucha imaginación empresarial,  consiguió sortear el  mal tiempo utilizando todas esas habilidades.

En un primer momento, parecía que, retirada la licencia, Marsans se quedaba sin poder gestionar los billetes de sus clientes. Por eso, no pocas de las empresas y organismos a los que servía Marsans se apresuraron a cancelar sus respectivas cuentas con la empresa de Díaz Ferrán. Uno de los primeros en hacerlo fue el Congreso de los Diputados. Y así, por orden de su presidente, José Bono, en apenas 48 horas, los viajes de los 350 diputados, así como los de los funcionarios de la Cámara Baja, dejaron de ser gestionados por Marsans. El Congreso abrió su nueva cuenta con Viajes El Corte Inglés.

La decisión se tomó en parte por evitar que muchos diputados, viajeros frecuentes de la clase bussines, se viesen afectados en sus desplazamientos semanales desde su circunscripción hasta Madrid  y, en parte, por temor a que, ante la imposibilidad de utilizar su licencia y sus códigos a la hora de tramitar billetes, pudiera caer en la tentación de utilizar otros códigos alternativos, que también obran en poder de empleados de Marsans, pero que se otorgan para las grandes cuentas, donde Marsans tiene implantadas oficinas para trabajar en exclusiva para ciertas grandes empresas. De este modo, el Congreso rompía en tiempo récord con Marsans y  evitaba que la agencia pudiese valerse de los códigos IATA aún vigentes.

La desconfianza se desató especialmente cuando el presidente de las Cortes tuvo que enterarse por la prensa de las duras circunstancias que atravesaba su agencia de cabecera. Nadie le avisó de que Marsans iba a ser apartado del sistema IATA . ¿Por qué tendrían entonces que informarle entonces de cualquier solución improvisada o “parche” que tratasen de hacer para seguir llevándose la comisión que genera la tramitación de los billetes aéreos de España?

Pero si Bono le daba la espalda al presidente de la CEOE en su faceta de empresario en apuros mientras  sus colegas de la CEOE guardaban un silencio manso ante el papelón que está interpretando el patrón de patronos cuando se sienta en la mesa del diálogo social, el Ejecutivo prefirió darle un espaldarazo.  Díaz Ferrán ha perdido el crédito del organismo internacional que garantiza las transacciones comerciales con los billetes aéreos, pero sigue manteniendo el del Gobierno de José Luis Rodríguez Zapatero. De hecho, la intervención del ministro de Fomento, José Blanco, y su influencia sobre ciertas compañías aéreas españolas permitió dar un respiro a viajes Marsans. Así, con la ayuda de Iberia, por ejemplo, Marsans ha seguido emitiendo billetes aéreos en estos días, después de la retirada de su licencia. Eso sí, para ello, la principal compañía aérea española ha tenido que modificar sus pautas de conducta y sus acuerdos con Marsans: imposibilitado hasta que no consiga depositar los avales de 20 millones de euros que la  IATA le reclama, Marsans está vendiendo al cliente unos billetes que cobra y gestiona directamente Iberia y, por los cuales, la compañía que preside Antonio Vázquez le paga la comisión estipulada por billete, que ronda el 4% del precio total.

Una vez más y casi de forma milagrosa, Gerardo Díaz Ferran sale airoso de la última tormenta que azota su empresa y su credibilidad. Las ayudas no le han faltado, desde el Gobierno y algunas compañías aéreas. Y es que Díaz Ferrán se resiste a ver caer su tambaleante imperio. Y sigue achicando, contra viento y marea,  el agua de un temporal que continua descargando inmisericorde sobre su imperio.

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