Denuncia el gobierno Zapatero un contubernio no exactamente judeo-masónico, pero sí financiero y mediático, contra la zona euro y contra sus bastiones más débiles.
First, we take Atenas...then we take Madrid?
¡Nos atacan! Es verdad que esa suele ser la gran excusa de los gobernantes sin ideas. Y respecto a la crisis Zapatero no tiene ninguna excepto apretar los dientes y aguantar hasta que pase el temporal. Si pasa. Y si no pasa, pues hala, a perder las elecciones y que reformen ellos. En un país de funcionarios y apalancados natos como España la izquierda simplemente no se puede permitir flexibilizar el mercado laboral, salarial o bancario para ajustarse a la imperdonable realidad. Sería un suicidio político. Ese trabajo sucio lo tiene que hacer la derecha.
Otra opción sería salir del euro, claro. Pero eso, ¿quién lo sugiere y por qué? El pérfido Financial Times. El desalmado The Wall Street Journal. Etc. Por ejemplo el WSJ publica un día en titulares gordos que la economía española es un puro desastre, entrampada entre la espada del desgobierno y la pared del euro...para titular al día inmediatamente siguiente, en titulares bastantes más flacos, que varios hedge funds de Wall Street, entre ellos el de George Soros (célebre verdugo de la libra esterlina) estaban apostando como un solo hombre contra el euro.
¿Conspiran los hedge funds o se apuntan a un bombardeo? Igual que, aunque parezca mentira, el overbooking en los aviones es legal, también lo es que los fondos de inversión y los bancos ganen dinerales apostando contra la economía de un país entero. Para eso están los derivativos financieros como los credit default swaps.
Creo que ya hemos explicado aquí cómo funcionan. Para las almas nobles y puras que no lo hayan pillado aún: un credit default swap es un seguro que se suscribe con el diablo. Yo por ejemplo puedo invertir mi dinero en algo constructivo: me hago socia fundadora de Cuartopoder, y me lo curro y rezo cada día para que esto salga bien. O puedo invertir mi dinero en un credit default swap apostando a que Cuartopoder se hunde. Creedme, se hacen negocios así. John Paulson, en la actualidad uno de los hombres más ricos de Wall Street, ganó billones simplemente dándose cuenta antes que otros de que la burbuja del ladrillo americano iba a estallar y "colocando" mucho dinero de sus inversores –¡ni siquiera el propio!- a que determinado porcentaje de hipotecas iban a quedar impagadas.
Hacer esto no sólo es perfectamente legal sino que está menos regulado que las máquinas tragaperras de los casinos de Las Vegas. Contábamos en anteriores post como el banco de inversión americano Goldman Sachs -primer donante de todos los políticos de importancia en Estados Unidos, empezando por el mismísimo Obama-, casi hunde a la aseguradora AIG suscribiendo pólizas diabólicas por valor de muchos millones de dólares y exigiendo su cobro masivo cuando todo empezó a salir masivamente mal. A AIG no se le había ocurrido nunca que de verdad tuviera que tener el dinero para responder.
Pasa en las mejores familias. Incluido el gobierno griego. La Reserva Federal norteamericana investiga estos días si Goldman Sachs no vendió primero al gobierno griego cantidad de derivativos para asegurar sus miserias financieras -y hacer trampa en la carrera por el euro-, creando un falso espejismo de prosperidad que súbitamente se convierte en una pelota de deuda inhumana. Para redondear la jugada, Goldman estaría vendiendo ahora al resto de sus clientes otros derivativos financieros, ayudándoles a apostar a que la economía griega se puede hundir (cosa que ellos saben de la mejor tinta, claro).
¿No es precioso, viniendo de un banco rescatado con dinero público y que hasta hace cuatro días ha tenido a la Casa Blanca en su accionariado?
Pero lo mejor de todo es que con todo esto Goldman Sachs no ha contravenido ninguna ley. Porque la ley que debería prohibir o cuanto menos controlar estas cosas no existe. Igual que no existe la que debería prohibir vender más billetes de avión de los que realmente caben.
Lo mismo para George Soros y sus compinches. La ley les prohíbe aunar esfuerzos para derribar el euro. Pero no derribarlo un poquito cada uno y sacarse una pasta con ello. ¿Cómo el WSJ y el Financial Times no van a hacerle pedorretas entonces a nuestra moneda única? ¿No es normal que lo hagan, igual que es normal que el diario Marca defienda al Real Madrid?
Lo triste es que luego venga Obama o quien sea marcando paquete y prometiendo reformas financieras sin fin. C'mon, man! ¿Por qué no admite alguien de una p... vez que esto ya es definitivamente la selva? ¿Que el mercado hace tiempo que se les escapó de las manos? ¿Que ya nadie sabe qué hacer?
Claro que en el caso del euro, entre todos lo mataron y él solito se murió. Porque a ver, lo de Grecia es muy triste, pero también puede ser ampliamente merecido. Si es verdad que todo un país ha pretendido montárselo como Bernard Madoff, pero a ritmo de sirtaki...
Y conste que no son sólo ellos. En esto han hecho trampas más de uno y más de dos. ¿Se acuerdan ustedes de cuando un tal Josep Borrell pugnaba por ser presidente del gobierno español? Dio en su día Borrell una rueda de prensa magistral en la que puso al entonces presidente Aznar a caer de un burro, acusándolo de toda clase de tejemanejes contables para disimular el déficit público español de la época y pillar, así fuese por las hojas, el rábano del dichoso euro.
Servidora, que estaba entonces en su adolescencia periodística, abrió unos ojos como ensaladeras y preguntó: ¿pero entonces, lo que tenemos que hacer es decir la verdad, y no entrar en el euro?
Borrell me miró atónito y se apresuró a cambiar de tema.
Y hasta ahora.
Aprecio una contradicción entre el primer párrafo y el resto del artículo.
No es flexibilizar aún más el mercado salarial y laboral lo que se necesita. Y está claro que el ataque de los especuladores no fué ninguna excusa.