Chispa, lo que se dice chispa, no sabemos si les queda mucha ni a los directivos de Coca-Cola en España ni a su equipo jurídico, pero de desparpajo y de relajo moral andan sobraos. Y es que en el transcurso de algún tipo de siniestra reunión -que no me atrevo ni a imaginar-, un iluminado, o más de uno, debió acordarse de que la venganza se sirve fría -generalmente con burbujas- y decidió querellarse contra los trabajadores de la planta de Fuenlabrada, que, dicho sea de paso, les han ganado el pulso social y judicial tras más de un año de desigual conflicto a base de corazón y de razones.
Ayer miércoles, Juan Carlos Asenjo, la cara y la voz del campamento de Coca-Cola en los medios durante estos meses, comparecía ante el Juzgado número 5 de Fuenlabrada con motivo de una querella presentada contra él por la multinacional, que le reclama ocho millones de euros, ocho, aduciendo que se les ha caducado el producto y que las instalaciones han resultado deterioradas por la imposibilidad de efectuar las labores de mantenimiento.
Juan Carlos Asenjo -contra quien se ha presentado una querella ampliable a otras personas que también hayan participado en el campamento- tiene claro que la multinacional "intenta criminalizar un conflicto laboral que ha perdido". Además, recuerda que el campamento "está en la calle" y que solo bloquea parcialmente el paso de una de las muchas puertas de acceso a la planta. "Durante este tiempo han sacado cartones, azúcar, vidrio. Y a los de mantenimiento les aplaudíamos cuando entraban", dice Asenjo a cuartopoder.
Este sindicalista de CCOO, que contó ayer con el apoyo de la dirección del sindicato en Madrid y de decenas de compañeros a la puerta del juzgado, recuerda que si el campamento sigue en pie es, exclusivamente, porque la sentencia que obliga a la empresa a readmitir a los trabajadores despedidos no se está cumpliendo cabalmente. "Vamos a recurrir esos incumplimientos y, mientras tanto, vamos mantener el campamento en pié", asegura.
"Más vale que todo ha sido pacífico. Que habéis ganado el pulso con las pancartas y los megáfonos, que ésto no ha sido como lo de Air France, con sus directivos descamisados en los telediarios", comento a Asenjo. "Han sido más de 300 movilizaciones sin ningún problema. Ellos saben que han perdido socialmente, pero no aprenden. Esto es una nueva pantomima y un intento de amedrentar a otros que puedan verse en la misma situación que nosotros y que estén pensando hacer frente a la injusticia como lo hicimos nosotros... Quieren hacer un escarmiento a nuestra costa", responde.
Uno de los últimos anuncios de Coca-Cola que vi en la tele presentaba a un muchacho hecho un mar de dudas porque quería presentar un dibujo a un concurso patrocinado por la marca y no sabía si se lo aceptarían porque a él, vaya por dios, no le gustaba la Coca-Cola. Lo que me pregunto es qué hubiera pasado si el dibujo hubiera sido del campamento de Fuenlabrada y lo hubiera presentado el hijo de uno de los trabajadores despedidos de la planta madrileña... Lo de "me pregunto", está claro, es un decir...
La chispa de la vida, ya se sabe.