‘¿Del momento neoliberal al neokeynesiano?’: el debate económico ante la pandemia
- Jesús Ruiz-Huerta (F.Alternativas): "¿Hasta dónde podemos endeudarnos?, esta es la gran pregunta y la principal preocupación de las instituciones financieras"
- Carmen Castro (Attac): "Hay que forzar un cambio de paradigma, la vida del planeta está en juego"
La pandemia ha tensado todas las costuras. Ha evidenciado más todavía las carencias de un sistema económico y social que se desmorona a golpe de confinamiento. El momento es histórico, y las frases para describirlo, grandilocuentes. El nuevo vocabulario para explicar la realidad vierte expresiones y metáforas nuevas cada día. Se ha dicho que la lucha contra la pandemia es una guerra, y que, por lo tanto, la economía ha de ser de guerra. Reconstrucción ante la destrucción, repiten. Pretendieron que la ciudadanía fuera un ejército contra un virus, y todos los días, lunes. Rebuscaron en los hitos del pasado para intentar explicar el presente: Pactos de la Moncloa. Aspiran a consensos que no se dan en este clima de polarización política y mediática.
En este sentido, se ha hablado mucho de “cambio de paradigma” y, en el campo económico, algunos sectores apelan a un giro que habría abandonado las políticas de austeridad, de raigambre neoliberal, típicas de la anterior crisis del 2008. Se habla de un nuevo momento, lo tachan de neokeynesiano. Lo público, según estas predicciones, debería prevalecer sobre lo especulativo en un futuro.
El pasado martes, sin ir más lejos, en la sesión de control al Gobierno del Congreso, el vicepresidente segundo del Gobierno, Pablo Iglesias, enfocaba en esta dirección: “La primera lección de esta pandemia es la necesidad de defender lo público y poner fin a los procesos de privatizaciones que han colocado a la ciudadanía en una posición de vulnerabilidad”. La segunda, que debe primar el interés general. La tercera lección: “Las políticas de austeridad del conocido neoliberalismo colocaron a nuestro continente en una posición de debilidad. Lo que se ha decidido en el Consejo Europeo, a pesar de la posición de ustedes (el PP), es apostar por una Europa democrática que defienda los derechos sociales”.
En cuartopoder preguntamos si es cierto que se está dando un cambio de paradigma, del neoliberalismo al momento neokeynesiano. Hablamos con Jesús Ruiz-Huerta, director del Laboratorio de la Fundación Alternativas y catedrático de Economía, y con Carmen Castro, integrante del consejo científico de Attac e investigadora de la Cátedra de Economía Feminista de la Universitat de València.
Ruiz-Huerta considera que “es un poco excesivo llegar a esta conclusión”, a la del cambio de paradigma. Y explica: “En una situación de crisis económica tan potente como la que se avecina, en la que se da una depresión de la oferta y la demanda, están justificadas las recetas keynesianas, es decir, hacer políticas expansivas, suplir la falta de iniciativa privada con la iniciativa pública”. Esto son “políticas de gasto público y orientar la economía a posiciones de déficit y endeudamiento” frente a las líneas liberales que se dedicarían a apostar por “menos impuestos a efectos macroeconómicos”.
Este catedrático de la Fundación Alternativas resume: “Las tres alternativas son aumento de gasto, disminución de impuestos o aumento de transferencias, se está apostando a nivel europeo por propuestas de aumento de gastos y transferencias”. Aunque reconoce un giro en la política económica, para Ruiz-Huerta “no se justifica un cambio de paradigma, pues nos encontramos con el problema del endeudamiento”. “¿Hasta dónde podemos endeudarnos?, esta es la gran pregunta y la principal preocupación de las instituciones financieras, teniendo en cuenta que las actuales tasas de endeudamiento son del 110% o más”, analiza.
El endeudamiento, para este catedrático, nos puede llevar a “graves problemas para el futuro”. Y enumera: “Italia, España, Bélgica, Portugal, Francia… Hay países de Europa que andan mal en ese respecto”. “El problema de reputación de nuestra deuda nos puede llevar a que no podamos colocar la deuda pública porque no tiene mucho valor, recordemos la crisis de la prima de riesgo”, hace memoria, apostando por que el reto es “hacer políticas expansivas sin hipotecar la economía con un gran endeudamiento”, para lo que considera importante “revisar los ingresos al alza, buscar nuevos ingresos para ajustar”.
“La crisis actual no es como la gran crisis de final de los años 20 y 30 o la gran recesión de 2008, tiene características particulares, la cuestión sanitaria, y tal y como ha dicho algún Premio Nobel, nos impide hacer previsiones”, matiza, subrayando la dificultad de intuir el futuro económico ante un presente que se tambalea. Pone un ejemplo del cambio de política económica actual: “Los acuerdos alcanzados por el Consejo Europeo están muy bien, hay una parte en transferencias sin contrapartidas y la otra son préstamos a devolver con buenos tipos de interés”. Pero, aun así, “aunque el cambio de política es necesaria dadas las circunstancias de la crisis actual, es normal que los países más ricos exijan garantías de que se utiliza bien el dinero para mejorar la estructura económica, por eso hay condicionantes”. Vamos, que no se pueden descartar recortes exigidos desde Europa, ya se fijan en el sistema de pensiones.
La otra voz consultada, Carmen Castro, considera que hay “un amplio consenso en que la era del austericidio, de las políticas neoliberales de la última parte del siglo XX reforzadas tras la crisis financiera del 2008 al 2018, ya no tiene sentido”. Conocemos sus consecuencias: “Polarización de la desigualdad, extracción y depredación de los recursos naturales, lucha contra la vida”. Por ello, para esta investigadora, “hay un fuerte consenso con respecto a la necesidad de dar un giro y abogar por una intervención directa de lo público en la economía”. Para Castro, no es que haya un cambio de paradigma, es que “hay que forzarlo, porque la vida del planeta, condición imprescindible para la vida humana, está en juego”.
Otra cuestión, para esta integrante de Attac, es “que las instituciones políticas y económicas vayan a forjar el giro que necesitamos”. Así, se están viendo contradicciones y tensiones. Por un lado, “hay un consenso en que la intervención de la economía desde lo público es necesaria y, también, en el diagnóstico de que las políticas neoliberales han socavado el sistema público de acompañamiento a la vida y han favorecido la depredación de los recursos naturales”. Por otro lado, “el anuncio de retrasar la edad de jubilación o la autorización de la fusión bancaria, así como las resistencias a una reforma fiscal progresiva, un impuesto dirigido a la riqueza y grandes patrimonios, a las transacciones financieras de una manera coherente y creíble, o a dotar de instrumentos a la Agencia Tributaria para acabar con los sistemas de evasión fiscal”. Esto, para Castro, “son indicadores de que no va a ser fácil el cambio de paradigma”.
Desde el análisis de esta investigadora, primero se ha dado “el susto de que el norte global se ve afectado por una pandemia que no saben cómo manejar, por lo que la oligarquía financiera acepta concesiones de intervención pública y revertir procesos de privatización que afectan a servicios esenciales para la vida”. Después, “cuando hay un nivel de equilibrio” llega una nueva reorganización del sistema. Pone de ejemplo los 140.000 millones decididos en el Consejo Europeo para España: “Primero se ofrece atender a las necesidades de la vida y salud pública y por fin se aprueba este fondo covid, después llegan los intentos de ajustar los cambios que se van dando”.
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