Derrumbe de la emancipación: los jóvenes en “emergencia social” ante la nueva crisis

El dato histórico de la emancipación juvenil esconde que los jóvenes se encuentran en “emergencia social” ante la negativa previsión económica que se cierne sobre toda la sociedad con motivo de la pandemia. El Consejo de la Juventud de España (CJE) detalla en un nuevo informe que este colectivo ha recibido con “más crudeza” el “primer golpe” de la nueva crisis económica. Ante las cifras negativas, resurge el dejà vú de la crisis anterior, el miedo de que se les vuelva a dejar atrás.

El dato de emancipación es un termómetro que mide la situación económica de las personas jóvenes. Si ya era “alarmante” antes de 2020, se ha desplomado durante el primer semestre de este año. Solo el 17% de quienes tienen entre 16 y 29 años vivió en este periodo fuera de casa de sus padres o de un familiar. Es el número más bajo desde 2001 y el descenso más pronunciado desde el año 1988, según el Observatorio de Emancipación Juvenil del Consejo.

Los jóvenes “justo cuando empezaban a recuperarse de la anterior crisis, o cuando empezaban su incorporación al mercado de trabajo, han visto paradas sus vidas por el covid-19. Este parón era algo necesario, pero ahora están afrontando las primeras consecuencias”, indican desde el CJE. Tal y como muestra el estudio, solo tres de cada 10 jóvenes tienen un empleo y al menos un tercio de estas personas jóvenes con empleo se encuentran en situación de ERTE.

Más afectados por los desequilibrios en el mercado de la vivienda

Los jóvenes juegan con desventaja respecto a la población adulta porque en su inmensa mayoría no pueden tener una vivienda en propiedad. “Estamos abocados a vivir de alquiler, eso no tendría que ser malo, pero ha subido mucho el precio de alquiler de la vivienda”, explica a cuartopoder Adrià Junyent Martínez, vicepresidente de Socioeconomía y Comunicación en el CJE. “Es una etapa muy vulnerable porque no tienes ahorros, te quedas en paro y no has cotizado lo suficiente para tener ingresos y te toca volver a casa”, resume. Una situación que muchos han experimentado estos meses.

El alquiler no es precisamente una alternativa económica que garantice a los jóvenes el ahorro. De media en el segundo trimestre de 2020 se perdían 904 euros al mes en alquilar una vivienda, el 93% del salario medio de las personas jóvenes que es de 973 euros netos al mes. “Nos vemos abocados a compartir piso, pero aún así cuesta que ahorremos”, indica Junyent.

Falta empleo y también ayudas

La tasa de paro juvenil dobla la del resto de la población: el 30% de las personas entre 16 y 29 años, mientras que es del 17,3% entre quienes tienen entre 30 y 34 años y del 12,2% a partir de los 34. Además estos meses se ha alcanzado la tasa más alta (desde que hay registros) de jóvenes inactivos, aquellos que ni trabajan ni buscan activamente empleo. Son un 52%. Hay dificultad de búsqueda, pero también desánimo por las expectativas negativas que genera esta situación económica.

También se ha producido un enorme descenso del empleo temporal, pero no es un dato positivo. La bajada no va asociada a una creación de contratos indefinidos, sino que se debe a la paralización de la economía. Ha bajado un 26% el número de los jóvenes con este contrato, que además no han podido beneficiarse de la retribución económica que han proporcionado los ERTE.

Aunque el panorama requiere de soluciones a medio-largo plazo, la situación económica de algunos jóvenes también requiere de atención rápida. Y desde el CJE manifiestan su descontento con el diseño del Ingreso Mínimo Vital (IMV), una herramienta que en su opinión no se ha contemplado para los jóvenes, a pesar de que uno de cada cinco se encuentran en riesgo de exclusión social. “Estamos relativamente decepcionados porque vemos que el acceso a esta buena iniciativa se nos limita. De los 18 a los 23 años no te permiten acceder al IMV aunque cumplas con los criterios. Entendemos que esto se podría llegar a considerar una vulneración de la Constitución", indica Junyent.

Un futuro incierto

El problema de la "juventud empobrecida" debe atenderse desde varios lugares: habría mejoras que realizar en el nivel educativo de los jóvenes (un 30% no han llegado a superar la ESO), más protección laboral o intervenir en el parque público de vivienda para intentar poner freno al mercado.

Sin embargo, para el CJE hay un elemento central. “Hay un problema en España y es que se genera poco empleo de calidad. Eso lo demuestran las cifras de temporalidad y parcialidad. Hace falta generar más industria y empleos de calidad con valor añadido”, diagnostica Juyent. Ahora se presentan dos caminos
entre los que elegir: volver a dejarles atrás o apostar por una reindustrialización digital y verde.