La ley de Presupuestos, la más importante del año según dicen –y también la más tediosa- acaba de pasar su trámite en el Congreso entre los bostezos de sus señorías. En los tres últimos días, el hemiciclo sólo ha puesto el cartel de no hay billetes en las votaciones, porque lo de apretar el botón es sagrado y hacer novillos sale por un pico. Antes incluso de que se apagaran los aplausos al vicepresidente Solbes, grupos de diputados corrían en estampida en busca de sus maletas. No hay liturgia de la democracia que resista a un padre de la patria huyendo a toda leche con la ‘samsonite’.
En total se han votado 2.982 enmiendas, que ya es votar. De ellas, el PSOE ha ganado todas las que ha presentado y el PP ha perdido las suyas, un ejemplo de la soledad parlamentaria de los populares, según el socialista Diego López Garrido, o una muestra de rodillo absurdo, según el sentido común. ¿Acaso todas las enmiendas del PP eran disparatadas? ¿Ninguna merecía ser aprobada por el PSOE? Y en sentido inverso, ¿no había para el PP nada salvable de los Presupuestos del Gobierno?
Si algo merece la pena destacarse es el apoyo que el PP ha prestado a algunas enmiendas de CiU, una estrategia que parece ir más allá del intento de hacer perder al PSOE alguna votación o del buen rollito que hay entre el convergente Sánchez Llibre y el popular Martínez Pujalte. No hay que descartar que el PP de Rajoy trate finalmente de salir de su ostracismo y haya visto en el cabreo de los convergentes con Zapatero, que les ha dejado compuestos y con tripartito, una ocasión pintiparada para empezar a hacer amigos. Claro que para eso CiU tendría que volver al notario…
Dice Ambrose Bierce que el reportero es un escritor que, con suposiciones, se abre camino hasta la verdad para dilapidarla seguidamente con una tempestad de palabras. Dilapidando verdades y palabras llevo casi 25 años. Nací en Diario 16; crecí en El Mundo y me licencié en El Confidencial. He sido corresponsal político de 20 Minutos en este siglo XXI a.C. (antes de la crisis). Mantengo una columna de martes a sábado en Público. Entre tanto, me ha dado tiempo a escribir un par de libros. El blog que les presentó se alumbró en 20 Minutos. Es verdad que entonces prefería no hacerlo, pero lo abracé por esa absurda manía de las tres comidas diarias. Con el tiempo, me empezó a caer simpático. Un buen día se murió y ahora le resucito para ustedes en homenaje a ese escribiente de Melville que, de improviso, dejó de juntar letras sin razón aparente. Si alguna vez me ocurre, alégrense. Será que me ha tocado la primitiva.
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CIU, despechada se arroja a los brazos del PP. Intentando olvidar su fracaso en la relación socio-convergente. Continuará…