Despedir gratis no crea empleo

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László Andor, comisario europeo de Empleo, en su visita de hoy, 14 de mayo, a la Fundación Biodiversidad. / J. Lizón (Efe)

Podemos acabar con cualquier tipo de garantía laboral, podemos llevar la protección de los derechos de los trabajadores a cero, a la nada, podemos seguir hablando del contrato único, del contrato medio único o del  contrato único discontinuo, pero eso no crea empleo. Basta con echar un ojo a la página web del mal llamado Ministerio de Empleo, o a la del INE, que cada tres meses nos atraganta la vida con los datos de la EPA, para concluir que cuando lo que se hace es abaratar el despido lo único que se consigue es que los despidos sean más baratos. Ni más, ni menos. No hay que ser premio Nobel o tertuliano de La Sexta para certificar eso.

Según los últimos datos sobre el paro facilitados por el Ministerio de Empleo hace solo unos días, la temporalidad va creciendo. Ha aumentado más de un 14,7% en el último año. Se crea poco empleo y el que se crea es un empleo de mierda, sin derechos, sin expectativas, sin recorrido. Si el Gobierno apostara por el despido libre, que es lo que parece que nos sugieren los burócratas de Bruselas -que  nos hacen sus recomendaciones sin bajarse del coche oficial, sin darse una vuelta por las paradas de Metro de Carabanchel, de Latina, de Esperanza-, la contratación sería la misma que ahora, o sea, ninguna, por la sencilla razón de que contratar o no contratar a una persona no tiene que ver con la posibilidad de despedirla gratis, como ya se contempla en el contrato de formación de la última reforma laboral durante el primer año, sino con la cochina realidad de tener o no tener perspectivas de negocio, de hacer rentable esa contratación. Cuando el foco se pone en el despido y no en las facilidades para contratar (y para eso, entre otras cosas, tiene que haber crédito) solo se consigue que se despida a mansalva, como en el último año.

Con 6,2 millones de parados tenemos que soportar el cansino runrún del comisario europeo de Empleo, un tal László Andor, que, según dicen en la Wikipedia, estudió en la Universidad George Washington de Washington, D.C., así como en la Universidad de Mánchester, donde obtuvo un máster en 1993. Y ahora se nos viene para aquí y nos da un charla durante la inauguración de unas jornadas organizadas por el Consejo de la Juventud de España (CJE) y nos dice como tenemos que solucionar nuestros asuntos. Solucionar los asuntos de los demás cuando tienes los tuyos solucionados parece cosa de ventajistas, de burócratas, de acomodados, de sinvergüenzas... Yo tengo a unos cuantos buenos amigos en el paro, viviendo la angustia no ya de la incertidumbre, sino de la certidumbre de que mayo será como abril y de que junio no parece que vaya a ser mejor.

Cándido Méndez le dijo ayer al amigo Andor que se meta en sus asuntos y Fátima Báñez que no lo ve, que eso del contrato único es transgresor, no vale, es inconstitucional, como dejar un año sin paseo por las marismas de Huelva a la Virgen del Rocío. Un escándalo vamos. Pero de esos seguimos hablando, como borregos, aunque no sirva para nada. La mejor reforma laboral es que los bancos empiecen a dar crédito. Eso lo sabe todo el mundo, hasta el lechuguino este licenciado en la Universidad George Washington de Washington, pero qué más da... Hasta Rosell, el sucesor de don de Gerardo, ha salido corriendo...

4 Comments
  1. Maria Antonia says

    Anda al Rocío, Andor, que ya la virgen crea empleo

  2. Marifé says

    ¡despido y amor libre, coño!

  3. Resumiendo says

    A los comisarios, hay que colgarlos!!!

  4. Kalikrates says

    Oiga usted, payaso, no nos enseñe sus manos: métase los dedos por el culo y huela su mierda.

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